La actual presidencia de la república es una institución que descansa mucha de su actividad relacionada con la imagen en la propaganda. De hecho, hay todo un entramado que muestra que la beneficiaria de ello es figura del mandatario. Es algo que se acerca demasiado a lo que se puede calificar como culto a la personalidad o, al menos, a la promoción personalizada de un servidor público a través de medios oficiales. Sin embargo, y pese a la evidencia en contra, sus fanáticos dicen que todo esto no es más que el reconocimiento popular que merece el líder.
De culto
Estos son algunos de los indicios que muestran el uso propagandístico de la presidencia de la república –así, con minúsculas– en su actividad cotidiana.
1.En el portal gob.mx, es casi imposible encontrar alguna fotografía de los titulares de las secretarías de Estado solos, pues las únicas que aparecen los muestran en algún acto oficial acompañados por el presidente. En cuanto a las entrevistas, éstas son escasas y deben ser autorizadas directamente desde Palacio Nacional. Al menos quien esto escribe sabe de primera mano que comunicación social de presidencia no ha permitido que los titulares de un par de dependencias brinden una entrevista que ha sido solicitada y recibido el visto bueno del titular del ramo.
2.Las imágenes que la galería multimedia de Presidencia pone a disposición del público y medios están muy cuidadas, siendo la constante mostrar al mandatario sonriente en los diferentes actos que encabeza, sean las conferencias mañaneras o las giras que realiza en distintas entidades del país. Sobresalen las fotografías acompañado de personas que sonríen junto al presidente, que le llevan regalos, que buscan abrazarlo; nada de las protestas que algunos medios o en redes sociales han difundido.
3.Con relación a lo anterior, distintos medios de comunicación, sabiendo que las decisiones en Palacio Nacional se toman en función del estado de ánimo del mandatario y de su círculo cercano, han buscado la manera de congraciarse, por lo cual contribuyen a la labor propagandística al difundir imágenes en las que se muestra que comió el presidente, en especial en las giras que hace por el país, haciendo énfasis en que lo hace en comedores o fondas en pueblos y rancherías. No se recuerda que esto se haya hecho en sexenios anteriores.
4.En los aeropuertos –pues el presidente viaja como el pueblo, en vuelos comerciales, no importa que éstos sean caros y exclusivos para las clases altas del país–, se le ve sonriente –otra vez– con quien quiera tomarse una foto con él, hasta alguna espontánea le dedica una canción que le acaba de componer y todo es difundido oportunamente por el aparato propagandístico que le apoya.
5.Cuando sale de gira a los estados, la redes sociales que apoyan su imagen resaltan las fotografías de cómo la ciudadanía lo recibe, lo quiere tocar, acercarse, llevarle regalos, mostrarle bebés, animales –como un bonito loro que nos recuerda a esos animales que pueden hablar, aunque no comprendan lo que dicen, pero esa es harina de otro costal–, además de participar en varios rituales de cada región que visita, por lo que es común encontrar su imagen con arreglos florales o elementos que evocan creencias antiguas.
6.En paralelo a lo anterior, en las benditas redes sociales, sus seguidores lanzan videos en los que se pide que lo dejen trabajar o reclaman censurapara sus adversarios políticos, argumentando un supuesto complot de la red del pajarito azul en su contra, sin recordar los ataquesque los críticos de López Obrador han sufrido por parte de la red AMLOve.
7.En las conferencias de prensa mañaneras, se ha detectado la presencia de asistentes con credencial de reporteros –esto está más que documentado–, quienes no sólo ocupan la primera fila, sino que tienen preferencia para hacer preguntas, las cuales en la mayor parte de las ocasiones son a modo o dan pie al mandatario para que aborde temas que le interesan, sin mencionar que también le piden abrazos, elogian su condición física –hay que alejar el temor de otro infarto–, y le permiten presumir sus “otros datos”.
8.Algún conductor de televisión se hincará ante el recuerdo de que fue bendecido por el líder al llevarlo a dicho espacio y ayudar, de esta manera, a difundir su palabra a todos los pobladores de este territorio. No recordamos muchos casos parecidos de algún personaje con acceso a medios de comunicación que buscará defender hasta la ignominia al presidente, quizá el caso más reciente fue el de Fausto Alzati en tiempos de Peña Nieto.
9.Las encuestas, pese a la percepción negativa respecto a temas como inseguridad, empleo o economía personal, muestran como los índices de popularidad y aceptación del presidente suben, suben y suben, algo que es difícil de explicar sin la presencia de ese aparato propagandístico del que hacemos alusión en este texto.
Pero no nos hagamos bolas, citando a un clásico, pues podemos debatir si esto es propaganda o culto a la personalidad, o si en realidad es sólo la devoción de un pueblo agradecido, aunque no sepa de qué.