por Alberto Mendoza
La cobertura noticiosa en radio y televisión de la pasada campaña electoral se caracterizó por la equidad y por la imparcialidad. El monitoreo encargado por el Instituto Nacional Electoral (INE) comprobó que los medios distribuyeron con justicia el tiempo entre todos los partidos, coaliciones y candidaturas independientes. También quedó patente su esfuerzo por la objetividad, ya que la gran mayoría de las notas fueron informativas y sin valoraciones. Por tanto, se puede afirmar que todas las opciones políticas tuvieron acceso a los programas noticiosos en todas las entidades del país, y que no hubo animadversión hacia ningún partido o coalición.
El artículo 185 de la Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales (LGIPE) establece que el INE debe realizar el monitoreo de las transmisiones sobre las precampañas y campañas electorales en los programas en radio y televisión que difundan noticias. Tras valorar las propuestas de diversas instituciones académicas, el Consejo General del INE eligió a la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM para llevarlo a cabo.
El resultado es público, se puede consultar en internet¹, y de sus reportes se puede concluir que cumplió con los objetivos que guían esta actividad: realizar un diagnóstico certero de la cobertura noticiosa y elevar el marco de exigencia de la práctica periodística, siempre con estricto respeto a su ejercicio libre y plural. El monitoreo se confirmó como un instrumento útil para promover los criterios de equidad, imparcialidad y objetividad. Y a estos principios se añadieron en esta edición el fomento de la igualdad de género, así como del lenguaje incluyente, con una parte del diagnóstico dedicada a las distintas formas de discriminación y de violencia política contra las mujeres en razón de género.
A pesar de estas buenas noticias, el monitoreo del INE saltó a los medios de comunicación por otros motivos. El 7 de julio, en la conferencia matutina del presidente de la República, se emitió una información deformada sobre este estudio que llevó a conclusiones equivocadas. Aun en el caso de que no se tratara de una estrategia de desinformación planeada, sino de un mero error, estaríamos hablando de un importante tropiezo. Porque, además, el desacierto se multiplicó con una nueva referencia equivocada en la mañanera del 12 de julio.
En ambas conferencias se lanzó un mensaje construido de manera opuesta a la evidencia de los datos: que el partido Morena había sufrido una cobertura desproporcionadamente negativa. “Escandaloso, inequitativo”, descalificó el titular del Ejecutivo, quien afirmó que existe un “predominio de una prensa tendenciosa, sin ética, antidemocrática”. Nada más lejos de la realidad, ya que Morena se benefició de ser el partido nacional que más atención recibió en los noticiarios, incluidos los de mayor audiencia, siendo predominante la suma de notas neutras y positivas.
El estudio de la campaña electoral abarcó 503 programas, 346 de radio y 157 de televisión, entre el 4 de abril y el 2 de junio. El tiempo total de monitoreo fue de 27 mil 899 horas, 37 minutos y 46 segundos. 20 mil 92 horas de radio y 7 mil 807 de televisión. Sin embargo, hay que subrayar que fue muy poco el tiempo de estos programas dedicado a las campañas a diputaciones federales, objeto del monitoreo. Solo mil 51 horas 44 minutos 01 segundos. Es decir, el 3.8% del tiempo monitoreado, repartiéndose sobre todo en radio (85.7%), y en menor media en televisión (14.3%).
Tampoco en los programas de revista la campaña federal irrumpió con fuerza: únicamente se registraron 05 horas 41 minutos 31 segundos. Además, la mayor parte de las piezas informativas se presentaron en el segmento intermedio de los noticiarios, es decir, del minuto treinta al sesenta. Eso indica que se dio una importancia media a las coberturas de las candidaturas de los partidos políticos y coaliciones.
Este desinterés puede deberse a que las campañas locales acapararon parte de la agenda informativa, con 15 gubernaturas, 30 congresos locales y 18 mil 837 cargos municipales en juego; pero también a que los partidos políticos nacionales y sus candidaturas no consiguieron proponer campañas suficientemente interesantes. En todo caso, esta situación debe ser motivo de otro estudio.
El monitoreo sí confirma que existió equidad en la distribución de tiempos, con Morena en primer lugar con el 13.18%, seguido de la coalición Va Por México con 12.39%. La coalición Juntos Hacemos Historia obtuvo el 7.13%. Incluso partidos que competían por primera vez, y que no alcanzaron el 3% de votación necesario para sobrevivir, sí contaron con cobertura mediática superior al 5%. Es el caso del Partido Encuentro Solidario (5.89%), Redes Sociales Progresistas (5.98%) y Fuerza Por México (5.36%). Las candidaturas Independientes gozaron del 2.76%. Esto significa que todos los partidos políticos nacionales y coaliciones tuvieron la oportunidad de aparecer en radio y televisión.
En cuanto a los géneros periodísticos utilizados para cubrir la campaña, es relevante apuntar que predominó la nota puramente informativa, con un 48.11% del total. A este género le siguieron los espacios de entrevistas (33.86%), opinión y análisis (17.11%), debates (0.58%) y reportajes (0.35%). Además, las piezas informativas que incluyeron valoraciones son una minoría: 5 mil 323 (14.8%) de un total de 35 mil 963.
Estos datos desmontan la falsa percepción de que los programas noticiosos funcionaron como arietes o que cargaron de subjetividad sus informaciones. Bien al contrario, la imparcialidad fue la nota dominante, e incluso podría reprocharse la escasez de otro tipo de géneros: crónicas, reportajes, análisis o debates que, por su naturaleza, sí integran la visión del autor.
Entre la minoría de notas informativas que contienen valoraciones, hay un mayor número de comentarios negativos, lo cual no debe extrañar a nadie que no crea que la obligación de los periodistas es aplaudir. En total, se contabilizaron mil 955 valoraciones positivas y 8 mil 56 valoraciones negativas durante toda la campaña. Así que no se puede hablar de que existiera una mordaz crítica desde los canales de radio y televisión que, recordemos, podrían haber bombardeado a los partidos a lo largo de sus 35 mill 963 piezas. Simplemente, no lo hicieron.
Morena se victimiza aduciendo ser el partido que concentró más crítica. Pero lo cierto es que, como fue el partido con mayor cobertura, su saldo fue netamente positivo: 3 mil 618 piezas informativas dieron cuenta de forma neutra de su campaña, y solo 811 fueron valoradas. Es en estas minoritarias 811 piezas donde se concentran 186 comentarios positivos y mil 599 comentarios negativos.
Pero además de que cuantitativamente Morena salió ganando, una revisión cualitativa despeja las dudas sobre una posible campaña negativa. Entre las notas que contienen valoraciones negativas destacan las que abordan el caso del diputado federal Benjamín Saúl Huerta, denunciado por abuso sexual a un menor de edad. El caso tuvo varios capítulos, desde la denuncia del joven, hasta la defensa que obtuvo Huerta de su coordinador de bancada, Ignacio Mier. Después llegó su renuncia como candidato, pero también su atrincheramiento tras el fuero que le proporcionaba su escaño.
Como es lógico, todo lo que rodeó en al diputado Huerta fue nota, y detonó comentarios negativos, tanto hacia el acusado como hacia la protección inicial que encontró en su Grupo Parlamentario. Pensar que las informaciones en torno a una denuncia de abuso sexual a un menor deberían ser positivas no tiene mucho sentido. Otros temas de carácter polémico, pero no de gravedad, también generaron comentarios negativos. Es el caso, por ejemplo, del diputado Pedro Carrizales, conocido como “El Mijis”, quien no pudo optar a la elección consecutiva dentro de la cuota dedicada a personas indígenas. Pero incluso el propio legislador ha continuado, en fechas recientes, abordando el asunto de manera crítica con su partido por no realizar los trámites correctamente.
Tampoco se puede olvidar que las oficinas centrales del INE fueron cercadas por dirigentes y simpatizantes de Morena, quienes llegaron a lanzar serias amenazas contra la integridad de las y los consejeros electorales, así como a favor de la extinción del organismo autónomo. Aunque estos actos de violencia no se consideraron en el grueso de las piezas de la cobertura de la campaña federal, al partir de un tema local, sí llegaron a afectarla con algún comentario.
En otros casos, las valoraciones negativas adjudicadas a Morena son en realidad reflexiones generales sobre las campañas electorales y la clase política, o se refieren a asuntos distritales que no lograron impacto nacional, que no se relacionaron con la actividad general del partido, ni mucho menos, con la del Gobierno Federal. Con el resto de partidos políticos se repite este patrón. Una gran mayoría de notas informativas sin valoración, y algunos comentarios negativos superando siempre a los positivos. Los siguientes con mayores críticas fueron RSP, que recibió mil 318 valoraciones negativas; PES, que se granjeó 636; PRI, 567; y PAN, 552.
Asimismo, es conveniente precisar, aunque en otro contexto sería redundante, que los comentarios críticos son legítimos y hasta necesarios. “Es que esto es hasta violatorio de los derechos humanos, es una descarga constante de mentiras”, afirmó el presidente en su conferencia. Cabe entonces aclarar que una crítica no equivale a una mentira. Y que una valoración negativa ante, por ejemplo, un escándalo de pederastia tampoco es un ataque a los derechos humanos.
Finalmente, el monitoreo aporta datos de interés para conocer las tendencias en igualdad de género. El estudio alerta de que todavía hay camino que recorrer para lograr la igualdad en la cobertura entre candidatas y candidatos. Los hombres obtuvieron más protagonismo con 12 mil 959 menciones, por 7 mil 918 de las mujeres, mientras que 30 mil 323 no incluyeron especificación de género. En el ámbito de las entrevistas, los hombres también disfrutaron de más minutos que las mujeres, algo que se repite en todos los partidos y coaliciones.
El monitoreo también detectó 19 mil 236 frases que no respetaron el lenguaje incluyente y no sexista, afectando 19 mil 218 a mujeres. 52 fueron referidas a personas pertenecientes a pueblos y comunidades indígenas, 11 a integrantes de la comunidad de la diversidad sexual, 9 a personas mayores, y 4 a jóvenes. El 67.3% de las omisiones de lenguaje incluyente y no sexista en relación a las mujeres fueron realizadas por hombres, y el 32.6% por mujeres. Asimismo, en lo que se refiere a violencia política en contra de las mujeres en razón de género, se detectaron 123 piezas que contuvieron estereotipos de género, como cosificación de las mujeres, rasgos de subordinación, expresiones sexistas o roles domésticos.
En conclusión, el monitoreo de 2021 confirmó que la equidad y la imparcialidad son los atributos principales de las coberturas de los procesos electorales en México. Una tendencia que viene consolidándose en paralelo a la transición democrática que ha experimentado el país, y a la que no ha sido ajena la esfera mediática. Nada tiene que ver el equilibrio informativo que se observa hoy con la inequidad de 1988, o de 1994, año en que el entonces Instituto Federal Electoral realizó el primer monitoreo de noticiarios de radio y televisión.
Una vez alcanzado este estado que conjuga la pluralidad política con la responsabilidad de los medios de comunicación, se debe evitar cualquier retroceso. No hay verdadera democracia sin prensa libre, y los datos del monitoreo demuestran que esa libertad no se ha ejercido en detrimento de ninguna opción política, ni en contra de la equidad en el acceso a los medios. Por ello, hoy más que nunca, es importante recordar que la estigmatización del ejercicio periodístico y el acoso desde el poder a la voces discordantes constituyen una lamentable regresión.
Alberto Mendoza es periodista especializado en comunicación política.
1 Monitoreo Radio y Televisión 2020-2021, consultable en: https://monitoreo2021.ine.mx/inicio