“Mediterráneo”, de Joan Manuel Serrat, quizá el mejor disco en la historia de la música popular en español, cumple 50 años, ahora en 2021. Relevante para el mundo, pero orgullo para México: Serrat escribió aquí la canción estrella del disco: Mediterráneo.
“Estaba en México, llevaba semanas en el interior. Soñaba, literalmente con él. Agarré el coche y me fui a un lago, aunque sólo fuera por hacerme a la idea del mar que yo añoraba”, reveló Serrat a El País en 2014.
Puede que haya mejores canciones que Mediterráneo en ese disco legendario: Lucía, con su carta de amor que busca en la arena una luna llena que araña el mar; o Vagabundear, con ese alguien que nos da lo que sabe dar: la sombra que en la tarde da a una pared.
Sin embargo, Mediterráneo es la que le gusta a todo mundo, porque cuenta una historia con el atractivo sinigual de las aventuras de piratas, el misterio del sol que todos vimos alguna vez ponerse tras las olas, un día de playa.
Mediterráneo invita a viajar. Sobre todo eso: a irte, escaparte y, adonde llegues, buscar atardeceres rojos, pueblitos, porque el Mediterráneo de Serrat no tiene que ser precisamente el mar. Vamos: la escribió en el interior de México, lejísimos de la costa.
Más todavía, Mediterráneo invita a soñar. A verlo envuelto en una pátina de espuma al atardecer. Entonces, la canción de Serrat se revela como lo que es: una identidad feliz, con un halo antiguo y denso, que puedes tomar como tuya sin ser hijo del Mediterráneo.
El Mediterráneo, con sus noches de verano y sus niños pescando en las pendientes de la costa. Sus cañas adornadas con foquitos como guirnaldas, para que sus padres los vigilen en la oscuridad. A la luz de la luna, con los foquitos movidos por el viento caluroso.
Es por eso que, a diferencia de otras canciones de Serrat, de las que existen versiones espléndidas, Mediterráneo sólo suena auténtica en su voz, aun cuando es una de las canciones más versionadas de la historia.
Escuchas Menos tu vientre, en la voz de Silvio Rodríguez, y fluye como una canción distinta a Menos tu vientre con Serrat; igual con Joaquín Sabina, o la Orquesta Aragón, en No hago otra cosa que pensar en ti.
El único que no le ha temido a Mediterráneo es el italiano Gino Paoli, quien hizo en 1974 una versión singular.
Aunque a mi me gusta, más que por la música, porque me acerca a la literatura, en un pasaje perdurable de James Buchan en El arado de oro:
Tú no sabes que estás enamorado hasta que corres para coger el Metro o lavas los platos del desayuno.