Una tercera parte de los migrantes que han podido ser registrados estos meses son mexicanos, nos dice Tonatiuh Guillén, expresidente del Colegio de la Frontera Norte y excomisionado del INM.
En julio fueron 212 mil, en tanto que en agosto la cifra se redujo a 208 mil. El país es quien aporta el mayor número de migrantes dándole un giro significativo a la tendencia que se tenía hace por lo menos 2 años.
Una primera interpretación puede estar en un deterioro económico que esté obligando a mucha gente a emigrar. Hay que considerar también el hecho de que en muchos estados la violencia está llevando a desplazamientos, ya sea por ataques directos a familias o por los entornos que se viven.
Michoacán, Oaxaca, Veracruz, Edomex, Jalisco, Guerrero, entre otros, son los estados en donde se tiene el registro de mayor salida de migrantes. El entorno está siendo cada vez más intimidante y peligroso, se están dando casos en que las propias familias, como sucede en Centroamérica, le piden a sus hijos que dejen sus casas antes que quedar expuestos a la delincuencia organizada.
Estamos teniendo una migración que no estamos alcanzando a ver, porque nuestras fronteras han sido objeto de justificada atención, particularmente por el caso de los haitianos. La violencia que están sufriendo merece la máxima cobertura y más por lo que ahora está pasando en la frontera norte con policías estadounidenses que con caballos detienen a los migrantes, al tiempo que los golpean.
La descomposición interior que estamos teniendo debe ser un factor de la máxima atención por parte del gobierno. Como hemos venido alertando, la situación por la cual están atravesando Tapachula, en el sur, y Acuña, en el norte, es la manifestación de la crisis migratoria y de la crisis que están viviendo estas comunidades; todo lo que tiene que ver con este tema afecta los ánimos del país.
Jesús de León es parte de esto. Vive en San Fernando, Tamaulipas, el mismo lugar en donde asesinaron a 73 migrantes, se dedica al negocio de puertas y ventanas. El pasado domingo iba con rumbo a Reynosa a comprar medicinas en su camioneta, en el camino vio a un grupo de migrantes haitianos a quienes les dio un aventón para dejarlos en Reynosa, antes de llegar fueron detenidos por un retén del INM.
Junto con los migrantes fueron llevados al centro del INM en la ciudad. Cuando se dio cuenta estaba en la cárcel donde estuvo 48 horas, a pesar de que “me dijeron que no había problema conmigo… yo les dije que no puede detenerse a nadie por ayudar o dar un aventón, no es un delito”.
Finalmente fue liberado junto con la mujer que lo acompañaba; sin embargo, sigue esperando que le devuelvan su camioneta la cual está retenida, la compró en la frontera. Nos cuenta que “me salió más barata, y además era para lo que me alcanzaba y es lo que necesito para mi trabajo, porque tiene una caja atrás”.
La migración está ocasionando muchos problemas internos que quizá se estén perdiendo de vista en función de tener como objeto central a los migrantes, pasando por alto lo que se estaba viviendo en algunas comunidades.
La crisis en las dos fronteras está afectando nuestras vidas y dinámica interna. Parece que ayudar a los migrantes, lo que hacen por cierto miles de familias generosas al paso de ellas y ellos a lo largo del país, está siendo motivo de lamentables acciones por parte de la autoridad.
La dinámica que tiene la migración nos coloca como una nación que expulsa a sus ciudadanos, que es de tránsito, que es un refugio y que también se está convirtiendo en destino.
No perdamos la generosidad, a pesar de la crisis, porque además esto es lo que quisiéramos para nuestros paisanos.
RESQUICIOS
No se entiende el porqué se ha lanzado un ataque tan directo a integrantes de la comunidad científica. Un juez ha negado en definitiva la orden de aprehensión que solicitó la FGR, cuyo titular aparece como juez y parte; esto todavía no termina hay un tufo de venganza.
Este artículo fue publicado en La Razón el 23 de septiembre de 2021. Agradecemos a Javier Solórzano su autorización para publicarlo en nuestra página.