Un simple tuit en el que se daba cuenta de una reunión de periodistas de todo el país, quienes concluyeron exigir al presidente que cese en su discurso en contra del gremio, volvió a generar reacciones en redes sociales que apuntan a que la estrategia de la descalificación y el odio en contra de los comunicadores no se ha ido.
Red AMLOve
Que las redes sociales permiten la difusión de un discurso de odio, no cabe duda.
Que representan una competencia para los medios de comunicación tradicionales, tampoco se cuestiona.
Pero lo que sí llama la atención es esa estrategia que busca descalificar a toda costa a los periodistas, con el fin de que pierdan la confianza de la ciudadanía en favor de nuevos medios que, sin que lo reconozcan, reproducen los mismos vicios que critican.
Una reunión el último día de agosto, a la que acudieron comunicadores de todo el país y que –entre sus conclusiones– acordaron “pedirle a (el presidente López Obrador) que cese sus agresiones y el discurso de odio en contra del gremio”, según reportó en su cuenta de Twitter el colega Rodulfo Reyes (@RodulfoReyes), columnista tabasqueño y durante muchos años corresponsal de El Financiero en esas tierras, generó una oleada de respuestas y descalificaciones en contra de quienes asistieron al encuentro.
Dos detalles resaltan por sobre la cantidad de respuestas que se dieron, en algo que no fue una discusión pública de un tema que debería interesar a la sociedad, sino una especie de linchamiento en contra de un sector de esta última.
Primero, que pese a que muchos de quienes respondieron al tuit del colega no conocían a los asistentes, mucho menos la trayectoria de los mismos, no dudaron en calificarlos de “chayoteros” –es decir, lo usual en estos tiempos–, ni faltaron las palabras que indicaban que se dedicaban a difundir falsas noticias o que el objetivo buscado estaba motivado por la pérdida de privilegios –o dinero, que para los usuarios que respondieron de esta forma es lo mismo.
Esto se dio en mensajes que daban a entender enojo en contra de los periodistas, incluyendo nombres que no asistieron a la reunión, como Carlos Loret de Mola o Joaquín López-Dóriga, además de reclamos acerca de lo que se podría considerar fake news, con algunos ejemplos que dieron en los reclamos que se expresaron en redes sociales.
Segundo, que se trató en muchos casos de integrantes de la red AMLOve que tan bien fue explicada por el Media Lab del ITESO https://signalab.iteso.mx/informes/informe_redamlove.html
Así, varias de las cuentas que convirtieron un simple mensaje informativo de una reunión de periodistas en un juicio sumario en contra de los profesionales de la comunicación, mencionan en sus biografías la pertenencia a dicha red.
Que algunos de los comentarios se dirijan a cuestionar al gremio con argumentos similares, da cuenta de la coordinación existente para un grupo de usuarios de redes sociales que han establecido como objetivo a los periodistas tradicionales, pues la red AMLOve se ha dedicado a atacar a medios y reporteros o columnistas contrarios al actual presidente de la república con etiquetas o hashtags como #ReformatodoloDeforma o calificativos como “prensa fifi” o “chayoteros”.
El Media Lab del ITESO da múltiples ejemplos de la manera en que trabajan los integrantes de dicha red. Entre sus conclusiones, el estudio del centro de estudios jalisciense destaca que “uno de los efectos de los ataques coordinados y masivos sobre usuarios que discrepan o difunden información juzgada como anti-amlo por parte de esta red, es que contribuye a generar una imagen negativa de los seguidores de AMLO. Pues varios mensajes son altamente ofensivos o incluyen amenazas”.
Ante estas evidencias, no debe extrañar el comportamiento de este tipo de usuarios con cualquier motivo, pues el lector estará de acuerdo que una reunión de este tipo, que no tuvo más difusión que la que le dieron sus asistentes y que no tuvo repercusión especial en medios, puede convertirse en algo llamativo, pero a partir de los ataques sufridos por un grupo de personas coordinadas por una estructura que tiene objetivos precisos.
Lo anterior podría quedar en el terreno de lo anecdótico, sino fuera por el hecho de que en las mañaneras desde Palacio Nacional, los reporteros de medios tradicionales ocupan los lugares secundarios, pues la primera fila es la que obtiene más atención del presidente, 60% de posibilidad de hacer una pregunta al mandatario en contra de 24% de la segunda fila, de acuerdo a un estudio de Spin Taller de Comunicación Política.
Ya se conoce quiénes ocupan la primera fila y la manera en que han hecho algunos ridículos, como en esa ocasión que comentaron la biografía de Brozo, lamentando que hubiera nacido en un reclusorio y que generó toda una respuesta de Víctor Trujillo, quien les aclaró que se trata de un personaje inventado para la televisión.
Pero los personajes de la primera fila, ni son periodistas, ni son cuestionados por sus fake news o por su falta de profesionalismo, pues ya saben que al hablar bien del líder quedan exentos de ese tipo de ataques.