Por diferentes razones que van desde la convicción política personal, aparecer ante sus audiencias como imparciales, críticos de los gobiernos anteriores y representantes de un progresismo que, en teoría, enarbolaba Andrés Manuel López Obrador, algunos periodistas y analistas contribuyeron a impulsar la imagen del actual mandatario como un fenómeno político y la mejor opción para el país en la contienda electoral de 2018. Incluso hubo quienes hicieron público su voto por él.
A más de tres años de distancia, tras las decisiones equivocadas del Ejecutivo en diferentes ámbitos, su desdén hacia el incremento de la violencia, su negligencia ante la pandemia y sus constantes descalificaciones y ataques a la prensa, opositores e instituciones, algunos de esos otrora convencidos como Víctor Trujillo o Denise Dresser, por ejemplo, aceptaron que se equivocaron al apoyarlo y hoy lo critican, con todo lo que ello significa, porque han sido insultados y difamados por el presidente.
En cambio, otro grupo de comunicadores y analistas divagan frente al lopezobradorismo; se niegan a hacerse responsables del respaldo que le dieron y hoy, ante las evidentes equivocaciones del presidente, lo cuestionan. Pero la mayor parte de las veces lo hacen con timidez; acaso por temor a la ira del mandatario o por pragmatismo. Esa ambivalencia los hace ir de un lado a otro: tratan de quedar bien con el poder y con los sectores que cuestionan al actual gobierno, y otras ocasiones, pretenden fungir como mediadores o árbitros entre los bandos polarizados, lo cual es imposible.
Azucena Uresti
En la cobertura de las campañas políticas de la elección presidencial de 2018, Azucena Uresti, en su espacio de Milenio Televisión, dio un trato especial a la información del entonces candidato de la coalición Juntos Haremos Historia.
Si bien presentaba notas informativas de todos los aspirantes, le dedicó mayor tiempo a las notas de López Obrador y en su cuenta de Twitter, destacó más detalles sobre sus actividades y referencias sobre él.
Por ejemplo, el 11 de abril de 2018 la periodista colocó un tuit sobre un acto de campaña de López Obrador, en donde lo sobresaliente para Azucena Uresti fue que una simpatizante le robó un beso.
“Todos sabemos que los simpatizantes de #AMLO son muy entregados y hoy, el candidato de #MORENA lo comprobó. Durante un mitin en la delegación Azcapotzalco, una “fan” le robó un beso”, escribió.
El 25 y 26 de abril presentó en Milenio dos amplias notas sobre la aparición de publicidad en autobuses concesionados en la Ciudad de México, del documental “Populismo en América Latina”, en donde aparecía la imagen de Andrés Manuel López Obrador junto a Hugo Chávez y Lula Da Silva. La periodista sugirió que se trataba de una campaña contra el candidato presidencial de Morena.
“Es imposible que la autoridad no tenga la información sobre quien mandó poner esto, así sean mentiras, sean verdades o lo que sea, poner una foto tuya si me caes mal. Huele a campaña”, comentó al aire el 26 de abril de 2018.
El 12 de junio de 2018, tras la transmisión del tercer debate presidencial. Azucena Uresti difundió una encuesta de la empresa Massive Caller, donde se afirmaba que López Obrador había sido el ganador del ejercicio. Junto con dicha encuesta presentó una canción que la intérprete Belinda le dedicó al candidato.
El 27 de junio de 2018, último día para difundir encuestas en el proceso electoral de aquel año, tuvo como invitado en su programa de Milenio Televisión a Guillermo Valdés Castellanos, con quien comentó la encuesta de GEA-ISA donde López Obrador aparecía en primer lugar con amplio margen sobre Ricardo Anaya y José Antonio Meade, quien aparecía en tercer sitio.
“No tuvimos ninguna sorpresa, sabíamos que López Obrador era López Obrador, que Meade era Meade pero esperábamos más de Anaya”, comentó una entusiasmada Azucena Uresti. Guillermo Valdés opinó que el estancamiento de Anaya se debió en gran medida a los ataques de que fue objeto, a lo que Uresti no respondió nada. Más bien, anticipó que el triunfo del tabasqueño era inminente.
“Hoy hablaba en la tarde con Roy Campos y él decía que todas las encuestas le dan el triunfo a López Obrador, eso es indiscutible, así ha sido toda la campaña. Él veía algunos escenarios en los que podrían cambiar las cosas, que sucediera algo con López Obrador o con el país, que ni siquiera citaremos ejemplos… Que cometiera un error terrible, lo cual no creo que vaya a pasar porque no se ha equivocado en toda la campaña… o que sus adversarios den un golpe brutal, lo cual tampoco creo que pase. Esto está muy cantado ya”, dijo la periodista.
El 22 de noviembre de 2018, el presidente electo concedió una entrevista a Azucena Uresti para Milenio Televisión; el tema principal fue la consulta a la que el tabasqueño convocó sobre el Tren Maya, la refinería de Dos Bocas y el corredor del Istmo de Tehuantepec. Al respecto, López Obrador habló de la legitimidad del ejercicio asegurando que buscaba promover la democracia participativa. También dijo que los recursos para financiar dichos proyectos procederían principalmente del combate a la corrupción y de su política de austeridad. Sobre este punto, Uresti señaló:
“Yo estoy segura, Andrés Manuel López Obrador, que usted no se echaría la soga al cuello. Si dicen los analistas ‘no le va a alcanzar el dinero, no hay forma de que llegue’, yo no creo que usted lo esté haciendo tan público, tan contundente como para no tener dinero”.
En otra parte de la entrevista, López Obrador habló sobre su agradecimiento a Enrique Peña Nieto por “no meterse” en el proceso electoral ni tratar de evitar su triunfo como, según él, ocurrió en las dos ocasiones anteriores en que contendió y en las que, insistió, fue víctima de fraudes.
Azucena Uresti: Pero es que usted, además, iba “arribísima”, ya no había forma
AMLO: El presidente de la República, me consta, por muy debilitado y por muy tonto que sea, si decide hacer daño, lo logra.
Azucena Uresti: Fue muy conmovedor cuando lo estábamos siguiendo en la transmisión, si hubiera votado o no por Andrés Manuel López Obrador, fue muy conmovedor ver lo que logró usted con la gente. Recuperar la esperanza, la fe, la emoción de una elección. ¿Cómo se carga con ésos sentimientos y con esta expectativa? Porque si falla….es una oportunidad que no vamos a recuperar.
AMLO: Estoy muy consciente. No voy a fallarle al pueblo. Voy a tener siempre los pies siempre sobre la tierra, no me voy a dejar envolver por la parafernalia del poder, no voy a levitar, no me voy a marear.
Azucena Uresti: Nadie, Andrés Manuel, nadie queremos que este gobierno fracase, nadie en su sano juicio querría que este gobierno fracase porque sería irrepetible, así que usted tiene una carga enorme. ¿Qué les dice a los que le ven y que escuchan a veces de críticas, de críticos, de oposición, de gente que no está de acuerdo en su manera de gobernar? ‘Está incumpliendo, está siendo incongruente, esto no iba así, no le va a alcanzar, es una mentira, es demagogia, es un hombre de voluntarismos y un largo etcétera que vamos a estar escuchando todo el sexenio’….
AMLO: Es poco a poco…ya una vez que lleguemos al gobierno se van a ir convenciendo más, porque todavía no se aplican los programas. No dejan de ser palabras, pero ya van a empezar los hechos….
Azucena Uresti: Una cuarta transformación….ya se llama así.
Para concluir la entrevista, López Obrador agradeció a Milenio de esta forma: “Quiero agradecerle a Milenio, a los dueños, los trabajadores, camarógrafos, periodistas, conductores, a todos por esta oportunidad y a esta extraordinaria mujer, Azucena, que me hace esta entrevista”.
Azucena Uresti: Bienvenido… andemos ese camino.
Casi cuatro años después, Azucena Uresti ya no es más una mujer extraordinaria para López Obrador, sino alguien que forma parte de “los conservadores”, que sólo buscan golpearlo.
El 8 de marzo de 2022, en Milenio Televisión la periodista hizo este comentario a propósito de la marcha feminista que se llevó a cabo en la Ciudad de México.
“La ciudad de las libertades es hoy una ciudad amurallada. Hay tres camas de vallas metálicas que resguardan Palacio Nacional, son aproximadamente tres metros y medio de la banqueta hacia carriles centrales del circuito del Zócalo, ahí están”.
Sus expresiones molestaron al presidente, quien dijo que la conductora es del grupo de comunicadores que “no lo quiere” y usa cualquier cosa en su contra.
“Es una falta de rigor periodístico. Están mostrando que son medios que defienden a grupos de intereses creados y que están en contra de gobiernos que buscan combatir la corrupción y ayudar a los pobres. Son medios de la oligarquía para decirlo con claridad”, fustigó el mandatario.
Tras los dichos del mandatario, Uresti respondió a través de su cuenta de Twitter: “No señor Presidente @lopezobrador_ yo no recibo consigna, no estoy a favor de grupos de intereses creados. Le pido, de la manera más respetuosa, mostrar las pruebas de sus dichos”, escribió.
Al día siguiente, el 10 de marzo, López Obrador arremetió nuevamente contra Uresti y aseguró que ésta había recibido una oferta laboral por parte de la plataforma Latinus, que encabeza Carlos Loret de Mola, contra quien el presidente está confrontado.
La periodista le respondió de inmediato vía Twitter: “Mis respetos y cariño a mis compañeros y compañeras de @latinus_us pero lo que usted @lopezobrador_ dice es una mentira. Le pido, de nuevo con respeto, las presente, porque está dañando mi relación con las únicas dos empresas donde, y con mucho orgullo, trabajo @mileniotv @Radio_Formula”.
Jesús Silva Herzog Márquez
A pesar de que el presidente lo ha catalogado como un analista conservador, por el hecho de escribir en Reforma, en algunas de sus columnas y artículos, Jesús Silva Herzog Márquez destacó las cualidades que él observaba en López Obrador y que lo convertían en el candidato con más probabilidades de ganar la elección presidencial.
El 18 de diciembre de 2017 escribió en Reforma:
“Desde sus inicios, el político tabasqueño ha hecho causa en la lucha contra la corrupción. Si hoy tiene buenas probabilidades de ganar la Presidencia es precisamente porque ha sido un crítico tenaz de la ostentación y de las pillerías de la clase política y porque, en lo personal, se ha mantenido al margen de los escándalos que han ensuciado a tantos”
En la entrega del 5 de febrero de 2018, Silva Herzog Márquez sostuvo que López Obrador había sufrido una transformación respecto a las dos veces anteriores en que contendió por la presidencia:
“La tercera campaña de López Obrador se parece poco a las previas. Repetir la cantaleta de las críticas traídas es cerrar los ojos a una transformación innegable. Sus dos intentos iniciales exhibieron a un político de enorme talento que, al mismo tiempo, parecía abrigar la esperanza de la derrota… Sin adentrarse en los laberintos de la psique puede decirse que el candidato de Morena se había distinguido por su sectarismo”.
Líneas más adelante apuntó: “Queda poco de ese sectarismo en AMLO 3.0. Si en empeños anteriores mordía cada anzuelo que sus enemigos le lanzaban, hoy se burla con gracia de su torpeza… Aún no sabemos si el cambio sea perdurable pero es, sin duda, visible… Está de buenas y transmite su humor. Ha descubierto un recurso valiosísimo: la risa. Es claro que un candidato que sabe reír puede encarar de una manera muy distinta las embestidas de sus críticos. La mejor forma de desarmar las críticas desproporcionadas es riéndose de ellas”.
El 27 de junio de 2018, a unos días de la elección presidencial, Silva-Herzog escribió un artículo para el periódico El País, en el que vaticinaba una victoria arrolladora de López Obrador; además de explicar los factores que contribuirían en ello, en el autor se advertía un dejo de entusiasmo por lo que estaba a punto de ocurrir.
“Controlando medios, mercados, encuestas y votos, los poderosos se empecinaban en obstruirlo. Hoy México contempla una sintonía de acontecimientos que perfilan a Andrés Manuel López Obrador para ganar la presidencia. Los planetas y los mosquitos se coordinan para darle al candidato de Morena no solamente un triunfo arrollador, sino para rehacer el mapa político del país”, dice en su párrafo inicial.
“La inminente victoria de López Obrador es testimonio de una tenacidad asombrosa. Durante décadas ha estado en el centro de la atención nacional. Sus frases, su acento, sus dardos y sus tics se han vuelto parte de nuestra comida diaria… Lo hemos dado por muerto varias veces y está más vivo que nunca”, continuó.
“Será el primer líder social que ocupará la presidencia de México. Eso es López Obrador: un espléndido dirigente social. Hombre de instinto, terco, perceptivo, audaz, imaginativo, misteriosamente elocuente. Ahí puede arraigar la intensidad de la devoción y el temor que provoca. El político más raro y también en el más talentoso que ha conocido México en muchas décadas”, describió.
“Se le acusó de ser el gran peligro para México. Después de doce años de sangre y mugre, de violencia y corrupción, es claro que para los electores mexicanos no hay mayor peligro que la continuidad de lo existente. Por eso hay que decir que el terremoto que provocará la victoria de López Obrador será el gran desafío de México”, concluyó.
Desde el primer año de gobierno, Jesús Silva Herzog Márquez, escribía con mayor frecuencia sobre la otra faceta de Andrés Manuel López Obrador, la de un presidente ensoberbecido con el poder, al que le incomoda cualquier crítica o suceso que se salga del guión que se había trazado.
El 13 de mayo de 2019, en Reforma escribió: “Es soberbia y no otra cosa lo que despliega el Presidente al desconocer cualquier límite a sus pulsiones. Es soberbia su menosprecio de aquello que merece atención. El soberbio está convencido de su superioridad. Un humano que no se pertenece ya a sí mismo y que, por deberse al pueblo, se lo puede permitir todo. No es extraño que Fernando Savater describa este pecado como el “valor antidemocrático por excelencia”. Ese engreimiento anula, en efecto, la posibilidad del diálogo, cancela las precauciones y da permiso para romper cualquier regla. Andrés Manuel López Obrador no admite palabra a la altura de la propia. Por eso carece de consejeros y se ha rodeado de aduladores que guardan silencio frente al torrente de sus caprichos”.
No obstante, en la entrega del 23 de marzo de 2020, el analista se mostró sorprendido de la incapacidad de López Obrador frente a la pandemia de Covid-19: “El Presidente que no se gobierna es incapaz de mandar en la emergencia. Me confieso sorprendido por la nulidad de su liderazgo en esta circunstancia. Habría pensado que el político tenaz y ambicioso, que el dirigente rebelde y astuto habría tenido prendas para aquilatar la amenaza de estos días y, sobre todo, que habría tenido madera para el mando. Ni lo uno ni lo otro. Ni cabeza para entender, ni encierro para planear, ni claridad para coordinar, ni firmeza para decidir. La crisis sanitaria ha exhibido la insolvencia del liderazgo lopezobradorista”.
Carlos Bravo Regidor
El académico del CIDE, Carlos Bravo Regidor, quien actualmente se asombra de algunas decisiones tomadas por el gobierno y se permite criticarlo aunque desde una óptica conservadora, también fue de los que contribuyeron a “venderlo” como la opción para las elecciones presidenciales de 2018.
El 27 de febrero de 2018, a través de su cuenta de Twitter, escribió lo siguiente:
“-¿A ti te da miedo un gobierno de López Obrador? –Para serte sincero, me da más miedo el desmadre que se va a armar si no gana. De cuando hasta el miedo, que antes era su peor enemigo, ya es aliado de AMLO”.
El 6 de marzo de ese mismo año, una vez que comenzaron a difundirse las versiones de una presunta investigación por lavado de dinero contra Ricardo Anaya, que a la postre resultaron falsas, Bravo Regidor se hizo cómplice de la campaña sucia contra el candidato de la Alianza Por México al Frente y minimizó la situación en los siguientes términos:
“Desafuero vs Anayazo. Similitudes: Uso político de la PGR contra un rival presidencial. Diferencias: – Por una falta judicial muy menor VS por presunto lavado de dinero. A AMLO salieron a defenderlo millones en las calles VS a Anaya lo defienden unos cuantos en los medios”, tuiteó.
También en marzo de 2018, en el artículo “¿Una nueva esperanza para México?” en coautoría con Patrick Iber, académico de la Universidad de Pensilvania, Bravo Regidor expuso:
“Los críticos de AMLO lo retratan como un peligro para la democracia mexicana, y es cierto que su estilo personal de liderazgo podría poner a prueba la fortaleza de sus instituciones. Pero también lo sería la elección de cualquier otro candidato. La elección de AMLO también sería un testimonio de normalidad democrática: es el candidato de la oposición más fuerte que enfrenta una administración profundamente impopular. El problema real, tal vez, es que los mayores problemas de México, la desigualdad masiva junto con el crimen y la violencia devastadores, no pueden ser resueltos por completo por su sistema político…El lema de MORENA es “La esperanza de México”, y los mexicanos se lo han ganado con creces”.
Siendo ya López Obrador presidente electo, el 13 de septiembre de 2018, en un artículo para Reforma, Bravo Regidor no ocultó su entusiasmo por el gobierno que encabezaría:
“López Obrador ejercerá el poder midiéndose no contra las quejas de sus detractores, que serán casi irrelevantes. Tampoco contra las herencias de sexenios previos, pues ya avisó que no emprenderá ajustes de cuentas. Y menos contra las expectativas de sus incondicionales, que seguro serán flexibles e indulgentes. López Obrador se medirá en sus propios términos, contra la dimensión histórica del relato que lo llevó a la Presidencia”, señaló en uno de los párrafos iniciales.
“Hay algo emocionante, hasta conmovedor, en un líder político que se imagina a sí mismo no como gestor de conflictos o administrador de contingencias sino como agente de cambio. Que llega al poder reconociendo lo crítico de la situación que enfrenta su país, la necesidad de hacer algo verdaderamente distinto para atenderla, e imponiéndose la exigencia de dar el ancho no tanto frente a las demandas de la coyuntura sino, más bien, frente al juicio del porvenir”, expuso.
“El relato de la cuarta transformación dio para ganar el 1o. de julio e inspirar esperanza en una sociedad muy ávida de ella. Pero la eficacia de dicho relato topará con un límite. Gobernar no es sólo convocar a un mañana compartido sino producir resultados tangibles, hacer diferencia en la vida de las personas hoy. Bienvenida la ilusión”, concluyó.
Conforme el gobierno de López Obrador, a pesar de sus excesos verbales y sus decisiones controvertidas, Carlos Bravo Regidor se resistía a cuestionar frontalmente al presidente; incluso ya en el segundo año de gobierno y en medio de las críticas por el manejo de la pandemia de Covid-19, el académico buscaba la forma de justificar al mandatario, según se puede advertir en su columna del 21 de mayo de 2020, para Reforma.
“AMLO es una figura complejísima, que desafía incluso las categorías más elementales. A pesar de la simplicidad, ya sea espontánea o calculada, que suelen tener sus ideas, su discurso o sus decisiones, no es fácil situarlo en las coordenadas habituales del espectro político. Siempre hay un pero, un no obstante, que impide ubicarlo con claridad en determinada tradición o escuela, en la familia de una u otra corriente de pensamiento o acción. Es un político nato y, al mismo tiempo, netamente inclasificable.
Apologistas y detractores insisten en tratar de etiquetarlo con términos que acaban definiéndolos mejor a ellos que a él, haciendo más patentes sus querencias o antipatías que haciéndole justicia -analíticamente hablando- a la peculiar ambigüedad del personaje”.
Sin embargo, la realidad fue imponiéndose y el académico no tuvo más remedio que aceptarla. En sus columnas había desilusión, pero al mismo resistencia a hacer una crítica más directa. Sus señalamientos seguían siendo de un modo u otro, matizados. En su entrega del 16 de diciembre de 2021 para Reforma, anotó:
“En casi todos los ámbitos, bajo casi cualquier estándar o medida, los resultados de este gobierno suelen ser, por decirlo con amabilidad, decepcionantes: en pobreza, violencia, corrupción, salud, finanzas públicas, medio ambiente, educación, en fin, son pocos los logros que puede adjudicarse con honestidad. (Me refiero a los saldos de su gestión en sentido estricto, a los datos duros, no a las encuestas ni a su capacidad representar los agravios o esperanzas de un amplio sector de la población). Ante indicadores tan negativos para su causa, el Presidente y buena parte de sus simpatizantes están optando cada vez más decididamente por fugarse de la realidad”, señaló.
A pesar de todos sus intentos anteriores por evitar elevar el tono de sus críticas hacia López Obrador y el gobierno federal, las ilegalidades cometidas por el mandatario, su gabinete y compañeros de partido con motivo de la consulta de revocación del mandato, lograron que Carlos Bravo Regidor se mostrara realmente molesto con el gobierno de la llamada “cuarta transformación”. El 7 de abril de 2022, escribió:
“No recuerdo otro momento en la historia reciente de México en que la clase gobernante violara la Constitución de un modo tan desvergonzado, tan intencional y flagrante, como ahora con motivo de la revocación de mandato… Es un alarde, un desafío encabezado por el propio presidente de la República pero a cuya estela se han ido formando -envalentonados por la impunidad que parece conferirles tanto descaro- todo tipo de funcionarios de su gobierno, autoridades locales y dirigentes de su partido.
Puestos a escoger entre su militancia política y su deber público, han optado muy abiertamente por poner la lealtad al líder antes que el respeto a la legalidad. No hay manera de atemperarlo, es así de claro”.
Ricardo Raphael
En junio de 2018, a un mes de la elección presidencial, Ricardo Raphael elaboró un perfil de López Obrador en un artículo para Letras Libres, donde destaca las cualidades que él percibía en el candidato que encabezaba las encuestas y por las cuales estaba a punto de concretar su sueño de ganar la Presidencia; aun cuando también mencionaba algunos de sus aspectos negativos, éstos fueron matizados.
“Tres veces ha sido candidato presidencial y en ninguna ocasión pudo probársele participación directa en actos de corrupción. Su austeridad y la imposibilidad de hallarle ligas con expedientes oscuros son hechos que suman para presentar la imagen de un candidato incorruptible y, por tanto, con legitimidad para señalar las infracciones, los delitos, los abusos y los desvíos tan impúdicos en estos días entre quienes habitan en el México de los privilegios”, señala en uno de sus párrafos iniciales.
Más adelante anotó: “Uno de los adjetivos que con mayor frecuencia se utilizan para descalificar a Andrés Manuel López Obrador es el de populista, pero la definición del término está en disputa. El jueves 30 de junio de 2016, frente al presidente mexicano, Enrique Peña Nieto, y el premier canadiense, Justin Trudeau, Barack Obama se definió a sí mismo como un populista: “No estoy preparado para conceder razón a la retórica contra el populismo […] cuando este tiene que ver con proteger a las personas vulnerables frente a los grandes intereses corporativos, garantizar oportunidades educativas, independientemente de la riqueza, o garantizar condiciones justas para los trabajadores. Supongo que todo esto me hace un populista”, se animó a precisar como conclusión.
Atendiendo a la interpretación de Obama, Andrés Manuel López Obrador es sin duda un populista, dada su persistente preocupación por los más pobres y su combate antiguo en contra de los intereses económicos corporativos que excluyen y marginan a las personas vulnerables”.
En la tercera parte del texto, aborda la faceta mesiánica de la personalidad de López Obrador, pero la enfocó de tal manera que el lector quedaba convencido de la bondad del candidato presidencial.
“En plena conciencia López Obrador se presenta como un líder que tiene cualidades únicas para resolver los problemas del país. No solo cuenta con una misión, sino que se asume como la única persona capaz de llevarla a cabo.
Probablemente en otra época más racional una personalidad política como la suya no despertaría entusiasmo entre la gente. Y, sin embargo, una parte importante del electorado coincide hoy en México con la apreciación que López Obrador tiene de sí mismo. Ha logrado convencer de que su presidencia puede ser la gran oportunidad para que México deje atrás sus peores defectos: la corrupción, la desigualdad y la violencia”.
El 30 de noviembre de 2021, en un texto para The Washington Post, Ricardo Raphael realizó otro perfil de López Obrador, ya como presidente, para tratar de explicar por qué una minoría rechazaba a un mandatario que estaba a punto de llegar a su tercer año con una elevada popularidad. Las argumentaciones del autor se quedaron en el terreno de la relatividad de una encuesta, que sirvió de base para su artículo.
“El presidente es un inmenso espejo dentro del cual se reflejan muchas y muchos. Pero para que a través suyo la mayoría se proyecte —heroica y magnificada—, alguien debe jugar el papel de antihéroe, de villano. Ese rol lo ha asumido, no siempre por decisión propia, quien se rebela a ser una extensión del cuerpo político lopezobradorista; y este, según su líder, es sinónimo del “pueblo” mexicano.
Desde luego que, entre esas personas, están quienes por razones de clase social perciben amenazado su privilegio —debido al pretendido cambio de régimen—, pero también quienes cuya condición cultural, sexual, social, profesional, geográfica, religiosa o física les ubica como agentes contra-mayoritarios.
En lo fundamental, ese 22% de las personas no rechaza a López Obrador por su gobierno sino por cuanto hace y dice, viste y significa, por su lenguaje y sus modales, sus obsesiones y convicciones: por el texto de imágenes y palabras que despliegan su rol dominante en el escenario público y que los agentes minoritarios no comparten”, expuso en sus párrafos centrales.
Sin embargo, esa línea argumentativa no salvó a Ricardo Raphael de ser incluido por López Obrador y sus seguidores en lo que el mandatario denomina “el bloque conservador”, incluso en al menos dos de sus conferencias mañaneras lo acusó directamente de recibir beneficios del INE, en un momento en que el Ejecutivo emprendía una andanada contra el órgano electoral.
El 16 de febrero, una vez que uno de sus reporteros de consigna le marcó la pauta, López Obrador arremetió contra diferentes periodistas y analistas, uno de ellos, Ricardo Raphael: “Vi a este señor que también le molestamos mucho que es un supuesto analista…Ricardo Raphael, porque vi que está ahí en el INE, vi una lista de proveedor y ese, cada vez que escribe es en contra de nosotros. Imagínense, somos los que más dinero les aportamos a todos ellos, porque les pagan para atacarnos”.
Sólo al verse aludido directamente, Ricardo Raphael reaccionó en su cuenta de Twitter y acusó textualmente al presidente de mentir y calumniarlo y lo llamó a probar sus dichos. Días después en la misma red social publicó una carta firmada por la Dirección Ejecutiva de Administración del INE, donde se aclara que él no cobra en el INE, por lo que sugirió que López Obrador y su portavoz, Jesús Ramírez, debían ofrecerle disculpas, lo cual no sucedió.
A pesar de vivir en carne propia los excesos de López Obrador, para Ricardo Raphael, el peso del líder político que conquistó la presidencia le resulta tan enorme, que considera una empresa más que difícil dejar atrás lo que él considera el legado del mandatario y mantiene su decisión de no cuestionarlo frontalmente. En su artículo del 9 de abril de 2022, a un día de que se llevara a cabo la consulta de revocación del mandato, el autor se pregunta cómo será México sin el lopezobradorismo.
“¿Cuánto de su legado continuará vigente? ¿Quiénes serán las personas beneficiarias de su herencia? ¿Quiénes serán sus legítimos adversarios? ¿Qué propósitos, causas y batallas transcenderán al México del día después?…. Hay atributos del lopezobradorismo que difícilmente serán borrados porque despertaron conciencia pública masiva, como por ejemplo, la centralidad de la pobreza como tema de Estado. También permanecerá como consigna bien plantada el rechazo a las élites codiciosas y corruptas”, expuso.
Más adelante planteó: “Andrés Manuel López Obrador es un líder muy admirado por sus seguidores, entre los cuales una mayoría lo considera un sujeto casi sobrehumano. El vínculo personal que sostiene con sus admiradores será difícil de replicar en la era posterior. ¿Cómo gobernar un país donde el culto a la personalidad del presidente será irrepetible?”
En la parte final, en un intento por equilibrar su artículo, el autor hace un tibio cuestionamiento a la tendencia lopezobradorista a los “otros datos”: “Antes de cerrar merece la pena mencionarse una última cuestión: el compromiso de quien gobierne el futuro para no enturbiar la conversación pública cada vez que se requiera descifrar entre lo que es verdadero y lo que es falso. La política donde cada uno tiene sus propios datos es adversa a la convivencia pacífica del pasaje que viaja en el mismo barco”, remató.
Gabriela Warkentin
La periodista y académica Gabriela Warkentin, se ha caracterizado por su ambivalencia y ausencia de compromiso con una postura definitoria frente a López Obrador. Por momentos parece respaldarlo e incluso adopta posturas similares a las de sus seguidores; pero en otros, se suma a las críticas que hacen otros al mandatario sin adoptar una posición personal propia y otros más, pretende ser mediadora entre las posturas extremas que asumen los bandos más radicales de admiradores y detractores del presidente de México. En este divagar de un lado a otro, se mete en problemas gratuitos. Aquí algunos ejemplos.
El 22 de julio de 2018, el historiador Arno Burkholder, a través de su cuenta de Twitter, formuló un planteamiento sobre lo que él le pediría al presidente electo Andrés Manuel López Obrador, ello en un contexto de la euforia que prevalecía en el ambiente político por la arrolladora victoria del tabasqueño en la elección presidencial.
“¿Qué le pediría yo a @lopezobrador_ próximo presidente de México? Que sea humilde. Que no pierda el piso. Que no escuche a los que le dicen que es el salvador de la patria. Este momento de poder durará muy poco y pasará el resto de su vida explicando sus acciones. Humildad”, escribió.
De inmediato, Gabriela Warkentin se mimetizó con muchos seguidores de López Obrador y se le ocurrió preguntar al escritor si le había pedido algo así a los anteriores presidentes “¿Y qué le pediste a EPN? ¿Y a los anteriores?”, cuestionó.
Las críticas le llovieron a la profesora universitaria por parte de los cibernautas, quienes le señalaron su intención de desacreditar la opinión de Burkholder, que muchos consideraron legítima dadas las expectativas desmedidas generadas por el lopezobradorismo. Warkentin trató de defenderse argumentando que el conocer al historiador de tiempo atrás le daba el derecho a preguntar. Asimismo, desde su punto de vista, las críticas en su contra obedecían a una “hipersensibilidad” hacia la figura de López Obrador.
“A Arno lo conozco desde hace mucho, me ha invitado a presentar libros, ha ido a la radio. Por eso me parecía interesante saber qué había pedido a los anteriores. Como espero poderle preguntar qué pedirá a los que sigan. Pero hay como una hipersensibilidad con el tema AMLO. Neta”, se quejó.
A pesar de que Gabriela Warkentin intentaba venderse a sí misma como una informadora “neutral”, recibió numerosas críticas por presentar junto a Tatiana Clouthier, coordinadora de campaña de López Obrador el libro El sueño de Andrés de la autora Gina Jaramillo, que de acuerdo con varias reseñas, está inspirado en la infancia del político tabasqueño
Aun cuando no lo reconoció abiertamente, la autora adujo que El sueño de Andrés es el primero de varios libros que contarán los sueños de distintos personajes que han dejado huella, para bien o para mal, dentro de la historia y que pueden tener un impacto positivo en las nuevas juventudes.
El 20 de febrero de 2020, en el contexto de un incremento en los casos de feminicidio y el desdén del gobierno de López Obrador ante tal situación, a Gabriela Warkentinse le ocurrió revivir una respuesta que, dijo, le diera en el tercer debate presidencial el entonces candidato priista José Antonio Meade cuando le preguntó sus propuestas para las mujeres y éste mandó un saludo a la selección masculina de futbol.
Sin embargo, la respuesta que obtuvo de los cibernautas no fue la esperada y varios de ellos le expresaron que con ese “recuerdo” solo buscaba quitarle responsabilidad al gobierno lopezobradorista por los casos de violencia de género. Otros más, colocaron otra parte del video del debate, donde Meade plantea sus propuestas para las mujeres, entre las que mencionó las guarderías y una ayuda mensual a las madres de familia, entre otras.
El 26 de abril 2020, como articulista invitada del periódico Reforma dio un salto sorpresivo al terreno de la crítica hacia López Obrador por la actitud asumida por el mandatario ante la emergencia sanitaria del Covid-19.
“El presidente parece empeñado en dilapidar lo poco que le queda de oportunidad de ser el presidente de todos. Sí, de todos, no solo de los que lo adulan sino incluso de quienes lo detestan, el líder de LA nación en momentos de una crisis brutal (que apenas comienza) y en medio de la sacudida global que esta pandemia asestó a la humanidad. Pero a golpe de ocurrencias, descalificaciones y estrategias divisorias, el presidente se mira cada vez más solo. Porque aun quienes hoy todavía aprueban su gestión, que siguen siendo millones de mexicanos, pronto también a ellos les habrá pasado factura no solo la condición del país, sino también la calidad de un liderazgo que se empecina en ser de nicho”, escribió entonces
Casi un mes después, el 24 de mayo, se situó en el extremo opuesto y por medio de la cita y retuit de un mensaje del periodista Jorge Zepeda Patterson, Warkentin aceptó tácitamente que ella votó López Obrador y volvería a hacerlo si los contrincantes fueran los mismos.
“En efecto, yo voté por López Obrador y volvería a hacerlo si las opciones que me ofrecen son Ricardo Anaya del PAN o José Antonio Meade del PRI”, escribe @jorgezepedap. Nunca me digas “te lo dije”, escribió Warkentin en su mensaje adjunto.
El primer día de 2021, buscando colocarse “al centro”, Gabriela Warkentin escribió el siguiente tuit: “Año electoral que será particularmente polarizado. A quienes tengan que tomar partido porque se les va la vida en ello, mucha suerte. Y a los que nos toca narrar y contextualizar lo que pasa, mucha serenidad. Aquí arranca todo, nos miramos al final del año”. Las respuestas de los usuarios no se hicieron esperar y muchos de ellos le recordaron su participación en la presentación de “El sueño de Andrés” y hubo quien le sugirió abrir un blog de tibieza.
Casi tres meses más tarde trató de ubicarse otra vez en la arena de la crítica, dando su firma a posicionamiento de la organización Artículo 19 acerca de las constantes embestidas de López Obrador contra los medios y periodistas. De ello escribió lo siguiente en un artículo para El País.
“Lo ocurrido en la conferencia de este 31 de marzo es una muestra más de una creciente intolerancia a la crítica y a la información incómoda para el gobierno federal. No es nuevo en el trabajo de ARTICLE 19, una organización fundada en Londres en 1987 y que en tres décadas ha trabajado para abrir libertades en regímenes autoritarios. Lo que nos preocupa es que México esté cayendo en lo mismo”, manifestó.
En el mismo diario, el 5 de septiembre de 2021, se quejó de las andanadas del mandatario contra la prensa, esta vez motivada por el hecho de que una de ellas la alcanzó directamente, al ser señalada de estar a cargo de una empresa que movía cuentas de Twitter para atacar al mandatario.
“Resulta que cuentas tuiteras muy diversas, la mayoría brutalmente agresivas contra el gobierno de López Obrador y la 4T, usurparon el correo de contacto para publicarlo en sus biografías de Twitter. Paso siguiente: desde la conferencia mañanera de Palacio Nacional se nos acusó a todos de formar parte de una red golpista en contra de este gobierno. A todos, sin distingo. Y a mí, en particular, de ser una especie de articuladora de la misma. ¿Alguna vez me llamaron para preguntar si era cierto? ¿Para contrastar fuentes? No, solo acusaron. Porque desde el ejercicio de intimidación que es el Quién es quién en las mentiras hay revancha, no metodología”, se quejó la autora.
Sin embargo, una vez hecho un ejercicio de catarsis contra el contaminado intercambio público en la esfera digital entre admiradores y opositores a López Obrador, sugiere que ambos “le bajen” y hace un llamado a la conciliación. Así, tal cual.
“Me parece que (todavía) es tiempo de convocar a otro diálogo público y a insistir en que es posible a pesar de las estridencias. Pensar en sentarnos a dialogar, quienes así lo deseamos, para tender puentes, para visibilizar a los muchos y las muchas que se sienten excluidas de los jaloneos ideológicos. Celebrar la moderación activa como un espacio de convergencia. Cosa de pensarle y de convocar”, concluye.
Son sólo unos cuantos ejemplos, pero en la esfera de los medios tradicionales como en los digitales, hay muchos más. En el fondo saben que se equivocaron al sacrificar la búsqueda del equilibrio que el periodismo ético exige, contribuyendo con ello al encumbramiento del actual presidente. Pero se resisten a reconocerlo. En muchas ocasiones, las opiniones plasmadas en sus textos o en sus redes sociales, parecen estar más orientadas a pensar en lo que les resulta más conveniente a su persona y no al país y la necesidad que éste tiene de un periodismo equilibrado.