“Difunden en redes sociales audio de presunta negociación de dinero entre Anaya y Yunes”, cabecea Proceso una nota publicada el lunes1 12 de junio en su portal de Internet. Un llamativo título que, de entrada, garantiza gran tráfico y decenas de clics y retuits en esos enormes ejércitos de cibernautas siempre dispuestos a replicar y compartir sin chistar cualquier cosa que venda, y más aún en un contexto de crispación política.
Lo de menos es que tan prometedora información resulte un fraude, desde el momento en que el medio que la divulga admite que no se tiene la certeza de que se trate de los personajes involucrados, ni se sabe en qué consiste el presunto ilícito del que se les acusa. Tampoco puede asegurar a sus lectores si fue manipulada la grabación, la cual está en YouTube desde 2014.
Más que denunciar una presunta transa entre dos de los más visibles personajes del Partido Acción Nacional, lo que Proceso hace es entrar en el juego de los adversarios de este partido político que en su momento subieron la grabación a las redes sociales y que el semanario tomó prestada de una cuenta de Facebook identificada como “Peor que Duarte”, con 4 mil 235 seguidores y sin ninguna referencia sobre quién o quienes la administran, ni ningún correo o dirección web de contacto.
La idea del semanario no era hacer periodismo, sino contrapropaganda hacia un partido opuesto a su línea editorial y política. Por eso, sólo dedicó un párrafo la respuesta que le dio el PAN en una segunda nota que armó sobre este asunto; en el resto del cuerpo reitera su primer reporte sobre el audio de la presunta conversación entre Anaya y Yunes.
Por eso, esta vez Proceso no aisló la grabación ni la ralentizó para confirmar si era cierto o no lo que en ella se decía. Su intención era desatar en las redes la ira de los enemigos del blanquiazul, quienes no escatiman adjetivos para sus enemigos, aunque no sepan ni por qué. Se trataba de ganar likes y en eso sí cumplió.