Se trata de uno de los temas menos abordados en el gremio periodístico –el cual está más interesado en sobrevivir en estos tiempos que en reflexionar sobre estos asuntos–, pero que requiere una profunda revisión dada la manera en que se ha producido un cambio en los paradigmas a los que estábamos acostumbrados en los medios de comunicación. Por tanto, conviene hacernos la pregunta y tratar de responderla.
Redes o medios
En Colombia, de acuerdo a una nota del portal bluradio.com, como reseña de un debate que tuvo la estación de radio que es acompañada por esta página de Internet, luego de que el periódico El Tiempo decidiera dejar de producir contenidos y despedir a 100 empleados, en el programa Mañanas BLU se debatió el tema, en particular lo relacionado al asunto de si las redes están acabando con el periodismo como profesión.
Claudia Palacios, conductora de la estación y una de las afectadas por la decisión de El Tiempo, apuntó –acerca de la relación/sustitución de las redes y el periodismo– que éstas “tienen que ser unas aliadas y hay que tratar de construir públicos que sean más conscientes de lo que significa estar bien informados y para que eso se dé, es indispensable también tener periodistas mejor formados”.
También señaló algo que se da de igual manera en nuestro país y que ya ha sido tema de discusión en el gremio: “Me aterra y me preocupa ver que muchos padres de familia les pagan la universidad a sus hijos con mucho esfuerzo, y gastan 5 años de la vida en algo que al final cuando salen es un colador impresionante que deja a la gente ganándose unos salarios muy malos y ante una incertidumbre laboral muy grande” (Puede leer el debate en este enlace: https://www.bluradio.com/sociedad/las-redes-sociales-estan-acabando-con-el-periodismo-como-profesion-207051-ie174).
El tema adquiere relevancia en México a la luz de lo que se observa en las conferencias mañaneras de Palacio Nacional, en las cuales usuarios de redes sociales –como puede ser YouTube– se convierten en interlocutores válidos del poder y son los nuevos intermediarios entre quienes generan información y el público que busca ser informado.
Pero antes de lamentarnos por la pérdida de un oficio o profesión, vale la pena revisar algunos ángulos del tema.
En primera instancia, es cierto que el periodismo ha perdido espacios en las últimas décadas, aunque no se trata de una situación nueva. Cabe recordar que algunos de los llamados máximos exponentes del periodismo mexicanos de la última mitad del siglo XX no eran periodistas de formación, como ha sido el caso de Jacobo Zabludovsky, Joaquín López-Doriga, Pedro Ferríz de Con y algunos más.
Incluso, si vamos más atrás en el tiempo, algunos de quienes crearon periódicos que hoy referentes necesarios para cualquier aspirante a periodista –como Julio Scherer, Manuel Becerra Acosta o Carlos Septién García–, no pasaron por las aulas de una escuela de periodismo, aunque su formación podía ser en derecho u otra licenciatura.
Así que nada nuevo de que lamentarnos, acaso sí de la prolongada situación por la que atraviesa el gremio y su falta de defensa a una necesaria profesionalización.
Segundo, como apuntamos en un artículo anterior, los propios periodistas tienen problemas al momento de lidiar con las redes sociales. Muchos no las aprovechan como una extensión de su labor profesional y otros tantos no se han adaptado a la nueva tecnología.
Es algo similar a lo que ocurre con muchos medios que se ven rebasados en la competencia con las redes sociales, a pesar de que existen exitosas experiencias que han tenido periódicos que se han adaptado bien al nuevo entorno promovido por Internet.
La conclusión parece obvia, pues mientras muchos periodistas se quejan de falta de oportunidades laborales o de la pérdida de sus puestos de trabajo, muchos usuarios de redes sociales se dedican a informar acerca de lo que ocurre en sus comunidades, cubriendo un hueco que se debía llenar por la necesidad de información de cualquier sociedad.
Como se desprende del debate de la emisora colombiana, si no se quiere dejar más espacios ante las redes sociales, los periodistas deben prepararse mejor y las escuelas y universidades que forman a éstos deben entender que los planes de estudios deben ser sometidos a una revisión necesaria para generar profesionistas que estén mejor capacitados para la demanda que hay en la actualidad.
Y también los periodistas debemos no sólo defender la profesión –u oficio si gusta llamarle así–, demostrando que aunque otros usuarios en redes pueden informar primero, la verdadera calidad está en nuestras manos. De lo contrario, ya ni vale la pena quejarnos.