Enterarse que en la Ciudad de México donde la conquista por las libertades y derechos de sus millones de habitantes costaron una larga lucha social, subsisten anquilosadas inercias que creíamos superadas, debe ser motivo de honda preocupación tanto de ciudadanos y autoridades.
Confieso que cuando un amigo periodista me comentó del tema y me hizo llegar una serie de materiales del personaje del que hoy hablaremos en este espacio, me costaba trabajar dar credibilidad a su existencia real, pero al robar hace unos días horas al sueño para revisar los contenidos y videos que, me enteró, han circulado desde hace varios años en las redes sociales, no pude menos que comprobar que mi capacidad de asombro aún no estaba del todo superada.
Se llama Héctor Carreón Garcés y fue un dirigente sindical de la sección 12 a la que se encuentran afiliados más de 10 mil trabajadores que laboran en los hospitales de la Ciudad de México. De acuerdo a los medios, fue enviado al Reclusorio Oriente porque siendo trabajador del Hospital Rubén Leñero, se dedicaba a la venta de discos pirata. Una ficha signalética tomada en el Reclusorio Oriente corrobora este episodio en la vida del ex convicto.
En el abundante rastro que ha dejado en las redes sociales, sus detractores lo ubican como uno de los tantos nuevos millonarios que han forjado su riqueza mal habida empleando el cargo sindical para vender plazas, comisiones de trabajo y traficar con contratos de vestuario. Se calcula que una plaza de médico o enfermera en el sector salud capitalino se cotiza en más de cien mil pesos y el número de las traficadas debe ser copioso para que un hombre que hace años vivía en una modesta vivienda ahora solvente renta de helicópteros para pasear a sus familiares.
Carreón y su peligroso narcisismo
Por ocho años, el referido personaje se desempeñó como dirigente, pero lo que más me llamó la atención fue su capacidad camaleónica para adaptarse a los vaivenes de la política. Me enteró de un dato interesante: que siendo simpatizante del PRD, fue él quien azuzó a los manifestantes que en el fragor de la contienda electoral del 2018, llevó hasta los alrededores del Palacio de Minería donde se realizó el debate de los candidatos presidenciales, para gritar improperios a Andrés Manuel López Obrador.
En uno de los videos, empleando un lenguaje machista y misógino, calificó en esos años de “pinche vieja” a la candidata de Morena, Claudia Sheinbaum Pardo. Y acusó a Morena de “recibir todo el cascajo y la mugre de la corrupción”, a la vez que incitó a sus trabajadores a apoyar a Alejandra Barrales, opositora de Morena al gobierno capitalino.
Me entero que el tal Carreón tiene varias averiguaciones previas en su contra, una de ellas por haber mandado golpear con delincuentes a su servicio a opositores de él. Esto es uno de los tantos motivos por los que la Contraloría del Gobierno capitalino lo cesó como trabajador activo.
Pero este señor que se muestra en las redes con armas de alto poder como exponente de la narcocultura que tanto ha dañado a la sociedad mexicana y posa con autos lujosos y joyas engarzadas en diamantes, vuelve a lanzarse como candidato a la misma sección 12. Es decir, quiere reelegirse. Adicto al poder, en las recientes elecciones intermedias buscó ser diputado local de Fuerza por México, pero fracasó.
Pero quizá lo que más llama la atención es el desparpajo con el que ahora anuncia su irrestricto apoyo a lo que llama el “proyecto” de la Jefa de Gobierno.
El mismo Carreón Garcés que en 2018 ofendió de manera tan vil a una científica y mujer de izquierda cuya capacidad y calidad moral está a años luz de distancia de este patán, ahora pretende burlar a la más elemental inteligencia en su intención de engañar a los trabajadores haciéndoles creer que sus delitos, fechorías y excesos se pueden canjear por apoyos electorales que, estamos convencidos, nadie le solicita. Y menos la doctora Sheinbaum.
En uno de los videos de las redes, aparecen dos escenas diametralmente opuestas de este narcisista que pide a gritos el diván del psiquiatra.
En 2018, vociferaba:
“Que se vea una buena convocatoria diciendo: no venimos a mentar madres, queremos apoyar a Hector Carreón, queremos apoyar al gobierno queremos, apoyar a Barrales para que basifique porque ya oyeron a Sheinbaum, va para abajo las bases. Esa pinche vieja ¿a honras de qué si no ha hecho nada por el país ni por la ciudad? Su esposo un raterote, morena recogiendo todo el cascajo y la mugre de la corrupción. Imagínense lo que van a hacer y si ganan si se los van a chingar, ¿eh?, que les quede bien claro porque estos señores van por la lana les vale madre donde sacarla entonces compañeros…”
Ahora, en 2021, enmienda:
“Señora Claudia Sheinbaum Pardo, Jefa de Gobierno de esta Ciudad de México. Hoy la Sección 12 quiere hacer un compromiso con usted, en especial yo, licenciado Héctor Carreón, que vamos a trabajar en su proyecto, que queremos impulsarla para que logre su próximo encargo: queremos que sea la presidenta de este país. Así es que Claudia Sheinbaum Pardo, la Sección 12 te saluda y …!!Presidenta, presidenta!!”
Lo más preocupante para nuestra ciudad es que este sujeto no es producto de ficción o narcoserie alguna. Es un personaje real que nos debe lleva a la reflexión de cuánto nos falta por avanzar como sociedad y como país en el terreno político y sindical para permitir que estos perversos arquetipos subsistan.
Trabajadores y ciudadanos debemos preguntarnos: ¿Por qué las autoridades judiciales y laborales han permitido tanta impunidad y excesos a este individuo? ¿Qué pasa por la mente de los trabajadores para apoyar a personas de tan baja calidad moral?
Asomándonos al perfil psicológico de esta persona, no dudamos que sus agremiados hayan votado por él más por miedo a ser agredidos o reprimidos que por convencimiento. Nuestro país experimenta cambios acelerados en el terreno laboral por la reforma que el Congreso aprobó el primero de mayo del 2019, y estos no deben permitir recovecos donde aniden sinvergüenzas.
Esperemos por el bien de nuestra sociedad y de la clase trabajadora que estos personajes acostumbrados a intimidar a los trabajadores y a enriquecerse como los líderes charros de la vieja cultura política, ya no tengan cabida en el nuevo contexto laboral.
Una última duda nos revolotea en la mente: ¿Habrá alguien en Morena capaz de recibir como aliado a Héctor Carreón? Apelamos a la cordura y al buen juicio para que esto no suceda.
Estimado lector, nos vemos en la próxima entrega a ver en cuánto nuestros políticos siguen engordando al Quijote.
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