Conocí a Frida, es un decir, en una exposición canina en el Zócalo de la Ciudad de México, allá por abril. Contaba ya con un récord impresionante de vidas salvadas, rescatadas: 52. Frida, después de todo, refleja lo que hay detrás de los perros de trabajo y que no es sino una gran estructura, en este caso de la Marina-Armada, pero que sirve como símbolo de todos los cuerpos de rescatistas.
Por eso nos seduce y anima esa labrador (como los otros canes acompañados de sus entrenadores) que estuvo en la primera línea de los rescates desde el 19 de septiembre.
Y lo hace, además, porque condensa el compromiso de los equipos de auxilio, de quienes arriesgan su vida para salvar la de otros.
Reconocer el arrojo de los que se lanzaron a ayudar y atender la emergencia es dar cuenta de una de nuestras fortalezas más relevantes, como sociedad y país.
Cuando ocurren los grandes desastres hay historias que se esconden entre los pliegues del dolor y la esperanza.
Pero están ahí y cuentan de minutos cruciales, de peligros enormes en la búsqueda de vida entre los escombros. Irán emergiendo, cuando pase la bruma, y serán igual de impresionantes.
Son esos instantes cruciales en los que además de voluntad se requiere de experiencia.
Muchas veces los momentos y las horas posteriores a un sismo son todavía más riesgosos, como ocurrió en Haití, cuando el golpe de la réplica causó más muertes porque las personas volvieron a sus hogares pensando que habían resistido.
Además, los avances en conocimiento dan cuenta de que si bien tenemos ya un gran acervo de datos hay mucho por sistematizar e investigar.
La información de calidad cobra, por ello, tanta importancia.
Estructuras como el C5 de la Ciudad de México o el Cenapred a nivel nacional han hecho la diferencia y ésta radica en proteger a la ciudadanía, antes y después de un desastre.
Y más aún, el Comité Científico de la capital del país seguro dará lineamientos para poder actuar con mayor rapidez y con una particularidad, que es la de combinar la actuación de los gobiernos con la de la propia sociedad. Estar alerta es cosa de todos y eso lo tenemos más claro hoy que nunca.
Pasados los primeros efectos del temblor del 19 de septiembre, ahora lo apremiante será el dar densidad, justamente, a las áreas de Protección Civil.
De ahí la propuesta del Jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera, de otorgar rango de secretaría a las instituciones encargadas de operar cuando inician las alertas y aún antes, en la educación que se requiere para estar preparados.
Este artículo fue publicado en La Razón el 16 de octubre de 2017, agradecemos a Julián Andrade su autorización para publicarlo en nuestra página.