El gobierno mexicano perdió la elección en Ecuador, para la cual preparó contrarreloj a un candidato populista que residía aquí, y ni pudo votarse a sí mismo allá, porque la ley exige que los candidatos deben haber vivido en Ecuador antes de la elección.
Pero ganó Ecuador porque triunfó la alternancia: el país llevaba desde 2007 gobernado por la izquierda. Y triunfó pese a los insistentes intentos de la izquierda, desde 2007, de imponer la reelección de por vida.
Triunfó en Ecuador la ciudadanía que, tras casi 15 años de un populismo tenaz que intentó secuestrar la presidencia, sigue viendo respetado su voto. Venció en Ecuador el órgano electoral, que no fue atacado ni desacreditado desde el gobierno.
Para el gobierno populista mexicano, en cambio, fue una derrota en su política exterior de apoyo en todos los aspectos posibles al giro hacia el populismo autoritario, que había tenido éxitos recientes con Alberto Fernández en Argentina y Luis Arce en Bolivia.
Junto con el líder del populismo ecuatoriano, Rafael Correa, el gobierno mexicano se había esmerado en preparar a las carreras al candidato perdedor, Andrés Arauz, quien residencia en México desde hacía años, y ya era más mexicano que ecuatoriano.
La ley ecuatoriana exige que los candidatos deben haber vivido antes de la elección en las circunscripciones por las que se presentan. Pero el cabildeo del grupo de Rafael Correa allá logró que el Consejo Nacional Electoral admitiera a Arauz de ultima hora.
Sin embargo, por ley, Arauz sólo podía votar en el consulado de Ecuador en México. O sea, ni siquiera pudo votarse a sí mismo en su país. Aún así, ganó por 10 puntos la primera vuelta electoral, aunque sin margen necesario para impedir la segunda vuelta.
Aunque antier sacó el 47.5 por ciento de los votos en el balotaje, y perdió contra el 52.5 por ciento del capitalista Guillermo Lasso, cuyo lema de campaña fue “Emprendimiento, innovación y futuro”, en favor de la inversión extranjera para crear más empleos.
Sin dudas, es un golpe al intervencionismo del gobierno mexicano en otros países como abastecedor de recursos y logística para imponer el “Socialismo del Siglo 21”, lo cual fue explicado por Evo Morales:
“Cuando llegué a México, tuve una reunión con el canciller de México y en una reunión me dijo que Estados Unidos iba a dividir a la bancada del MAS, porque Estados Unidos no quería que yo volviera a Bolivia”.
Y también con las votaciones en foros internacionales a favor del afianzamiento de la dictadura venezolana.
Pero de momento perdió una batalla en Ecuador. Ahora viene su guerra local, en las intermedias de junio.
Y será al estilo Macedonio: el estilo de las cavernas.