Difícilmente Morena va a perder las elecciones extraordinarias para gobernador en Puebla. Está más en cómo haga las cosas internamente que en lo que hagan las oposiciones.
Debe cuidarse y cometer el menor número de errores, porque esto es precisamente lo que puede hacer crecer a la oposición. Parece sencillo, pero realmente lo único que tendría que hacer Morena para ganar la elección extraordinaria en Puebla es llegar unido.
Va a ser el primer gran lance del partido estando en el poder. En los hechos ya se ven con toda claridad los efectos de su triunfo del primero de julio; ahora si que para bien y para mal.
Repitamos lo obvio, pero que es bueno no olvidar: quien llevó al triunfo a Morena fue López Obrador, el partido está hecho a imagen y semejanza del tabasqueño. No sólo es el instrumento legal que construyó para participar y ganar las elecciones, es también una extensión de él mismo.
Es muy probable que todas las decisiones importantes que se tomen en Morena pasen por el tamiz y la opinión del Presidente. No vemos a López Obrador dejando pasar ciertos asuntos de trascendencia en el partido, digamos que está en su naturaleza estar en ello, y más con el poder y aceptación nacional que tiene.
Morena va a enfrentar escenarios inéditos. Tiene el poder y una aceptación que lo puede llevar a consolidar su mayoría y, además, aumentarla. En todos los procesos electorales de este año Morena es favorito para ganar o para ser, al menos, la segunda fuerza política.
Se ve remoto que Morena tenga resultados adversos. Su gran reto va ser cómo administrar su abundancia sin pelearse y enfrentarse internamente. Cómo no perder el poder y cómo no perder el partido, como alguna vez dijo Felipe Calderón sobre la llegada a la presidencia del PAN.
Puebla es una gran prueba para Morena, no tanto porque exista un alto riesgo de que sean derrotados, sino por la forma en que solucionen y diriman sus diferencias para elegir a su candidato. Cualquier descuido les puede salir caro. La oposición se ha unido en torno a un buen personaje que puede convertirse en candidato fuerte por su historia en lo político, social y académico, Enrique Cárdenas Sánchez.
Es de preverse que al final en Morena el gran elector sea el Presidente. La clave es con qué bases va a decidir y qué tipo de información le presenten para ello.
Ganar Puebla es pegarle al PAN en donde más le duele. Fue de los estados que, en medio de la ola nacional morenista, los del blanquiazul lograron conservar la gubernatura. La elección fue impugnada por todos los medios posibles, el mismísimo Presidente se metió en los dimes y diretes.
Las consecuencias del lío alcanzaron a la presidenta del TEPJF, quien optó por renunciar al cargo, pero como fuere, al final Martha Érika Alonso se convirtió en gobernadora de Puebla hasta que se vinieron los lamentables hechos del 24 de diciembre pasado.
La elección poblana tiene a varios morenistas enfrentados. Están empezando a vivir diferencias que en otros tiempos tenían otras formas de dirimirse. Las cosas adquieren hoy una nueva dimensión, el entorno en que están es totalmente diferente. Influir en una candidatura es sinónimo de poder, porque al hacerlo, se sabe que las posibilidades de triunfo son realmente altas.
El enfrentamiento entre Yeidckol Polevnsky y Ricardo Monreal tiene que ver con la elección en Puebla, pero también con la dirección y el futuro del partido. Los dos saben que la hegemonía de Morena va para largo y están en medio de una lucha por el poder, en la cual, por cierto, no están sólo ellos.
Al final terminará decidiendo ya saben quién, pero en el camino lo menos que se dicen es sabandijas.
RESQUICIOS.
El fin de semana 60 mil 739 personas asistieron a un partido de futbol entre el Atlético de Madrid y Barcelona. Dirá usted que es lógico, si nos atenemos a la gran afición que hay por estos equipos. ¿Qué es lo que hizo diferente el juego? Que fue un partido de futbol femenil, ya están aquí.
Este artículo fue publicado en La Razón el 18 de marzo de 2019, agradecemos a Javier Solórzano su autorización para publicarlo en nuestra página.