López Obrador y las clases de periodismo para Carmen Aristegui y José Cárdenas

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El jueves 25 de mayo fue un mal día para Andrés Manuel López Obrador, mediáticamente hablando. Muy temprano, en primera plana, el diario El Universal dio cuenta de un nuevo video donde Eva Cadena, la excandidata de Morena a la alcaldía de Las Choapas, Veracruz, implica a la coordinadora de los diputados de ese partido político, Rocío Nahle, como la encargada de hacer llegar a López Obrador el dinero que ella recibe en los videos anteriores.


El impacto de esta bomba mediática fue inmediato y la diputada Nahle dio varias entrevistas a medios para desmentir la versión, una de ellas a Carmen Aristegui. Cuando aún dialogaba con la legisladora, Aristegui mencionó que López Obrador se había comunicado al programa para pedir dar su postura. Se le concedió el espacio y el tabasqueño hizo un reproche velado a Aristegui por darle cobertura al “complot de Miguel Ángel Yunes” y le dijo que ella, tan buena investigadora, mejor indagara cuáles eran esas revelaciones con las que el gobernador veracruzano iba a “cimbrar a México”. Más aún, le recordó una entrevista que le hizo a Yunes Linares hace seis años cuando éste admitió haber recibido dinero del sindicato de maestros y le sugirió que ahí había mucha tela de dónde cortar. Es decir, López Obrador se estaba dando el lujo de decirle a Aristegui por dónde jalar la hebra de la investigación periodística. Nada menos.


A diferencia de otras entrevistas anteriores donde Aristegui lo dejaba explayarse en su línea discursiva habitual sobre la mafia del poder y sus promesas de transformación del país, casi sin interrumpirlo, esta vez sí lo hizo para sorprenderlo con algunas preguntas y señalamientos que “sacaron de onda” al tabasqueño. Sobre sus presuntos nexos con Elba Esther Gordillo, el líder de Morena le reclamó – medio en broma y medio en serio – que le crea más a Yunes y le dijo “Sigue tu camino, Carmen, vas muy bien. Antes los más abiertos periodistas, los más independientes, nos entrevistaban una vez al año para pagar la cuota, ahora no. Benditas las redes sociales”.


Tampoco le gustó ni tantito que Aristegui entrevistara el día anterior a René Bejarano, quien calificó de suicida la estrategia electoral del tabasqueño o que le cuestionara cómo es que pretendía que el PRD y su candidato al Estado de México, Juan Zepeda, declinaran en favor de Morena después de llamarlos “paleros de la mafia del poder”. López Obrador le dijo que los buenos periodistas como ella, también fallan cuando “editorializan mucho”. Aristegui, por momentos lo dejó colocar su discurso de siempre, pero también le hizo ver cómo se sale por la tangente cuando le preguntan sobre temas incómodos como quedó de manifiesto en la entrevista con Jorge Ramos. Pero con todo y reproches, se despidieron como buenos amigos.


Por la tarde, López Obrador sufrió una agresión en un acto político en Veracruz, presuntamente por parte de militantes del PRI. La cobertura del episodio en medios y redes sociales fue muy amplia y se registraron toda clase de posturas y reacciones, desde aquellas que condenaron el hecho como otras que hacían escarnio del tabasqueño.



En ese contexto, el líder de Morena fue contactado por el periodista de Radio Fórmula, José Cárdenas, para entrevistarlo sobre este asunto, el nuevo videoescándalo y temas electorales. El diálogo había arrancado bien: López Obrador culpó a Miguel Ángel Yunes del huevazo que le arrojaron y de la difusión del nuevo video, para luego desplegar su retórica ya conocida: la lucha entre la mafia del poder y Morena como la única opción para acabar con ella.


Cuando se le planteó el escenario de una posible derrota para Morena en el Estado de México, López Obrador comenzó a incomodarse, subir el tono de voz y, como con Aristegui, trató de tirarle línea al periodista sobre lo que debía o no preguntar, pero Cárdenas se negó a hacerle caso y lo inquirió sobre sus vínculos con Elba Esther Gordillo. Y ahí se terminó la cordialidad: López Obrador le dijo que dejara de calumniar, el conductor se sintió ofendido y, también molesto, le puso fin a la entrevista.


El periodista explicó a su público que lamentaba lo ocurrido, pues conoce a López Obrador desde hace más de 25 años, le tiene afecto y recordó que fue de los primeros en abrirle espacios en los medios electrónicos, aun cuando le costó tener conflictos con sus jefes en otros tiempos en que la apertura era mucho menor a la de ahora. El choque entre José Cárdenas y López Obrador fue tendencia en las redes con la polarización que siempre rodea a este personaje.


Los políticos y gobernantes confunden información con propaganda y mucha responsabilidad tienen en ello los medios y periodistas, que por diversas motivaciones establecen relaciones con partidos, gobiernos y personajes, que trascienden el terreno meramente informativo. De ahí que haya prensa oficialista y prensa militante, donde los compromisos políticos suelen tener mayor peso que los periodísticos y eso da la pauta para que cada político se sienta en confianza en ciertos espacios noticiosos o medios. Cuando por alguna razón se ve alterada esa zona de confort, tenemos a un presidente que se queje de que ningún chile embona o a un López Obrador que pretende marcar la agenda de los medios y dar clases de periodismo a quienes no la sigan al pie de la letra.

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