Si no tienes una hija o hermana violada, si ninguna mujer de tu familia ha desaparecido, si ninguna conocida ha sido víctima de violencia física o feminicida, si alguna de tus amigas no ha recibido golpizas, entonces no sabes lo que es estar enojada e indignada con las instituciones y con las autoridades que por décadas más que resolver criminalizan doblemente a las víctimas.
Quizá por eso muchas de las personas que critican las protestas feministas y afirman que son violentas o exageradas, justifican la actuación de autoridades que reprimen, lanzan gases lacrimógenos o balas, detienen arbitrariamente, desaparecen, lastiman y violan los derechos humanos de las mujeres que exigen justicia.
Hoy el país vive un régimen autoritario y machista que criminaliza la protesta con cualquier pretexto, lo hemos visto en Culiacán, Mazatlán, Cuautitlán, Ciudad de México, Guanajuato, Tijuana, Veracruz, Cancún, Playa del Carmen. Pareciera que lugar donde la voz de las mujeres se levanta, la autoridad está dispuesta a silenciarla.
No importa si se trata de gobiernos estatales, municipales o de grandes ciudades, tampoco interesa si gobierna un hombre o una mujer, el resultado es el mismo, reprimir la protesta y querer callar su voz, con el argumento de que alteran el orden, el mobiliario urbano o atentan contra edificios públicos.
En los últimos meses hemos visto que las protestas por la desaparición, abuso sexual, violación y feminicidio de decenas de mujeres han crecido, en consecuencia el enojo también se ha incrementado y con ello el discurso machista que justifica la intervención policíaca y el uso de la fuerza.
Lejos están los años de la concertación y el acuerdo, del diálogo con los grupos de mujeres, su lugar ahora es ocupado por granaderos, elementos de la Guardia Nacional y de las policías estatales que con lujo de violencia irrumpen en las manifestaciones para callarlas, pareciera que el país entero camina hacia una posición conservadora donde la voz de la mujer no debe escucharse.
Por fortuna, la Constitución incluye la libertad de manifestación como uno de sus derechos, y en las calles decenas de jóvenes y adolescentes lo defendiendo y ejercen. Porque debe quedar claro que no se trata de mujeres violentas, anarquistas o de grupos infiltrados, estamos hablando de mujeres enojadas por la vulnerabilidad que hoy representa vivir en México y injusticia para quienes sufren algún delito.
Para muestra un botón, en septiembre pasado, 724 mujeres fueron víctimas de feminicidio en todo el país, principalmente en 3 entidades: 106 en el Estado de México; 69 en Veracruz y 58 en la Ciudad de México, de acuerdo con el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública.
En total, de enero a septiembre de este año, dos mil 150 mujeres han sido asesinadas en México; la mayoría, en los estados de Guanajuato con 325; Chihuahua, 208 y el Estado de México, 199.