En el programa "Urna tras Otra", conducido por Maria Scherer, Kiren Miret y Javier Risco, el cual se transmite por El Financiero TV, estuvo como invitado el pasado 27 de mayo, el expresidente nacional del PRD, Jesús Ortega, para hablar sobre su participación en la elección del Constituyente de la Ciudad de México.
Este hecho molestó sobremanera a la periodista Sanjuana Martínez, quien a través de sus redes sociales cuestionó que se le dieran espacios a Jesús Ortega, con quien mantiene un litigio a causa de una demanda por daño moral que el político perredista interpuso en su contra desde hace tres años. La colaboradora de Sin Embargo y La Jornada se refirió a María Scherer como “la dueña de Proceso”, etiqueta que ha utilizado en más de una ocasión para referirse a la comunicadora, hija de Julio Scherer, fundador del semanario.
Un mes atrás, el 27 de abril, después de que Juan Ignacio Zavala publicara en Milenio Diario un artículo donde considera que Sanjuana Martínez sí incurrió en calumnia en contra de Jesús Ortega, la periodista publicó una fotografía del articulista, en donde señala que está casado con María Scherer y al ser ésta “la heredera” de Proceso, este semanario va a quedar en manos de un panista y afirma que Don Julio “se volvería a morir de coraje”.
Como el lector recordará, después de 20 años de relación laboral, en 2004 Martínez salió del semanario aduciendo censura y despido injustificado, por lo cual interpuso un juicio en el cual obtuvo un fallo favorable en octubre de 2015 para que Proceso la indemnice, sin embargo, la periodista afirma que los directivos de la revista aún no cumplen. La relación entre Sanjuana Martínez con la que fue su casa de trabajo quedó en muy malos términos y por ello, cada que puede, lo hace evidente.
Por ello, ante el señalamiento de que “la heredera” de Proceso le haya dado voz a Jesús Ortega, Jenaro Villamil, reportero del semanario, la retó a través de Twitter a demostrar que, en efecto, María Scherer, es “la dueña”. En un primer mensaje, le adjunta una imagen del directorio del semanario y le pide que le muestre dónde está el nombre de María en el organigrama, a lo que Martínez le responde: “Me extraña, querido Jenaro, que no sepas que es la heredera mayoritaria de las acciones de Proceso”…y Villamil contesta que no hay un solo dueño, sino que son varios accionistas y así, ambos comunicadores mantuvieron este diferendo en la red social de los 140 caracteres. Los seguidores de ambos, les piden no pelear entre ellos y “mantenerse unidos”.
Al periodismo militante casi siempre le incomoda cualquier disenso o cuestionamiento y así lo demuestra la sobrerreacción de Sanjuana Martínez ante quienes ella considera sus adversarios o simplemente disienten de su punto de vista. Ella acusa que la denuncia de Jesús Ortega tiene la intención de “silenciarla”, pero a su vez pretende que los medios no le den cabida. Su diferendo con Proceso ya rebasó el límite de lo laboral y hurga en la vida personal de sus accionistas para contraatacar al medio en que prestó sus servicios por 20 años y en nombre de sus resentimientos, se enfrenta con sus compañeros de profesión y militancia. La periodista que persigue una irrestricta libertad de expresión, se encarga de bloquear en las redes sociales a quien la contradiga. Son las paradojas del periodismo de consigna.