Ayer y hoy me han remitido, a través de Facebook, la opinión de Ricardo Alemán quien dice que Morena impulsa el movimiento estudiantil en ciernes con la intención de destituir al rector Enrique Graue porque, según afirma Alemán, él fue “el valiente” en decirle que no, a Andrés Manuel López Obrador acerca de su propuesta de eliminar el examen de admisión de la Universidad. Yo tengo una opinión, diametralmente distinta.
1. Señalar confabulaciones se ha convertido en una herramienta política eficaz, lo mismo para mirar mafias en el poder que complejos complots.
2. Decir que alguien o algo extraño u oscuro está detrás (siempre hay que usar estos términos para resultar interesantes y parecer agudos) permite evadir la responsabilidad de demostrar lo que se dice, más allá de la especulación. Incluso, el valiente rector, como le llama Ricardo, aseguró categóricamente que no considera que exista alguna mano extraña en este movimiento.
3. Ustedes conocen mis diferencias con Andrés Manuel López Obrador y Morena, pero eso no me lleva a afirmar algo que no sólo no me consta sino que comprendo que los movimientos sociales son mucho más complejos como para reducirlos a una operación macabra capaz de mover los hilos de los pasos y las gargantas de miles de jóvenes y cientos de profesores.
4. Hablar de manos extrañas en un movimiento estudiantil siempre me remite a Gustavo Díaz Ordaz.
5. Un movimiento social como este tiene explicaciones mucho más profundas que el activismo en favor o en contra de las demandas estudiantiles. Estamos hablando de porros que viven en y de la institución desde hace más de 50 años; de eso hablamos.
6. Las autoridades locales y federales, y también los rectores de la UNAM, en los recientes años, sin duda, Graue, son responsables, al menos por omisión, de la existencia de estos grupos porriles. Muchos de esos jóvenes son estudiantes y operan con plena impunidad.
7. El fenómeno de los porros está asociado a la delincuencia y la venta de drogas en casi todos los planteles de la UNAM sin que hasta ahora nadie haya hecho nada. La bomba ya explotó.
8. Llevo al menos cinco años advirtiendo de la violencia en la UNAM, los porros y la venta de drogas en la Institución: miro con simpatía el actual movimiento estudiantil. Y lo escribo sin rodeos, me entusiasma.
9. Naturalmente, también observo los riesgos: también hay activistas en el movimiento que incurren en actos vandálicos e incluso varios porros disfrazados de ultras anarquistas están afilando sus deseos para participar en este movimiento que, ojalá, los rechace de manera contundente.
10. Lo que pasa en la UNAM es muy grave como para reducirlo a grillas o confabulaciones indemostrables. El hecho es que la comunidad universitaria se encuentra agraviada ante la irresponsabilidad de las autoridades y la impunidad de los delincuentes.