Es loable el talante democrático del presidente del Consejo Nacional del PRD: condena la cancelación del Parlamento en Venezuela, el centenar de opositores asesinados en las calles en los últimos tres meses, el asalto con palos y cuchillos a diputados de oposición por parte de hordas chavistas…
Sin embargo, es personal la opinión de Ángel Ávila Romero, un joven formado ideológicamente en campamentos comunistas cubanos, cuya maduración política evolucionó hacia la socialdemocracia y la condena a los regímenes autoritarios.
Falta en el PRD un pronunciamiento oficial acerca del golpe de Estado de Nicolás Maduro para imponer una Asamblea Constituyente, integrada sólo por partidarios elegidos por el gobierno, como en Cuba, que se rige por un partido único desde 1959.
Se trata de una indefinición neurótica de nuestra izquierda, tanto la moderada (de la que son exponentes Ávila o Fernando Belaunzarán) como la extremista, en la que Morena es mascarón de proa, con el pensamiento retrógrado de Yeidckol Polevnsky o Héctor Díaz Polanco.
En el PRD, la jefa de la bancada en el Senado, Dolores Padierna, ha dicho que “vamos hacia una nueva etapa de este proyecto bolivariano, ese estado superior de este proyecto exitoso en Venezuela, Ecuador, Argentina, Brasil, Bolivia, y lo queremos también para México”.
Y en Morena, su secretaria general, Yeidckol Polevnsky, admite sus simpatías por las dictaduras de Cuba y Venezuela, aunque aclara que es a título personal, no de Morena. Entonces habría que exculpar al PRI de las acusaciones de corrupción a sus gobernadores: lo hicieron a título personal.
Héctor Díaz Polanco, presidente de la Comisión de Honestidad y Justicia de Morena, pide la integración de México en la revolución bolivariana y participa con Maduro en su programa semanal En Contacto con Maduro.
La morenista Aleida Alavez ha llegado más lejos: “El chavismo abatió la pobreza y el líder que pudiera garantizar esa transformación aquí es López Obrador. Esto se viene trabajando desde hace años. AMLO puede asumir un liderazgo unificando a las izquierdas en ese entorno”.
Sin embargo, al apoyar a Maduro, sus adoradores en el PRD y Morena se muestran como ignorantes de la ideología chavista, porque sepultan el legado de Hugo Chávez. Olvidan, por ejemplo, que la Constitución de 1999 es democrática.
Aquella Constitución, chavista, es la que Maduro quiere cambiar. Una Constitución que garantiza el gobierno representativo, la división de poderes y la competencia electoral, tres premisas que Maduro desprecia, al igual que, según sus declaraciones, Polevnsky, Díaz Polanco, Alavez…
En cambio, el joven perredista Ávila Romero deja claro que “un gobierno que no respeta a la oposición, ni la prensa libre y reprime a sus ciudadanos, camina a la dictadura”.
Es de agradecerle… teniendo la izquierda que tenemos.
Este artículo fue publicado en La Razón el 7 de julio de 2017, agradecemos a Rubén Cortés su autorización para publicarlo en nuestra página.