Manlio Fabio Beltrones se levantó temprano y de buen humor en su primera mañana como ex presidente del PRI. No regateó tema ninguno en la charla. Para el presidente Peña Nieto sólo tuvo elogios y dejó entrever que será una especie de asesor sin cartera del hombre a quien todavía le restan 30 meses en Los Pinos.
Sin rodeos, explicó que su renuncia a la presidencia del partido fue por “congruencia política, porque después de los malos resultados del 5 de junio debe haber consecuencias”. Le dije que la única consecuencia es su renuncia y dudo que pase algo más. “Pues si no hay consecuencias, parecería que no pasó nada”, respondió. “Y cuando se dice que no pasa nada, es cuando pasa lo peor”.
Insistí que no veo en el PRI a quien encabece esa urgente revisión interna que aludió en su mensaje de renuncia, a una autoridad que enliste las fallas, a un líder que marque el rumbo. Beltrones insistió que esa debe ser la tarea de la 22 Asamblea Nacional, que podría tener lugar a finales de año.
—No va a pasar nada, Manlio.
—Hay que hacer esa revisión, ver cómo podemos ser más competitivos en las elecciones,
definir hacia dónde nos dirigimos como partido, qué proyecto de país queremos y defenderlo.
—¿Quién va a encabezar eso? ¿Gamboa, Beatriz Paredes, los gobernadores, los secretarios de Estado, quién?
—El PRI no es una persona, es una institución y hay que mirarla como tal. El PRI es una institución histórica que ha sabido renovarse y debe volver a hacerlo.
Muy bien, ¿pero quién? Tras la renuncia de Beltrones, el PRI queda en una orfandad de miedo. La generación de los Emilio Gamboa, Pedro Joaquín Coldwell, Beatriz Paredes no tiene qué ofrecer. Los gobernadores jóvenes fueron un desastre, de Eugenio Hernández a Roberto Borge, o traen una losa en la espalda: Rodrigo Medina, Javier Duarte. Salvo la sonorense Claudia Pavlovich, no se ve a uno de ellos con estampa de figura nacional. No hay un rostro, una voz que conmueva en las cámaras (legislativas o de televisión). Tampoco un gran líder regional o sectorial. Y difícilmente los peñanietistas (Osorio Chong, Videgaray, Nuño, Eruviel Ávila) podrán tomar por asalto el partido para perfilar un proyecto a tres, seis, nueve años, como sugiere Beltrones.
Así es que no veo a quién, a quiénes encabezarán esa sacudida del PRI a la que arenga Beltrones, el presidente más sólido y carismático del partido desde los tiempos de Luis Donaldo Colosio.
El PRI debe revisarse. Suena muy bien, Manlio, pero ¿quién, quién toma la estafeta y se hace cargo de esa encomienda? Yo no veo ni al personaje ni que los priístas se mueran de ganas de hacerse un check up. Y menos con la candidatura presidencial en juego.
MENOS DE 140. 12 meses después, es el gobierno el que solicita a la CNTE reanudar el diálogo. Ya no les exige a los maestros que regresen a dar clases.
Este artículo fue publicado en El Universal el 22 de junio de 2016, agradecemos a Ciro Gómez Leyva su autorización para publicarlo en nuestra página.