Para la gran mayoría de los jóvenes, la noche de sábado es sinónimo de reunión con amigos, fiestas, cine o antros. Sin embargo, para Ernesto Calderón se convirtió en un infierno, pues fue brutalmente golpeado entre ocho jóvenes hasta dejarlo inconsciente en la zona de antros de Isla de Angelópolis cerca de la Estrella de Puebla.
El ataque quedó registrado en un video que fue difundido en redes y ha conmocionado no solo a los poblanos sino a la sociedad en general. Durante la golpiza, una mujer y un hombre intentan en vano detener a los atacantes; fue hasta que uno de los sujetos patea fuertemente la cabeza de la víctima que se encontraba en el suelo que el grupo de agresores comienza a alejarse.
Elisa, familiar de Neto, escribió en sus redes sociales: “El motivo fue que saliendo de la Isla le aventaron una cerveza a él y a una amiga. Él, al momento de reclamarles, deciden entre ocho meterle textualmente una patiza que le provocó, entre otras cosas, fractura en la cara, poniendo en riesgo la movilidad de su ojo”.
La Universidad Anáhuac de Puebla ha reconocido como miembros de su comunidad a varios de los agresores y anunció el domingo por la noche en un comunicado que los ha suspendido de su actividad académica. También se les ha prohibido entrar en el campus universitario, mientras que la Fiscalía de Puebla ya investiga los hechos para identificar a todos los implicados.
En esta agresión, vimos la parte final de un problema. Gracias a las redes se evidencian situaciones que antes permanecían invisibles y ahora son palpables. En estas circunstancias también interviene la desensibilización hacia la violencia, pues nos hemos acostumbrado a convivir con ella a través de la información o el entorno, que incluye a la familia, la escuela o el transporte.
El caso de Neto es un exceso. No solo fue la agresión física a mano limpia, sino la amenaza de romperle una botella. Aun así, nuestras conductas tienen consecuencias sociales y psicológicas: si son favorables las repetimos, si son negativas procuramos evitarlas.
Si en estos sucesos median las redes sociales, se evidencian y se les da seguimiento, lo que podría disminuir conductas negativas al saber que tienen consecuencias indeseadas. La violencia juvenil es un fenómeno social complejo, en el que inciden un gran número y variedad de factores que pueden propiciar su desarrollo:
• El ámbito familiar es el de mayor influencia en el desarrollo de la violencia. Una de las causas de este problema es debida a que los padres no han marcado límites y normas desde la infancia, y tampoco han aplicado consecuencias a determinadas actitudes o conductas inadecuadas, dejándolas impunes
• En el ámbito escolar, el colegio puede facilitar el desarrollo de algunas conductas violentas, por ejemplo, al no haber prestado la necesaria atención y no haber gestionado adecuadamente los casos de alumnos con dificultades de aprendizaje, de integración social, de fracaso escolar o de acoso
• En el ámbito social, la violencia juvenil es un reflejo de la violencia social. El fomento de determinados modelos agresivos, la excesiva valoración del poder, el éxito sin esfuerzo, el consumismo, la competitividad extrema, el individualismo y la búsqueda del placer inmediato pueden influir en que el joven sobrevalore todas estas tendencias y las adopte como suyas
Desafortunadamente, los mexicanos no respetamos la ley porque el ejemplo del presidente ha permeado en nuestra sociedad. Su frase “No me vengan conque la ley es la ley” lo describe a la perfección. De acuerdo con el presidente, si la ley estorba el proyecto de gobierno, ese de un solo hombre, hay que dejarla sin efecto. Bajo esta óptica, ¿por qué los ciudadanos tendrían que actuar de acuerdo con lo legal si al final de cuentas la impunidad es el sello de este sexenio?
La prevención de la violencia es responsabilidad de todos: padres, familiares, educadores, psicólogos, pedagogos, sociólogos, políticos, medios de comunicación, etc. De todas formas, es a la vez muy importante tener en cuenta que el principal factor protector de la violencia es el familiar y el escolar, y es imprescindible trabajarlo desde la infancia.
Es fundamental, a la vez, transmitir y practicar valores como la solidaridad, la tolerancia, la responsabilidad, la motivación y valoración del esfuerzo, la cooperación, el respeto por los demás, la igualdad sexual y la pluralidad cultural.