Leí “López Obrador no es Bukele, pero…”, de Jorge Zepeda (El País, 12 de octubre), y debo decir que es uno de sus textos más tontos. Y lo digo así, porque así es. Decirlo no es falta de civilidad de mi parte, es falta de tolerancia a la simulación. Zepeda Patterson está simulando que hace análisis, para defender a López Obrador, y de paso dice tonterías y hace generalizaciones totales con las que nos insulta. Otros jugarán a la seriedad por formalismos y superficiales cortesías, y quien lo haga no es tan distinto de Zepeda el poco serio; yo no. Con los obradoristas no se puede discutir, porque de entrada nunca han querido discutir en serio nada –AMLO y sus decisiones son indiscutibles para ellos- y el columnista de Milenio y El País es obradorista. No quiere discutir, no discute, finge, pretexta y vuelve a pretextar para siempre elogiar al presidente, y se burla “cortésmente” (simuladoramente) de la crítica en la cara de quienes confunden seriedad con “buenos modos” regalados, ingenuos e impotentes.
En ese texto, lo primero que el obradorista hace es mentir. Tal cual. En el primer párrafo –de inmediato- dice que la derecha y los críticos somos lo mismo, o que todos los críticos somos de derecha, y que todos nos embriagamos creyendo/diciendo que AMLO daría un golpe de Estado. Lean el primer párrafo de Zepeda. Si alguien no entiende o Zepeda ya no sabe escribir controlando las palabras para acotar o controlar significados e implicaciones, no es mi problema. Pero no puedo creer que Zepeda no se dé cuenta de todo lo que dice; no se da cuenta de lo que implica pero sólo en parte, la otra parte es intencional: su intención –como buen obradorista- es descalificar a todos los críticos diciendo de una u otra forma suave –como buen simulador- que todos somos derechistas que ven en AMLO a un golpista duro. No es la única mentira zepediana. Obviamente repite una de las mentiras estándar del obradorismo, que Andrés Manuel es de izquierda y ha derramado bienestar sobre el pueblo.
El resto del texto es el “argumento” de por qué no puede haber ningún golpe de Estado y AMLO no va a quedarse en el poder. Según el palero adusto, todo eso es imposible porque el objeto de su fe es republicano (cuestionable uso de la palabra republicano), es “de los mejores” (lea, y piense, el párrafo 7) y porque (esto es el nudo con el que el porrista lento atora sus pompones) el ejército es leal a la Constitución y AMLO apoyó a los militares para que no dieran un golpe de Estado con la derecha. Esto último demuestra nuevamente que Zepeda no es un analista y que hay veces que no sabe ni qué está diciendo… Si el presidente tuvo que “apoyar” al ejército para que no lo sacaran del poder mediante un golpe duro o violento, entonces el presidente lo compró, y si lo compró el ejército era vendible, y si era vendible puede volver a serlo y lo que nunca tuvo es lealtad constitucional; por eso y por mucho más, no deberían defender al ejército sino dejar de darle poder, pero el obradorismo es el obradorismo…
Aunque Zepeda no se da cuenta, su dicho de que el ejército guarda lealtad al orden constitucional “tras 80 años” contradice al de que AMLO impidió un “pinochetazo” apoyando al ejército. Y entonces hay que insistir: según Zepeda, si el objeto de su afecto no apoyaba/compraba al ejército, éste podía unirse a la derecha para derrocarlo, lo que significa que ese ejército no era ni es exactamente leal al orden constitucional democrático, lo que implica que era comprable en ese u otro momento. Si no lo hubiera “apoyado” AMLO, se sigue, es probable que lo hubiera comprado (o se podría haber vendido a) la derecha. Si no, ¿por qué había riesgo de un “pinochetazo”? Así que el ejército con el que se encontró López Obrador en 2018 era una especie de mercenario o era de derecha, pero no leal a la Constitución. ¿Por qué defienden los obradoristas al ejército?
No son todas las tonterías de Zepeda. Hablar de “pinochetazo” es más que impreciso porque el golpe de Estado contra Allende tiene que ver no sólo con Pinochet sino con el gobierno de Estados Unidos. Por el socialismo de Allende. Por más que lo sueñen los obradoristas y algunos críticos (no todos), ni AMLO es de izquierda, y menos de tipo socialista, ni el gobierno de Biden es el de Nixon, ausente además un nuevo Kissinger. El gobierno de López Obrador está casi enteramente alineado de fondo a los intereses gringos, con la excepción de lo energético que además le sirve al presidente para gritar “patrióticamente” y tapar lo esencial de su priismo reaccionario, y no hay el menor indicio de intenciones golpistas en el presidente Biden. Si por “pinochetazo” Zepeda se refería imprecisamente a un golpe de derecha con ejército pero sin Estados Unidos, no se acaba el problema, es decir, los errores del obradorista. Cree que el “apoyo” de AMLO al ejército es garantía de que no habrá golpe de Estado pero eso es falso visto desde el caso chileno y desde el interior mismo del “argumento” zepediano. Por un lado, se repite, si AMLO tuvo que comprar a los militares no hay razón para concluir que la consecuencia de la compra-venta sea su lealtad constitucional. Si hubo compra serían leales a López Obrador, por el momento, y podrían dejar de serlo, como por conveniencia no habrían concretado, en otro momento, la posibilidad de aliarse a la derecha. Por el lado chileno, Zepeda pasa por alto que Allende apoyó a Pinochet, creyó en su lealtad. Lo mismo que en México pasó con Madero y Victoriano Huerta. Zepeda no entiende que aumentando el “apoyo” a las fuerzas armadas, sea al modo de Madero, Allende o AMLO, lo que logras es hacer innecesario el golpe duro o hacerlo perfectamente posible en el mediano plazo. Cuidado: hacer innecesario el golpe duro no significa hacerlo imposible sino eso, innecesario, y el duro, no el suave: no es que no puedan dar un golpe con violencia sino que no necesitan darlo porque están dando el suave a través tuyo, te des o no te des cuenta. Como sea, Zepeda ignora olímpicamente que Huerta fue apoyado por Madero y Pinochet por Allende; los presidentes civiles los apoyaron inmediatamente antes de que los militares usaran ese apoyo para hacer lo que ese apoyo quería evitar: dar un golpe de Estado duro.
Entonces, ¿habrá golpe de Estado militar violento en México? No. No creo que vaya a haberlo de aquí al 24, pero no por lo que dice el obradorista Zepeda –con todas sus contradicciones, omisiones y payasadas- sino porque los militares no lo necesitan en este periodo. ¿Después del 24? No lo sé. Nadie lo sabe, ni siquiera los militares saben con certeza hoy si lo harán “mañana”. Pero decir, como a su modo dice Zepeda, que es imposible, y sobre todo por obra y gracia de AMLO, es un invento de Zepeda Patterson. Sí es posible. Y lo es precisamente por lo que ha hecho el héroe zepediano –militarizar y aumentar el poder formal e informal del ejército.
Mucho se habla de muchas tragedias bajo el gobierno obradorista, pero no de una más: el costo intelectual de este gobierno. La decadencia, degeneración, declive, degradación, deterioro, y hasta muerte, que han sufrido muchos intelectuales que ahora van de desfiguro en desfiguro, haciendo ridículos cada vez mayores, diciendo tonterías cada vez más grandes. Jorge Zepeda es uno de los ejemplos trágicos.