marzo 11, 2025

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Entre los que se dedican a los medios o a la política, casi todos tienen una historia de Sanjuana Martínez. La que hoy ventila Carmen Aristegui, donde se recuperan testimonios sobre las campañas de calumnia y asedio a sus víctimas y críticos, confirman que la directora de Notimex se parece más a Harvey Weinstein que a Joseph Pulitzer. Usar bots y sockpuppets, para callar a quienes reclamaban su gestión en la Agencia de Noticias del Estado mexicano, coincide con el modus operandi de otros comisarios de la 4T, como Jesús Ramírez Cuevas y algunos virreyes del pejismo. No sorprende que Sanjuana sea así, sino dos cosas diferentes: 1) que su impunidad consuetudinaria haya sido expuesta, cuando lo usual es que se salga con la suya; y 2) que los sujetos de su odio rebasaran a los adversarios comunes de Morena y alcanzaran a periodistas de izquierda como Carmen Aristegui, Lydia Cacho o Dolia Estévez. Entre Koba persiguiendo a Bronstein y Sanjuana acosando a Dolia, la única diferencia relevante es la época.

No puedo pronosticar que Sanjuana sea invitada a renunciar discretamente. No es la marca de la casa: López sólo cesa colaboradores cuando siente que el escándalo le salpica de tal forma que ensucia su túnica de santidad impostada. La solución suele ser de menor envergadura, el presidente no le pidió su dimisión a Jenaro Villamil, por el asunto de las recomendaciones de subdirectores en Conacyt, ni Irma Eréndira Sandoval teme por su cargo, a pesar de que su familia está colocada en distintos puestos públicos. No puede esperarse otra cosa: simplemente hay que recordar que Ebrard y Delgado venían con el tema de la deficiente Línea 12 y cayeron de pie, uno en la cancillería y el otro en el liderazgo whip en la Cámara de Diputados. Lo más probable es que a Sanjuana se le pida mesura, alejarse del foco y esperar que todo se apacigüe.

No obstante, la exposición de sus ataques a periodistas de izquierda implica un nuevo tipo de problema para Sanjuana. La máxima “perro no come perro” funciona con más fuerza en las cofradías periodísticas. Mucha de la impunidad de Martínez se sustentaba en la solidaridad de grupo, misma que puede dar por desechada: ahora, su principal apoyo es el gobierno, ya no puede acudir a la reserva social que usaba y dilapidaba.

Lo de Sanjuana es la versión mala del Santo Oficio y esa circunstancia es una verdadera pena para los mexicanos. Notimex, al igual que el SPR, se merecen un mejor destino que ser órganos de propaganda del líder. Para ello necesitan directivos que no se doblen por la nómina, ni militantes que se sientan ḥaššāšīn de izquierda. Nadie espera que, durante el pejeato, Notimex se vuelva AP o Reuters, ni que el SPR sea como la BBC o la Deutsche Welle. Pero tampoco debería ser una caricatura del Ministerio de la Verdad orwelliano. Ahora, Notimex es como el Departamento de Propaganda y Agitación de la versión tropical del PCUS: un zapato a la medida del tirano, para pisar a todo el que no le aplauda. ¿Qué se puede hacer? No olvidar y señalar. Todos los días. La memoria es lo que nos hará invencibles.

Autor

  • Óscar Constantino Gutierrez

    Doctor en Derecho por la Universidad San Pablo CEU de Madrid y catedrático universitario. Consultor en políticas públicas, contratos, Derecho Constitucional, Derecho de la Información y Derecho Administrativo.

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