La idea y el sustento son de Salomón Chertorivski, secretario de Desarrollo Económico de la capital; la bandera política es de Miguel Ángel Mancera, protagonista todavía en el cerrado Frente inmobiliario Anaya-Barrales. El núcleo, poner al trabajador en el centro de la política económica nacional.
Durante décadas el salario mínimo diferenciado por zonas económicas desde 1982, fue referente estigmatizado; cuando alguien pedía u ofrecía subir los mínimos, un coro de economistas entonaba: eso estimula la inflación y con ella se pierde más poder adquisitivo. Una bestia intangible que se devora a sí misma. Ni quien insistiera más en el tema.
Desde hace más de cuatro años, Chertorivski y Mancera han hecho campaña, lograron la desindexación de ese tabulador como parámetro de multas y castigos, demostraron que el efecto de faro inflacionario es falso.
Movieron el debate público y privado, tener un ingreso mínimo que cubra el valor de la canasta básica alimentaria es justicia social lisa y llana, un incentivo económico virtuoso.
Ayer la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) entregó su propuesta a la Comisión Nacional de los Salarios Mínimos para que, a partir del 1 de noviembre, el salario mínimo general vaya de 80.04 a 95.24 pesos, alcanzando la línea de bienestar establecida por el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).
Hoy el salario mínimo general satisface 84 por ciento del monto necesario para cubrir el valor de la canasta alimentaria, que es de 1,446.51 pesos con precios de julio de 2017.
Este aumento no se haría a través de porcentaje, como ocurre año con año en su revisión anual, sino mediante un Monto Independiente de Recuperación (MIR), un mecanismo que ya se implementó el año pasado y que, de acuerdo con la Coparmex, no impactó en la inflación, ni frenó la creación de empleos que presume el gobierno federal llegó a los 3 millones de puestos.
Luego ¿quién no quiere mejores salarios? Quizá quienes pretendan hacer de una realidad al alcance, promesa de campaña, adjudicarse ideas ajenas, ya ve que no faltan. Quedan pendientes el anuncio oficial y la voluntad política.
Sagarpa y TLCAN. Tras 20 años de números rojos, el Tratado de Libre Comercio de América del Norte da resultados a México, durante esta administración el histórico déficit en materia agroalimentaria ha cesado.
Por primera vez en 2015 hubo saldo favorable próximo a los 960 millones de pesos y ahora el trabajo de José Calzada al frente de la Sagarpa el superávit comercial alcanzó los 4 mil 148 millones de dólares en el periodo enero-agosto de este año.
Ayer el titular de Agricultura compareció ante el Congreso con motivo de la glosa del V Informe de Gobierno. Detalló el superávit general: 2 mil 644 millones de dólares provienen de la balanza comercial agropecuaria-pesquera y mil 503.8 millones de dólares más del saldo comercial agroindustrial.
Este artículo fue publicado en La Razón el 26 de octubre de 2017, agradecemos a Carlos Urdiales su autorización para publicarlo en nuestra página.