No hay toro. Pero el presidente sopló el fuego unas horas antes de que el INE ratificara el retiro de la candidatura a gobernador de Guerrero de Macedonio, su amigo, soldado, compañero y mascarón de proa en la insurrección urbana desde hace décadas.
El Jefe de Estado avivó la llama en la pradera seca, apoyando a Macedonio, quien había mostrado los ataúdes con los que irá a buscar a sus casas a los consejeros del INE. “Cuenta tus días, rata demonio”, le advirtió al consejero presidente, Lorenzo Córdova.
En su defensa a Macedonio, el mandatario acusó al INE de tener consigna contra su mascarón de proa en la insurrección urbana desde hace décadas.
Y aseguró que desconfía totalmente del INE, que es el mismo organismo que dirigió la elección que lo convirtió en 2018 en el presidente más votado en la historia del país: 30 millones 110 mil 327 de votos.
Peor: avisó que reformará el INE para garantizar una verdadera democracia. Y ya ha explicado que la verdadera democracia es haciendo consultas, no comicios.
Y puede hacerlo: es el presidente más poderoso en la historia contemporánea. El Congreso le concedió la facultad de “disponer de forma anticipada” de bienes inmuebles, dinero en cuentas y efectivo de quien quiera, sin veredicto judicial.
Es decir, el presidente más poderoso de la historia no quiere que el INE vuelva a verificar y dirigir otro proceso electoral, no sea que otro candidato presidencial gane, al igual que ganó él. Eso es parte de un desmonte del Estado de Derecho que lo llevó al cargo.
Pero es lógico que Macedonio avise que sus turbas van por los árbitros electorales a sus casas, si su jefe el presidente fustiga diariamente a los árbitros electorales. Y su voz es muy escuchada: es un presidente aprobado por seis de cada 10 ciudadanos.
Es lógico que Macedonio le diga a sus turbas que el conejero presidente del INE, Lorenzo Córdova, es un “cabroncito”. Es lógico si el jefe de Salgado, el presidente, dice que Lorenzo Córdova es “un niño mimado, descolorido y acomodaticio”.
Porque lo que dice este presidente súper poderoso tiene un peso coercitivo demoledor, aunque diga 81 afirmaciones “no verdaderas” diarias, pues está convencido de poseer una superioridad moral y política por encima de toda verdad ordinaria.
El análisis diario que realiza el doctor Luis Estrada en SPIN indica que el Jefe del Ejecutivo mueve su palabra hablada sobre una cuerda floja, tanto que al paso que “de seguir en el actual número de afirmaciones no verdaderas, en 2024 habrá dicho 133 mil 284”.
Son estadísticas no sólo comprobables, sino aterradoras. Porque si algo está claro hoy en México es que el límite es…
Que no hay límites.