Conozco a Xóchitl desde hace muchos años, desde que participaba en el equipo de gobierno de Vicente Fox. En ocasiones platicábamos (yo era en ese entonces Senador y en esa condición, coordinador del Grupo Parlamentario del PRD) para tratar algunos temas relacionados con su responsabilidad. La encontré, posteriormente, en foros, en reuniones políticas, es diversos espacios de reflexión, y me pareció una mujer valiente y decidida y, sobre todo, genuina en su forma de ser y de expresar sus pensamientos. Su experiencia política no se limitaba a un partido en específico, y la relación con el PAN era resultado de su vínculo profesional con el entonces presidente Fox.
En nuestro proposito de avanzar hacia la liquidación del régimen de partido de Estado, el PRD mantenía alianzas electorales con PAN, Convergencia, PT y múltiples organizaciones civiles, sociales, laborales, para postular candidatas y candidatos a diversos cargos de elección en los comicios locales. En el Estado de Hidalgo se creó una coalición (yo era el presidente nacional del PRD) a la que llamamos “Hidalgo nos une” y la encabezaba Xóchitl Gálvez como candidata a Gobernadora.
Nuestra candidata caminó, recorrió –con un gran equipo de campaña que encabezaba Jesús Zambrano– todas las regiones de esta entidad federativa, y desde su fuerte personalidad desplegaba un discurso que ponía énfasis en las acciones para terminar con el ancestral problema de la pobreza y la desigualdad.
No quiero decir que su propuesta fuese monotemática, pues conocía, y muy bien, los temas de la inseguridad; del deterioro del medio ambiente; la marginación y racismo que viven –antes y ahora– los pueblos indígenas; de la débil infraestructura en las comunicaciones; del desempleo, y muchos otros temas que, aun, impactan la vida de todas y todos los habitantes del estado de Hidalgo. Sin embargo, los sentimientos de solidaridad que definen a Xóchitl, le condicionaron a que su campaña por la gubernatura enfatizara la necesidad de terminar con las terribles condiciones de pobreza que se padecen en muchas comunidades, colonias, ejidos, poblaciones y municipios enteros en esa entidad.
Y entonces, en cada acto de nuestra candidata, resonaba el reclamo ante la injusticia, las carencias, los abusos, pero también surgían las soluciones. No pudo ser gobernadora porque nos hicieron fraude electoral.
Pero Xóchitl, como muchas mujeres y hombres, continúa en la lucha, y lo que decía como candidata a gobernadora lo reitera ahora, como candidata a la presidencia. Ella pudo superar los obstáculos sociales que enfrenta cualquier mujer indígena pobre, y a pesar de ello logró graduarse se cómo ingeniera, que se especializó en inteligencia artificial, que pudo levantar un exitoso negocio a base de talento y esfuerzo. Pero también ha dicho, que su caso no es el común que viven las personas pobres en México. Por ello insiste, y en ello, debemos poner atención, que el Estado y los gobiernos deben garantizar “el piso parejo” para todas y todos. Y este se alcanza con el establecimiento de un sistema de seguridad que, cuando menos, garantice educación suficiente y de calidad para todas y todos los niños y jóvenes; el acceso a los servicios de salud prontos, suficientes, de calidad; la pensión universal, y desde luego, la igualdad jurídica y la justicia expedita para todas y todos quienes vivimos en este País.
La referencia que Xóchitl Gálvez hace del “piso parejo”, es una de las características de aquellas sociedades y naciones que han logrado alcanzar los mayores grados de bienestar, progreso, democracia. Esta es una de las razones por las que apoyo y simpatizo con Xóchitl.
