domingo 07 julio 2024

Los símbolos del fracaso

por Jesús Ortega Martínez

López Obrador ha tomado algunas decisiones que en su momento parecían intrascendentes, pero que conforme pasa el tiempo de su gestión, se van develando como símbolos incuestionables de un gobierno fracasado.

El penoso camino hacia la catástrofe que hoy vive México, se inició con la cancelación del Nuevo Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (NAIM), decisión motivada por la obsesión de López Obrador de mostrar al conjunto del país que él sería un presidente todopoderoso, a tal grado, que podría mandar al demonio la obra de infraestructura más importante del anterior gobierno.

El capricho que exaltaba la vanidad del presidente, le significaría un elevado costo a las finanzas gubernamentales y una gigantesca pérdida de recursos públicos que, alcanzaría, según la Auditoría Superior de la Federación (ASF) la cantidad de 331, 966 millones de pesos, es decir, mucho más dinero de lo que hubiera costado la obra de haberse culminado y, desde luego, mucho más, de lo que el gobierno ha informado. 

A esta malhadada decisión, siguieron otras que fueron igualmente desastrosas y que tendrán, como sucedió con la cancelación del aeropuerto en Texcoco, un costoso y desdichado final. Eso pasara, lamentablemente, con la refinería de “dos bocas”; con el tren Maya; con “sembrando vida”; con las 100 nuevas universidades públicas; el “banco del bienestar”; el plan “jóvenes construyendo futuro”, Segalmex, y con muchos otros programas que ocupan un porcentaje muy importante del total de los gastos gubernamentales. 

Hay, en estas obras y programas, grandes recursos financieros invertidos, y, sin embargo, ni el Congreso de la Unión, ni el conjunto de la población cuentan con información sobre el desarrollo de estas obras. En lugar de ello, el presidente monta una farsa con la que pretende ocultar su gran fracaso político y administrativo. 

Cada una de las obras insignia de López Obrador y cada uno de los programas clientelares se desenvuelve en la mayor opacidad y con ello el propio presidente alienta que al lado de cada una de estas acciones, se levante una monstruosa maquinaria de mentiras y falsedades. La renovación moral que, con bombo y platillo, anunciaba el actual gobierno, derivó en un pestilente pantano de corrupción. 

Todo lo que debiera ser transparente, se convierte, a fuerza de decretazos presidenciales, en cosa secreta, y el presidente López Obrador, es el principal cómplice de esta trama de engaños en contra de la población.

Es verdad que se creó, entre la mayoría de la población, una gran expectativa acerca de que se fraguaba, con el nuevo gobierno, un cambio. Pero tal expectativa se derrumbó estrepitosamente y lo que existe hoy, es un gobierno de mentiras, que está causando pobreza, violencia, muerte para el conjunto de la población.

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