Las respuestas recientes que un grupo de autodenominados defensores de López Obrador han dado tanto a temas como las críticas por el desabasto de medicinas, el aumento al precio de la gasolina, así como por la iniciativa de dirigir una carta al presidente para que cesen las agresiones en contra del gremio, despierta varias dudas, pues una reacción tan virulenta refleja no es sólo una estrategia, sino un fanatismo que aún nos pueda dar muchas sorpresas.
Sin contrapesos
La actual presidencia es una que se dirige a un escenario en el que no tenga contrapesos. Es por esto que la Corte, organismos autónomos, partidos, sociedad civil y la prensa buscan ser anulados desde el Ejecutivo Federal.
El Poder Legislativo está a los pies del presidente, porque la diputados y senadores de Morena obedecen sin chistar sus órdenes y son mayoría.
Así, no parece que podamos tener un equilibrio de poderes, mucho menos contrapesos que ayuden a evitar abusos por parte del mandatario en el entramado oficial.
En cuanto a la prensa, las acciones dirigidas a minar su actuar como contrapeso del poder se han presentado de la siguiente forma.
- Desde la campaña se estudió el tema y el equipo del hoy presidente se dio cuenta que había una dependencia de la publicidad oficial en un gran número de medios, por lo que reducir este financiamiento era un paso natural para disminuir su calidad de contrapeso.
- Hay que aclarar, fue un error de muchos medios caer en esta dependencia, lo cual ha sido utilizado en su contra.
- Además, se ha presentado un discurso de descalificación en contra de los medios tradicionales y periodistas, en especial los que son críticos o no siguen los dictados del poder en turno. La reciente declaración de Jenaro Villamil acerca de que hay una campaña basada en fake news en contra del presidente, en el tema de la gasolina, muestra que hay una estrategia en ese sentido.
- En paralelo, han surgido medios digitales que se han convertido en los nuevos voceros y apoyadores del presidente, con personajes que presumen su nula formación profesional en periodismo y que se encargan ya sea de dirigir preguntas fáciles para que López Obrador se luzca, así como de emitir elogios disfrazados de cuestionamientos, dudas que buscan que el presidente aborde un tema en especial o que gracias a esto se refiera a alguien –casi siempre de forma negativa–, llegando al extremo de pedirle simplemente un abrazo.
- Asimismo, desde 2006 se han creado grupos que en redes sociales buscan defender a toda costa a López, buscando ofrecer la imagen de que la crítica en su contra no está fundamentada, desviar la atención hacia otros temas o reventar la conversación pública gracias a sus insultos o amenazas.
- Los medios que han exhibido los errores, contradicciones o actos de corrupción del equipo gubernamental –como lo sucedido con Carlos Lomelí, super delegado en Jalisco o las casas de Bartlett–, de inmediato son atacados o calificados como prensa fifí, medios conservadores que buscan torpedear al cambio por la pérdida de privilegios o financiados por la mafia del poder.
En este contexto, el mensaje de que un grupo de periodistas tiene la intención de enviar una carta al presidente para que se termine con el discurso en su contra, generó una reacción virulenta en redes sociales, espacio en el cual se pueden leer desde descalificaciones o calificativos usuales en este ámbito –como chayoteros–, hasta amenazas disfrazadas como ”el que ríe se lleva y se aguanta”, sin dejar de mencionar los insultos o las alusiones a comunicadores que no formaron parte de esta iniciativa.
Tal parece que la intención de minar a las instituciones que puedan representar un contrapeso a la actual presidencia, es un plan que sigue su marcha sin importar los métodos a utilizar, como la violencia verbal que se utiliza en redes sociales.
Un indicio que se trata de un equipo coordinado para este fin, se puede encontrar en varios de los perfiles que desde sus cuentas lanzan mensajes que carecen de sentido o son contradictorios, como aquel que aseguraba que el presidente “no generalizó”, pero asegurando que todos los periodistas mienten; o ese otro que escribió que “y ustedes cómo para cuándo dejan de faltarle el respeto a los mexicanos y al Presidente, con sus mentiras, difamaciones, preguntas mal intencionadas y sesgadas?? Tantita madre!!”
El día en que se eligió una nueva mesa directiva en la Cámara de Diputados, algunos legisladores de Morena improvisaron pancartas en las que se podía leer: “nadie les cree prianistas”, con lo que queda constancia que no es una coincidencia, sino parte de una estrategia que se promueve desde el partido en el poder.
Así, la preocupación por la crítica e investigaciones que dan a conocer las contradicciones y actos de corrupción de la 4T, que finalmente es una forma de ser contrapeso, se expresa en las respuestas, la coordinación y ataques en contra de la prensa que no ha sucumbido a las presiones del poder. Y eso que dijeron que iban a ser diferentes.