Desde este espacio mi más sentido pésame al Jefe de Gobierno de la Ciudad de México, Miguel Ángel Mancera Espinosa y su familia por el sensible fallecimiento de su señora madre, Doña Raquel Espinosa Sánchez. Descanse en paz.
En la Ciudad de México estamos viviendo la última etapa del periodo electoral denominado como precampañas. Esta etapa debe dar la posibilidad a los militantes de los partidos políticos para conocer propuestas internas y decantarse por la que considere que mejor represente sus aspiraciones y los postulados de su partido, así como la mejor opción de cara a la ciudadanía.
Algunos partidos, torciendo la ley, están haciendo precampañas pese a que ya está más que tomada la decisión de quienes serán sus candidatos. Incluso desde antes de las mismas precampañas ya promovían a sus aspirantes con figuras engañosas como promotores de la soberanía nacional, coordinadores o cualquier otro que se les haya ocurrido. En esos casos, las precampañas sólo han servido para alargar ilegalmente las campañas.
En el caso del Partido de la Revolución Democrática, las precampañas nos han presentado una real contienda interna, no solo entre los diferentes aspirantes sino también entre lo que cada uno representa. Entre las prácticas tradicionales y grupos de poder del partido y candidaturas emergentes que han refrescado la política y pueden representar un planteamiento progresista que dé continuidad a los logros que tenemos en la Ciudad de México corrigiendo las inevitables fallas que se enfrentan pero que deben ser atendidas.
De esta manera, por ejemplo, llegó la precandidatura de Salomón Chertorivski quien no solo mostró una cara joven, preparada y capaz para gobernar la ciudad, sino una evolución en la forma que debe hacerse política en México en su conjunto. En mi opinión, decidirse por la encuesta frenó (sólo de momento) un crecimiento ascendente pues se contrastó a Salomón con Alejandra Barrales quien lleva muchos años más de exposición mediática. No me parece que haya sido la mejor decisión, pero el aporte de Salomón, pese al resultado, allí está y ahora debe ser un compromiso de Barrales retomar muchos de los elementos por él planteados para enriquecer su propuesta.
Salomón, como Juan Zepeda, representan a mi entender una nueva cara de las izquierdas que tienen un futuro por delante y de los que hay muchas páginas por escribir. El momento llegará.
Ahora se vive la misma contienda en las futuras alcaldías, en muchos casos hay grupos demasiado hegemónicos con candidaturas muy decantadas que se confirmarán en breve. En otros se ve una disputa muy interesante entre propuestas y proyectos internos que tiene que seguir evolucionando hasta el momento de la decisión final.
Pero particularmente hay dos futuras alcaldías que me interesa comentar, pues representan elementos muy importantes sobre la forma en que puede y debe hacerse política hoy.
Por un lado, está Iztacalco, allí, la disputa por la candidatura se ha cerrado entre el equipo que ha gobernado los últimos dos períodos (y que pertenecían en aquel momento al que llevaba los dos anteriores) la demarcación.
En el plano personal tengo mucho cariño por Carlos Estrada y su antecesora Elizabeth Mateos, sin embargo es innegable que hay un desgaste natural tras tantos años de gobierno del mismo equipo político. Este desgaste se ha reflejado en un descontento ciudadano que se puede medir en todas las encuestas. Tener la terquedad de querer mantener el mismo equipo creo que los llevaría a perder la elección.
MORENA sin embargo abrió un flanco al designar para dicha demarcación a Armando Quintero, quien precisamente era la cabeza del equipo por el que originalmente llegaron al poder Elizabeth y Carlos y que representa la misma lógica política, sumando además las intensas acusaciones de corrupción que acumuló Quintero en su paso por la entonces SETRAVI, ahora SEMOVI.
Ante estas dos propuestas que representan continuidad en una demarcación donde los habitantes expresan en todas las mediciones un alto nivel de descontento, surge el nombre de Daniel Ordóñez como una opción distinta que pudiera encabezar un gobierno diferente para los habitantes de Iztacalco.
Con una presencia territorial importante que le ha permitido ser en cuatro ocasiones diputado de mayoría, conoce de manera profunda los problemas que viven los iztacalquenses y es visto con simpatía tanto por la militancia de base del PRD como por la de MORENA, al grado que hubo mucha información en torno a que dicho partido lo estuvo buscando insistentemente para buscar que fuera su candidato.
Daniel cuenta además con el mérito muy significativo y reconocido por propios y extraños de haber sido uno de los principales operadores (tal vez el principal) para que se aprobara el cambio de estatus de Distrito Federal a Ciudad de México, con una Constitución que nos acerca de manera importante a tener derechos plenos como el resto de los habitantes de la República y con Alcaldías en donde se podrá tener una mayor distribución del poder, con pesos y contrapesos importantes. Este trabajo, que por años fue un sueño y se veía irrealizable se logró por una intensa operación política del equipo del Jefe de Gobierno, Miguel Ángel Mancera y desde la Cámara de Diputados, de Daniel Ordóñez Hernández.
Creo que Daniel tiene la capacidad de integrar un proyecto que atienda las necesidades de los habitantes de Iztacalco y al mismo tiempo incluir a todas las fuerzas políticas creando grandes consensos, como lo ha aprendido a hacer desde el Congreso y lo demostró con las negociaciones para la Constitución de la Ciudad de México.
Daniel sería un candidato bien visto por las bases perredistas, del pan y de movimiento ciudadano pero a la par como una opción fresca para quienes como militantes se fueron a MORENA huyendo entre otros precisamente de Armando Quintero y a quien hoy tendrían que llevar como candidato. Desde mi opinión sería una propuesta que arropara a muchos más que cualquier otra.
El otro espacio que me parece que me parece importante dejar una opinión es Tlalpan.
Allí, los contendientes son por un lado Héctor Hugo Hernández, “el naranja”, Susana Alanís Moreno y Alfa González.
Héctor Hugo, en mi opinión, representa las prácticas que llevaron a la descomposición al PRD y a perder la representación de la gente en lugares como, precisamente Tlalpan, donde curiosamente fue él, como Delegado que ingresó en sustitución de Maricela Contreras, quien entregó la Jefatura Delegacional a Claudia Sheinbaum, cuya funesta administración abre la posibilidad de un nuevo cambio de rumbo para la ciudadanía.
Héctor Hugo ha hecho una precampaña de derroche económico, violando la normatividad existente y rebasando gastos de precampaña de manera evidente para cualquiera que haya visitado la demarcación recientemente. Pero no sólo eso, ha hecho una campaña de agresión basado entre otras cosas en su misoginia, ejerciendo violencia política de género contra sus contendientes.
El último ejemplo de esto fue una caricatura mandada a hacer por “el naranja” y compartida en redes por su equipo en donde de plano ni siquiera considera a Alfa González como contendiente debido a que recientemente ha tenido la fortuna de ser madre. En su clara visión machista esto la descalifica. A la diputada local Lourdes Valdez la dibujan cubierta con una toalla mojada, dando eco a una crítica ruin por una fotografía de redes sociales que la misma diputada subió y que nada dice. A Susana Alanís, quien por cierto ya lo rebasó en las más recientes encuestas, la pone como si fuera un títere en manos de su esposo Eduardo Venadero, un absoluto insulto y descalificación por ser mujer, al considerar que no puede hacer política sin responder a los intereses de un hombre.
Quienes conocemos a las tres, sabemos que son grandes compañeras, cualquiera de ellas con más méritos, propuesta y capacidad que Héctor Hugo.
Alfa es una gran abogada. Durante muchos años jugó un gran papel al interior del PRD en diferentes cargos en la estructura interna del partido. En la legislatura federal pasada fue una de las más destacadas representantes de la izquierda en el Congreso. Actualmente es Directora General de Regularización Territorial haciendo un trabajo de primera.
Susana Alanís tiene también una gran trayectoria. Politóloga, comenzó en la Dirección General de Regularización Territorial, Regional Sur. Ha sido asesora de la Comisión de Gobierno de la ALDF. Trabajó en coordinación con el Senado de la República, la ALDF y diversas Instituciones Educativas de alto prestigio construyendo el concepto de los Parlamentos Ciudadanos como forma de participación directa de la gente en la solución política de sus problemas. También trabajó en gobiernos municipales y fue Secretaria Nacional de Derechos Metropolitanos del PRD, desde donde creó los Parlamentos Metropolitanos que en mucho enriquecieron la nueva Constitución de la Ciudad de México.
En el caso de Tlalpan, me parece que la decisión que ayudaría a retomar el rumbo en la nueva Alcaldía, después del desastre de la administración de Sheinbaum, sería Susana, quien hoy aparece puntera en las encuestas, pero a mi juicio debería ir acompañada del talento de Alfa González y Lourdes Valdez desde el congreso ayudando a lograr los recursos y programas que la demarcación necesitará para salir adelante.
En cuanto a Héctor Hugo, creo que lo mejor que podría pasar es mandarlo a un curso sobre respeto de los derechos de la mujer y para aprender a distinguir violencia política de género y así dejar de ejercerla.