Si algún gobernador entiende en qué consiste su trabajo, es el del Estado de México: Eruviel Ávila está convencido de que los tres millones que votaron por él en 2011 lo que hicieron fue contratarlo por seis años para… gobernar.
Por eso es loable su argumento de “voy a hacer oídos sordos” a las críticas por continuar con la labor para la que lo contrataron los mexiquenses: entregar becas a estudiantes, laptops y presupuesto para escuelas, impulsar la construcción de viviendas…
Lo critican porque sigue trabajando, pese a que el 3 de abril arranca la campaña electoral para sucederlo en los comicios del 4 de junio. ¿Pues qué quieren que haga? ¿Que se siente a observar cactáceas en el Cosmovitral de Toluca?
Con la alternancia ya establecida en nuestra democracia, hay dos asuntos que, sin embargo, todavía a muchos les cuesta aceptar:
1.- Que los gobernadores tienen que seguir trabajando hasta el último día, para eso son elegidos y para eso se les paga, con independencia de que existan o no procesos electorales.
2.- Que ya los electores votan de manera independiente a pesar de los apoyos que reciban o dejen de recibir, porque ya los ven como algo que les corresponde, con independencia del partido que gobierne.
Si dos partidos lo saben son PAN y Morena, justo los más competentes para vencer al PRI de Eruviel Ávila en los próximos comicios del Edomex, pues en las pasadas elecciones intermedias de 2016 registraron históricos triunfos en estados donde gobernaba (y acusaban de dar apoyos) el PRI.
A pesar de gobernar, el PRI perdió en siete de 12 estados donde se eligió gobernador, en especial cuatro en los que había gobernado de forma consecutiva durante 86 años: Durango, Quintana Roo, Veracruz y Tamaulipas.
Y por supuesto que los gobernadores priistas derrotados entregaron apoyos. Sin embargo, los ciudadanos votaron libremente, sabedores de que eso que se conoce como “apoyos” es un derecho inalienable que tienen, sin miramientos de quién los gobierne.
Fue por eso que el PAN ganó siete de las 12 gubernaturas y hoy gobierna por primera ocasión 11 estados al mismo tiempo: a más de 40 millones de mexicanos. Incluso en 2015 había ganado en Querétaro, donde el priista Calzada Rovirosa había registrado el mejor gobierno del estado en la historia.
Por su parte, Morena se consolidó en la CDMX (22 de 60 espacios en la Asamblea Constituyente) y extendió su presencia nacional: tercero en Veracruz, el tercer estado en importancia del padrón electoral nacional, y segundo en Zacatecas y Oaxaca.
Entonces Eruviel Ávila actúa como debe al hacer “oídos sordos” a quienes le censuran que entregue becas, laptops, presupuestos, viviendas, pues para eso fue elegido.
¡Nomás faltaba más, hombre!
Este artículo fue publicado en La Razón el 20 de marzo de 2017, agradecemos a Rubén Cortés su autorización para publicarlo en nuestra página.