Ayer 3 de julio, Elena Poniatowska escribió varios tuits en defensa de la directiva de La Jornada. El último dice así:
“Sin La Jornada ¿habríamos sabido de Ayotzinapa y Nochixtlán? ¿Sin La Jornada sabríamos del horror de las fosas clandestinas?”
Entre la prensa en efecto, La Jornada fue el primer diario en registrar el tema, el sábado 27 de septiembre de 2014, mediante una breve nota donde cita sin precisar a fuentes estatales para difundir que hubo un muerto y enseguida citar al entonces José Luis Abarca Velázquez, quien aseguró que no hubo heridos ni muertos y que la presencia de los normalistas fue una provocación al acto que encabezaba su esposa, María de los Ángeles Pineda (leyeron bien, José Luis Abarca). Ese día, gracias a la radio fuimos anotando la envergadura de los hechos: Formato 21, Reporte 98.5, MVS y el IMER fueron los medios que dieron la información más precisa (a diferencia de TV Azteca y Televisa que sólo difundían partes oficiales).
Sobre lo ocurrido en Nochixtlán, la primera nota fue de CNN, a las 11:36 horas del 19 de junio de 2016, en seguida Animal Político, a las 12:16 horas y luego La Jornada, un poco más de tres horas después que CNN, a las 14:42 horas. Las investigaciones más exhaustivas han ocurrido en El Universal.
En relación con las fosas clandestinas, Milenio diario, El Universal y Sin Embargo están entre los medios que más han informado al respecto, aunque la mayoría no han dejado de atender el tema. Vale la pena añadir que La Jornada es de los periódicos que menos información proporcionó sobre las fosas clandestinas en Veracruz, durante el gobierno de Javier Duarte.
Poniatowska se equivocó en su entusiasta proclama. En realidad, no existe un solo medio que pueda erigirse como el único que informa en el país sino que, más bien, tenemos en el país un mosaico heterogéneo y plural de oferta noticiosa y editorial.