Atribuida de forma apócrifa a Julio César, la vieja máxima latina: “si vis pacem, para bellum” (si quieres la paz, prepárate para la guerra) inspiró a Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión de la Unión Europea, quien cual general romano convocó hace unos días a Europa a prepararse para la guerra si quiere garantizar la paz. Mucho se había relajado el viejo continente en materia de defensa tras el final de la Guerra Fría. Los países europeos redujeron significativamente sus presupuestos militares. En algunos casos se llegó casi a desmantelar en su totalidad a los ejércitos. Pero con la agresión rusa a Ucrania y ante la perspectiva del regreso de Donald Trump a la Casa Blanca y sus amenazas de dejar solos a sus aliados europeos en caso de conflicto con Moscú, Europa se verá obligada a corregir el rumbo. Putin ha devuelto validez y actualidad al adagio latino. “No se deben exagerar los riesgos de guerra, pero sí debemos prepararnos para ella”, machacó Von der Leyen, y con ello marcó seguramente un punto de inflexión, aunque la tarea de rearmar a Europa no será rápida. Por lo pronto, la presidenta de la Comisión dio su arenga ante el Parlamento Europeo justo el día cuando por fin aprobó, tras muchas dilaciones, un paquete de ayuda de 50 mil millones de euros a Ucrania.
Von der Leyen busca ser reelecta como presidenta de la Comisión Europea tras las elecciones para el Parlamento Europeo a celebrarse en junio. No le será fácil, el crecimiento electoral de la extrema derecha podría impedírselo. Por eso está procurando hacer del tema de la Defensa el central rumbo a la campaña electoral. Pero no es la única. De Suecia a los Países Bajos pasando por Alemania o el Reino Unido, las advertencias a la población sobre la posibilidad de una eventual guerra contra Rusia se suceden en boca de altos mandos militares y políticos. El jefe del Estado Mayor británico advirtió sobre la necesidad de convocar al público a luchar en caso de un conflicto. El ministro de Defensa Civil de Suecia, país recientemente incorporado a la OTAN, instó a los suecos a “actuar ahora para aumentar la resiliencia del país en caso de guerra”. El ministro de Defensa alemán advirtió sobre las crecientes posibilidades de un ataque ruso a algún país de la OTAN y un documento “secreto” del Ejército alemán publicado por el diario Bild revela un potencial despliegue de cientos de miles de soldados de la OTAN “ante un inminente estallido de la guerra en verano de 2025”. La primera ministra de Estonia, Kaja Kallas, declarada por Putin “prófuga de la justicia”, prevé una posible contienda con Rusia de aquí a entre “tres y cinco años”, y coinciden con ella el ministro de Defensa noruego y la inteligencia polaca.
Más belicoso, si cabe, se vio el Emmanuel Macron, quien de plano rompió un tabú al evocar de manera abierta la posibilidad de enviar tropas a Ucrania para evitar una victoria rusa. Casi todos sus aliados lo han contradicho de modo más o menos vehemente, y la oposición interior (de izquierda, derecha y extrema derecha) lo ha calificado de imprudente, irresponsable y belicoso. No obstante, con su osadía el presidente francés busca no solo sacudir la conciencia de los aliados (en especial la del siempre reticente canciller alemán, Olaf Scholz) y contrarrestar los ánimos insuflados de un Putin a punto de obtener su reelección de forma arrolladora. Alarmados por las encuestas muy desfavorables ante la extrema derecha de Marine Le Pen, los macronistas también buscan dramatizar las elecciones europeas de junio. En un contexto internacional cada vez más álgido, Macron aparecería como el estadista al frente de una Europa democrática capaz de poner un alto al inflexible totalitarismo agresivo de Putin. La extrema derecha, durante muchos años condescendiente hacia el Kremlin (cuando no abiertamente admiradora de Putin) se vería en problemas sí la guerra de Ucrania se convierte en el tema dominante de la campaña de las elecciones europeas y cuestiones como la inmigración o la política agrícola pasan a un segundo plano. El martes los franceses fueron testigos de un indicio de esta estrategia. En un virulento debate en la Asamblea Nacional, Le Pen arremetió contra Macron por su “frivolidad belicista” y advirtió sobre el “riesgo existencial” al cual expondría mandar tropas. El nuevo primer ministro, Gabriel Attal, le replicó con una frase demoledora. “Debemos preguntarnos si las tropas de Vladímir Putin no están ya en nuestro país”, y por si el mensaje no hubiera sido suficientemente nítido, agregó: “Hablo de usted y de sus huestes, señora Le Pen”.
Todo esto suena muy enérgico y heroico. ¡Bien por quienes pretenden devolver a Europa el espíritu de combate, como lo han hecho estadistas desde Julio César a Churchill! Sin embargo, en una guerra con Rusia toda la sociedad se vería implicada y la moral social europea actualmente aparece muy feble, aunque en esto hay grandes diferencias de opinión entre los distintos países. Según una encuesta global de WIN/Gallup International realizada días después del inicio de la invasión rusa de Ucrania, los ciudadanos de la Unión Europea más dispuestos a luchar por su país son los de Finlandia (74%), Suecia (55%), Grecia (54%) y Polonia (47%) y entre los menos interesados están los de España (21%), Italia (20%), Bélgica (19%) y Alemania (18%). Otra encuesta mostraba un resultado similar. Por eso no estaría de más recordarle a los europeos aquella otra famosa frase de la historia romana: Vae Victis!