Desde 2017 Delfina soñaba con ese momento, aquel en que desde la tribuna del Congreso del Estado de México rindiera protesta como gobernadora de la entidad más codiciada, más poblada, con mayor peso político después de la CDMX.
En 2017 lo intentó, pero perdió la elección frente a Alfredo del Mazo, a quien acusó de cometer fraude en su contra. Seis años después, ayer 14 de septiembre, lo tuvo enfrente, esta vez para recibir de él el gobierno mexiquense y escuchar como Andrés Manuel López Obrador lo encomiaba por “demócrata”. Las vueltas de la vida.
Este 2023, por fin, llegó el momento en que Delfina Gómez bailara (metafóricamente) el vals de su presentación en sociedad, como quinceañera que despierta a las ilusiones de la vida.
Delfina… ¡gobernadora!
Pero como ocurre con frecuencia en las celebraciones de XV años, la festejada pasó a segundo término. En muchas fiestas un padrino borracho se apodera del micrófono y endilga a los presentes un “discurso” tras advertir que solo dirá “unas palabras”.
AMLO, muchos lo hemos dicho, es esa clase de sujeto que tiene que hacer que todo trate de él. En un bautizo quiere ser el bebé. En un funeral se metería en el ataúd para hacerse el muerto (y desde ahí victimizarse). En una toma de protesta para un gobierno estatal, claro está, tenía que ser también el protagonista.
Así, este jueves, durante la toma de protesta de la exsecretaria de Educación, quien prácticamente asumió como gobernador del Estado de México fue Andrés Manuel López Obrador.
Advirtiendo que no tenía pensado hablar, se plantó en la tribuna para hacer promesas de gobierno, agradecer a los presentes y hablar de su triste pasado como víctima del fraude electoral.
“Vamos a continuar trabajando juntos, dándole prioridad a los programas de bienestar. Vamos a seguir apoyando a la mayoría del pueblo del Estado de México. Aquí se destinan muchos recursos del gobierno federal por el número de habitantes, es la entidad federativa más poblada de nuestro país y también tiene mucha población todavía en condiciones de marginación y de pobreza. Por eso vamos a continuar apoyando con todos los programas de bienestar”, prometió.
En cierto momento, conmovido, volteó a ver a Delfina, le dio una palmadita en el hombro con esa clase de afecto que se le destina a un perro. El mismo que hace unos meses le mostró a Rosa Icela Rodríguez, su secretaria de Seguridad.
Como nuevo gobernador del Estado de México, AMLO agradeció la gentileza de Alfredo del Mazo, por no haber obstaculizado el triunfo de Morena. Aprovechó el momento para agradecer también a Enrique Peña Nieto, que no obstaculizó su triunfo presidencial durante 2018.
“He tenido muy buen trabajo coordinado con el gobernador Alfredo del Mazo, no hemos chocado, no han (sic) habido discrepancias, y esto lo hemos hecho porque por encima de nuestras diferencias, si existieran… cuando se gobierna hay que hacerlo en beneficio de todos. Una cosa son los partidos y otra cosa es el gobierno. Como su nombre lo indica: partido es una parte y gobierno es todo el pueblo”.
Agregó “tengo que decir que el presidente Peña, a diferencia de los otros dos presidentes, lo digo con todo respeto, no se metió. Es decir, no aceptó hacer trampas y respetó la voluntad del pueblo de México. Eso no lo voy a olvidar”, dijo, mientras los presentes le aplaudían más que a la compungida quinceañera.
No otra actitud podíamos esperar, naturalmente. Ni de uno, ni de la otra. Delfina Gómez llegó a la gubernatura por ser un obediente e incondicional peón de AMLO. Mostró su abyección desde siempre, desde que se prestó a robarle a los trabajadores del gobierno de Texcoco parte de su salario para nutrir las arcas de Morena y ayudarles a convertirse en partido político.
La única aptitud de Delfina es la lealtad ciega. Gracias a eso fue diputada, superdelegada de programas sociales en el Edomex y secretaria de Educación, aunque su sueño siempre fue gobernar su estado natal.
Tras diez años de meteórico ascenso y lealtad incuestionable, de nueva cuenta recibió su oportunidad. La diferencia es que durante las elecciones de 2023 Morena ya era gobierno federal y puso todo el poder del Estado al servicio del triunfo de Delfina. En 2017 Morena apenas tenía presencia en el Congreso de la Unión.
Delfina inicia su gobierno bajo dos malos augurios para sí misma: el discurso de AMLO, que le robó el protagonismo—todos los medios resaltaron las palabras del presidente—y el hecho de que la ceremonia cambiara de fecha, justamente para que el presidente asistiera y la toma de protesta no le robara cámara a la ceremonia del “Grito”.
Se recordará que el plan original era que la “maestra” tomara posesión del gobierno el 15 de septiembre, pero cómo iba a ser esto posible, si cada Noche de Independencia es para AMLO el momento de brillar.
Delfina Gómez acudirá de “invitada especial”, pero ella no se plantará en el balcón de Palacio a ondear la bandera mientras grita “¡Viva México!”, ni hará nada que le reste esplendor a su presidente.
Ella conoce su nivel. Debajo de AMLO, siempre. Siempre obediente, callada, discreta, inexpresiva cuando así se requiere.
Y si en 2024 Claudia Sheinbaum llega a la presidencia, eso no significará que Delfina será libre para gobernar el Edomex a su (pobre) criterio.
Significa que tendrá un nuevo amo.