lunes 01 julio 2024

Oposición: balance y resistencia

por Rafael Hernández Estrada

En los comicios de 2024, la mayoría de los electores percibió que la propuesta opositora consistía en un retorno al pasado en el que los gobiernos encabezados por el PRI y el PAN aplicaron las recetas neoliberales, incurrieron en escándalos de corrupción y fueron insensibles ante la desigualdad social. Es decir, la oposición fue incapaz de presentar una alternativa distinta que tuviera posibilidades de éxito ante el plan autoritario del populismo.

Si el proyecto del populismo se basa en una demagógica denuncia del neoliberalismo y la corrupción de los gobiernos anteriores, la oposición no hizo su propio deslinde de aquellos ejercicios. Los resultados de 2024 muestran que ello era imprescindible para que la propuesta opositora cobrara sentido de futuro. De la misma manera, la denuncia del neoliberalismo y la corrupción de los gobiernos anteriores era y es requisito para validar el repudio al populismo neoliberal de la 4T.

Por lo mismo, sin la crítica de los casos de corrupción del pasado (Fobaproa, Estafa Maestra, entre los más escandalosos), pierde fuerza social la crítica del capitalismo de cuates que briosamente practica el actual grupo en el poder.

El ejercicio de autocrítica es indispensable para un re perfilamiento del PRI y el PAN, que encabezaron gobiernos que fueron reprobados en el examen del 2018.

El PRD, que podía presumir su crítica a esas políticas a nivel nacional, no fue capaz de equilibrar la postura aliancista con sus propias causas y su perfil de temprano opositor del neoliberalismo y la corrupción. Tal incapacidad limitó un aporte de calidad a la campaña opositora y selló el debilitamiento del partido de izquierda al grado de la pérdida del registro.

Así, la ciudadanía no hizo un contacto positivo con la propuesta alternativa a Morena. Por encima del hecho de que el morenismo representa en muchos sentidos un regreso al pasado en forma de un presidencialismo reconcentrado, demagogia populista y monopolio político, la mayoría electoral no fue atraída por la oposición porque vio en ella el regreso del neoliberalismo y de la vieja partidocracia. Junto con la operación de lo que he llamado sistema de dominación clientelar (servidores de la nación) y la intromisión gubernamental en las campañas, el lastre que representó el peso muerto del pasado fue de tal magnitud que hizo posible que Morena y AMLO remontaran el desgaste de los fracasos del gobierno federal y los gobiernos locales de esa marca, ratificaran triunfos con candidaturas faltas de carisma y, en no pocos casos, con candidatos impresentables, así como que mantuvieran en su caudal electoral a electores críticos y desencantados que, pese a todo, prefirieron votar por la continuidad de la 4T en lugar de sufragar por lo que consideraron un regreso al pasado que ya habían repudiado en 2018.

Se debe reconocer que la candidata presidencial de la oposición hizo una buena campaña basada en su origen social y una postura de centro izquierda. Pero la campaña de Xóchitl Gálvez se melló por el peso del pasado y por lo insoluble de las cuentas pendientes de los partidos postulantes. Pese a ello, las expectativas que despertó en un sector de la sociedad, integrado por los 16 millones y medio de electores que le dieron su voto, puede ser base de la resistencia histórica al autoritarismo.

La refundación opositora amerita una auto revisión crítica de su pasado, lo mismo que un acercamiento a la sociedad mexicana actual, que mayoritariamente eprobó el comportamiento del PRI y del PAN en el gobierno federal, del PRD en los gobiernos locales, lo hizo con dureza en 2018, durante todo el ciclo de las elecciones locales, y lo ratificó en las presidenciales de 2024. La autocrítica es la base de una renovación programática que dé lugar a una alternativa al populismo triunfante, que reivindique los valores de la democracia liberal, de la igualdad social, el principio de legalidad, y formule respuestas viables y creíbles a los grandes problemas nacionales del presente y del futuro.

Cincelada: Chilango-centrismo, en lo que se ha conocido del gabinete de Sheinbaum. En la parte pendiente, de seguro se concretará el obradorato, el gobierno tras bambalinas.

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