Hacer un informativo radiofónico no es en lo absoluto sencillo. Se deben conjuntar numerosos factores en tiempo y forma para conseguir un producto comunicativo interesante, ágil, correcto y útil para el radioescucha.
Prisma RU, el programa informativo estrella de Radio UNAM con varios meses al aire ya, tiene aciertos encomiables, pero, desafortunadamente, carece de criterios deontológicos claros que orienten la selección de las notas que transmite al aire, y la muestra más escandalosa al momento, la tuvimos este viernes 23 de septiembre, cuando la conductora Deyanira Morán retomó una muy cuestionable información divulgada por el diario La Jornada.
Tanto en la apertura del programa, como en el desarrollo del mismo, Morán dio resonancia a la información publicada este viernes por el diario respecto a las “revelaciones” de un frente de lucha por los derechos de los homosexuales que divulga los nombres de más de 40 miembros de la iglesia católica, entre ellos cuatro altos cargos, “que han sostenido relaciones homosexuales.”
“El Frente del Orgullo Nacional dio a conocer los nombres de cuatro jerarcas católicos que han mantenido relaciones homosexuales”, leyó la conductora. Mencionó los nombres citados en la nota de La Jornada y agregó, que según el diario, hay una larga lista. Agregó que ante estas revelaciones la reacción de la iglesia fue desmentirlo tajantemente.
Es deplorable que ante la falla ética de un medio, en este caso La Jornada, y con el afán de tener notas llamativas que ofrecer al auditorio, otro medio determine dar resonancia a un conjunto de revelaciones que no sólo no cuentan con el menor elemento probatorio, sino que además, constituyen un atentado a la intimidad de las personas mencionadas en la nota.
Prisma RU muestra su escasa claridad ética al seleccionar esta información para replicarla al aire, por más que la conductora hiciera un simulacro de imparcialidad al mencionar que se trata de los dichos de la mencionada agrupación Frente del Orgullo Nacional y diera voz a la réplica de la iglesia al respecto.
Es claro que quienes están a cargo de la selección de notas para el programa no tienen en cuenta la arista ética de la información. Es notorio, con este único ejemplo, que les parece suficiente sustento o justificación el que detrás de tales “revelaciones” se encuentre el nombre de una agrupación nacional, la cual, por supuesto, es también culpable de invasión a la intimidad. Es la enfermedad de la “declaracionitis”, que supone que en el periodismo cualquier información es válida, siempre y cuando tengamos a un alguien que declaró un algo, y el medio se presente meramente como un canal.
Como dije alguna vez en otro texto aquí en etcétera: ¿A quién damos voz en el periodismo? Parte fundamental de la profesión es saber elegir a quién prestar la resonancia del medio, y no replicar acríticamente declaraciones difamantes, por más que pudiéramos considerar que las personas señaladas no son merecedoras, por sus acciones (en este caso su homofobia) del mismo respeto que otras.
El ejemplo de este 23 de septiembre se suma a las irregularidades del informativo que el actual director de Radio UNAM, Renato Dávalos, ha puesto en marcha con el fin de reforzar la parte noticiosa de la emisora, la cual fue eliminada del todo por Fernando Chamizo, el anterior director.
De dos horas de duración, Prisma RU tiene el loable propósito de divulgar el quehacer de la comunidad universitaria, y con este fin da preeminencia a las noticias sobre investigación, ciencia, arte y cultura en la UNAM. Ciertamente, este enfoque predominantemente comunitario era algo que nunca tuvieron anteriores informativos. En este programa hemos podido escuchar entrevistas con académicos, músicos, escritores y profesores de la UNAM, hablando de su labor, o bien, expresando su punto de vista de expertos sobre diversos temas.
Se planeado un seccionado interesante, en principio, con secciones como “Campus RU”, deportes, cultura, “Vox Pópuli” (entrevistas con personas en las calles de la Ciudad de México), actividades estudiantiles y poesía.
Sin embargo, el resultado es irregular y al programa le falta madurar. La rúbrica de entrada es una desdicha auditiva, puesto que nos agrede con una muy gritoneada porra universitaria, la cual sirve también como cortinilla entre secciones.
La conductora, Deyanira Morán, tiene buena presencia ante el micrófono, una voz bien modulada y agilidad, pero es una entrevistadora muy inexperta y ocasionalmente se le escapa un “¡híjole!”, al aire, cuando algo la sorprende o preocupa. Su pronunciación del idioma inglés es realmente terrible, algo inaceptable en una estación donde por tradición los locutores saben pronunciar perfectamente en inglés, francés y alemán, por lo menos.
Por otro lado, la inexperiencia de sus compañeras en cabina es penosa. Dulce García y Cindy Ramírez son locutoras sin preparación, con frecuentes errores de lectura y nula capacidad de modulación.
Este 22 de septiembre, por ejemplo, ambas locutoras estrenaron una sección conjunta llamada “Arriba los de abajo”, en donde, explicaron, se busca dar voz a los silenciados, al abordar temas sobre la discriminación. A efecto de estrenar su sección, prepararon un guión muy sencillo que leyeron de manera alternada, simulando una conversación. Era algo realmente vergonzoso de escuchar y cuando, al interior de la sección dieron pie a un texto dramatizado por la adorable voz de Margarita Castillo el contraste con ellas fue algo verdaderamente insoportable.
Es indispensable recordar que Radio UNAM no es una estación estudiantil, como muchos creen. Es una estación universitaria gestionada por profesionales de la comunicación. No debiera permitirse que en el programa informativo estrella (dos horas al aire, de 1 a 3 de la tarde, de lunes a viernes), participen locutoras principiantes. Tampoco se debe permitir que la conductora principal, por más tablas que tenga ante el micrófono, carezca de la capacitación para pronunciar el inglés, ni tampoco que hable con modismos. La amenidad es agradecible, pero hay una frontera clara que no hay que cruzar.
Yo invitaría de inmediato a Deyanira Morán y sus co-conductoras a recibir entrenamiento en locución urgente con Margarita Castillo, una voz de desempeño perfecto al leer poesía, narrativa, teatro y noticias. No podrían tener mejor maestra. De hecho, invito al director de Radio UNAM, Renato Dávalos, a dar a Margarita el peso que merece dentro de la estación, puesto que su presencia, indispensable, ha disminuido y además, de manera lamentable, no ha dejado escuela.