Moody’s, al poner a revisión la deuda soberana de México, prendió las alarmas en la Secretaría de Hacienda. México mantiene el grado de inversión de la deuda soberana, pero no puede darse el lujo de una reducción.
Sería un golpe fuerte en la confianza de los inversionistas sobre la deuda mexicana. Hoy los inversionistas ven en la deuda mexicana una buena inversión, con la confianza de que México va a cumplir con sus compromisos financieros, sin riesgos.
Pero todo cambiaría si el grado de inversión otorgado por una buena calificación de las agencias calificadoras se fuera perdiendo.
PEMEX AFECTA LA DEUDA SOBERANA
Ayer nos vino una advertencia fuerte. Fueron dos acciones de Moody’s.
La primera fue bajar la calificación de deuda de Pemex, la petrolera que, para la agencia calificadora, todavía debe presentar un plan de reestructuración más fuerte y confiable, pues depende de financiamiento externo que no es estable.
La segunda noticia de Moody’s fue que, al bajar la deuda de Pemex de Baa1 a Baa3, también pone en revisión (¡ojo!, es revisión, no la está bajando) la deuda soberana del país.
Esto es lo que Hacienda quería evitar. Pero ya se dio: viene la revisión del grado de inversión por parte de una de las agencias calificadoras más importantes de los mercados.
HACIENDA, POR RESOLVER DEUDA Y PEMEX
Moody’s es clara con la deuda soberana de México. Pone su calificación a revisión, es decir, pone su grado de inversión a revisión, pero Hacienda tendrá dos puntos clave para evitar bajar la calificación: la consolidación fiscal, es decir, el evitar que la deuda siga aumentando y, con ello, la necesidad no sólo de tener finanzas sanas, sino de resolver el tema de Pemex, que puede pesar sobre la deuda si el gobierno mexicano lo capitaliza.
De hecho, el segundo punto por resolver, según Moody’s, es la reestructuración de Pemex.
La deuda mexicana pesa en un 34.4% del PIB, pero podría crecer hasta 40% si Pemex se descompone y hay que salvarlo (datos de Moody’s).
PEMEX NECESITA REESTRUCTURACIÓN CREÍBLE
El secretario de Hacienda, Luis Videgaray, ha estado más tranquilo llevando a José Antonio González como director de Pemex. De hecho, el primer ajuste en Pemex ya se dio, sobre todo para acomodar los proyectos de inversión a la nueva realidad de un precio de barril menor a 30 dólares. No es suficiente.
Moody’s está solicitando una reestructuración creíble, a mediano plazo, para que Pemex pueda sobrevivir con recursos propios y, desde luego, con una estructura más ligera.
Esto seguramente va a presionar las relaciones entre Pemex y el sindicato petrolero, que se han mantenido buenas, pero debe venir una reestructuración seria del pasivo de las pensiones de Pemex que, hoy por hoy, constituyen un serio problema actuarial.
CAPITALIZACIÓN DE GOBIERNO A PEMEX, SÓLO CON REESTRUCTURACIÓN
Tanto Videgaray como el subsecretario Miguel Messmacher han dejado en claro que el gobierno podría capitalizar a Pemex. De hecho, se espera dicha capitalización, pero sólo será creíble si viene acompañada de un programa creíble de reestructuración de la petrolera. De otra manera, la capitalización de Pemex sólo será una carga más en las finanzas públicas y, por lo dicho por Moody’s, la deuda soberana ya no puede seguir aumentando en relación al tamaño de la economía. Pemex es parte de la clave para mantener o perder el grado de inversión. La otra parte será, sin duda, el evitar seguir aumentando la deuda con respecto del PIB.
México no se animará a perder el grado de inversión, por lo cual esperemos las correcciones tanto en deuda como en Pemex. Esperemos.
MÉXICO MANTIENE SU GRADO DE INVERSIÓN
México cuenta con un grado de inversión de Moody’s y una calificación elevada de A3, desde febrero de 2014. Incluso, aun con la revisión a la baja, México se podría mantener con grado de inversión. Pero, obviamente, no es lo mejor que se revise a la baja. Para Moody’s la revisión de la deuda soberana es un proceso que, por lo menos, lleva un año, tiempo suficiente para rectificar los errores. La deuda mexicana es solicitada por los mercados por tener grado de inversión. Las autoridades lo saben.
Este artículo fue publicado en excélsior el 01 de Abril de 2016, agradecemos a José Yuste su autorización para publicarlo en nuestra página