Mientras el Presidente Consejero del Instituto Nacional Electoral (INE) advertía que la reforma electoral propuesta por Andrés Manuel López Obrador “no es para mejorar el sistema democrático, sino para propiciar `la captura´del instituto” como mecanismo de regresión antidemocrática, la Comisión de Venecia del Consejo de Europa analizó el planteamiento del huésped de Palacio Nacional y su dictamen fue contundente: de aprobarse en el Congreso sería el fin de la democracia en México.
Este miércoles la bancada Morena arrancó la ruta legislativa de la reforma electoral que pretende eliminar al INE para crear un nuevo organismo, cuyos integrantes sean electos en votación popular en urnas y que busca reducir al Tribunal Electoral, así como aplicar recortes financieros a los órganos electorales y eliminar legisladores plurinominales, lo que sin duda reforzaría la presencia del partido oficialista y bajaría la de opositores.
Estamos en un momento definitivo para la democracia en nuestro país. Más allá de florituras, el objetivo de la reforma electoral que se está discutiendo en el Congreso tiene por objetivo desmantelar al INE, el órgano auténticamente ciudadano encargado de organizar las elecciones.
Mi generación es heredera de la lucha por el sufragio que dieron muchos hombres y mujeres desde diversas trincheras. Entre ellos Don Luis H. Álvarez en Chihuahua, Salvador Nava en San Luis Potosí, y señaladamente Cuauhtémoc Cárdenas que, en 1988, después de que le fue arrebatada la Presidencia, emprendió la lucha por el sufragio efectivo a partir de la vía constitucional, en particular la electoral. Crecí al amparo de la lucha de mis padres y de las conversaciones de sobremesa que giraban en torno a los múltiples fraudes que se daban en las elecciones del país
Mi casa fue visitada por muchos y muchas de los que luchaban en contra de la intervención del gobierno en las elecciones, que alzaron la voz contra el fraude cometido contra Cárdenas, que participaron en los éxodos por la democracia que venían desde Tabasco, encabezados por el hoy presidente de la República, y en todas sus pláticas estaba presente el anhelo de una verdadera democracia, de que el sufragio fuera efectivo. Yo crecí con estas ideas y convicciones.
Por esa lucha democrática me tocó celebrar el triunfo de Cuauhtémoc Cárdenas en la capital y presenciar el día en que López Obrador festejó su victoria en esta ciudad, lo que catapultó su carrera política. Todo esto se logró gracias a que se construyeron instituciones democráticas.
Por ello, es paradójico que algunos de los que las cimentaron estén empeñados hoy en destruirlas porque les estorban en su ambición desmedida. Si ellos avalan la decisión de descalificar al INE, de que el gobierno vuelva a controlar las elecciones, de que ya no seamos los ciudadanos los verdaderos organizadores del proceso electoral, estarán traicionando su historia, sus orígenes y su propia lucha. Porque no se puede olvidar que gracias a que hay elecciones libres y democráticas en el país es que quien hoy gobierna llegó al poder. Que algunos de los que están ahí han sido gobernadores, alcaldes, diputados, senadores, e incluso presidente de la República.
En este sentido, cobra especial relevancia que horas después de arrancar en la Cámara de Diputados el proceso para diseñar una reforma electoral, el presidente del INE, Lorenzo Córdova, insistió en que esta no es para mejorar el sistema democrático, sino para propiciar “la captura” del instituto.
“La reforma electoral no siempre es un mecanismo para mejorar lo que se tiene, puede también ser un mecanismo para regresión antidemocrática”, indicó en una conferencia en la Escuela Judicial Electoral.
La preocupación de lo que López Obrador y sus aliados puedan hacer en contra de la democracia ya traspasó las fronteras de nuestro país. La Comisión de Venecia del Consejo de Europa advirtió que las enmiendas propuestas a la Constitución no ofrecen suficientes garantías de la independencia e imparcialidad del INEC y de los jueces del Tribunal Electoral.
Es más, considera que el procedimiento propuesto para la elección directa de los Consejeros del INEC y jueces del Tribunal Electoral debe ser reconsiderado, ya que no se ajusta a las normas internacionales y a las mejores prácticas en el ámbito electoral, que prescriben que debe haber una representación equilibrada de las diferentes fuerzas políticas en los órganos de administración electoral (construidos de forma estricta o proporcional). Por lo tanto, los miembros de estos órganos deben ser imparciales y profesionalmente competentes y, por lo tanto, no se les debe permitir hacer campaña (presentarse como candidatos en las elecciones directas).
Por otro lado alerta sobre la a creación de un nuevo instituto mismo que estaría centralizado, sería oneroso y complejo, lo que “podría comprometer el funcionamiento imparcial e independiente de la administración electoral en los diferentes niveles de la Federación”.
La Comisión Eurpea también señala que si se cambia el sistema electoral a uno proporcional con 32 circunscripciones y teniendo en cuenta las competencias propuestas por la INEC, su capacidad de intervención durante el proceso de elaboración de las listas por parte de los partidos políticos será muy limitada.
“La eliminación de los órganos de administración electoral de nivel inferior y la creación de estructuras ad hoc con personal temporal tendrán un impacto negativo en la calidad de las elecciones a diferentes niveles”.
Adicionalmente se pondría en riesgo la concentración del proceso de quejas y recursos en manos de un Tribunal Electoral nacional lo que también podría ser una problemática a la luz de la estructura federal del Estado mexicano y crearaía una carga potencialmente muy alta ya que dicho Tribunal Electoral nacional tendrá que atender todas las quejas y recursos electorales en primera instancia.
No cabe duda que lo que está en juego va más alla del capricho de una persona o de un grupo político que atiende los antojos y ambiciones individuales de quienes pretenden romper con el legado democrático de generaciones en este país. Por eso, hoy más que nunca, es urgente defender la democracia.