febrero 22, 2025

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La marcha en defensa del INE arrebató al gobierno la agenda pública y desbarrancó su contrarreforma electoral. Ante ello, durante la semana previa a la gran movilización del 13N y en los días posteriores, el grupo en el poder recurrió a los más añejos recursos de la politiquería para denostar a quienes manifestaron su respaldo al INE. El striptease (traducido como encueramiento), se escenificó en funciones matutinas como si el Salón Tesorería del Palacio Nacional fuera una pasarela de table dance, ante la mirada atónita de la ciudadanía. Los strippers de la función: López Obrador y su séquito de incondicionales.

La política se define como el ejercicio de los derechos de expresión, de manifestación y de asociación para intervenir en los asuntos públicos. La politiquería, en cambio, es la conducta de quienes buscan con maña el poder o mantenerse en él a toda costa. La primera definición describe a los centenares de miles de personas que el 13N manifestaron su rechazo a la contrarreforma electoral del gobierno (más de 200 mil en la Ciudad de México, centenares de miles en 60 ciudades del país y otras latitudes) y la reacción del grupo en el poder es la de politiqueros consumados.

En su momento, los aún vigentes Pablo González Casanova y Enrique Krause, otros conocedores de la realidad mexicana como Octavio Paz (nuestro Premio Nobel de Literatura) y Carlos Monsiváis, señalaron como instituciones ignominiosas del sistema de partido de Estado a El Tapado, El Dedazo, La Cargada, Los Abajofirmantes. López Obrador regeneró esas formas de la politiquería y las enriqueció con cataratas de insultos a quienes son o vayan a ser disidentes de su política y el despliegue de su propio y macuspano Culto a la Personalidad.

El Tapado y El Dedazo. Violando las reglas constitucionales que se crearon justamente para que la renovación de los poderes se hiciera por la vía democrática y no mediante un juego cortesano, AMLO nombró a quienes llamó despectivamente “corcholatas” (ellos lo aceptaron felices y emprendieron campañas anticipadas ilegales).

La Cargada. La burocracia gubernamental se lanzó cual tropel de ñus a manifestar a La Elegida su respaldo “que ha sido desde siempre”. También hay cargadas de otro tipo, que se desatan en atento respaldo a la ocurrencia presidencial del momento. Quienes decretaron una falsa contingencia ambiental dominical para sabotear la marcha (incluida la h. titular de Semarnat, Luisa Albores) y Martí Batres, el h. Secretario de Gobierno de la Ciudad quien publicó una ridícula cifra como reporte oficial de asistencia (8 a 10 mil personas). Este tipo de peculiar cargada fue caricaturizado por el genial Rius, cuando dibujó al que jura lealtad ante su Jefe sexenal: “Con Usted hasta la ignominia, Licenciado”.

Los Abajofirmantes. La burocracia suscribe desplegados de apoyo irrestricto al Amado Líder. Si los textos amparados con nombre y cargo son precisos en el respaldo requerido, es porque comúnmente se redactan en las oficinas del h. Presidente por un amanuense que ni siquiera recaba las firmas antes de ordenar su publicación. Es el caso del que se publicó por los h. Gobernadores en apoyo a la reforma, aunque por lo visto ni conocen la iniciativa.

Insultos e intimidación. Insultos con implicaciones amenazantes: racistas, clasistas, hipócritas, malos católicos, corruptos y una retahíla que se repite en forma enfermiza. “La gente que vaya (a la marcha en defensa del INE) que sepa que esa es una manifestación en contra de nosotros por la política que estamos llevando a cabo”, dijo AMLO el 7 de noviembre, o sea: tache para el que vaya. Como otras, esta estratagema salió contraproducente, pues lejos de desalentar la participación promovió la difusión de la protesta.

Culto a la personalidad. La marcha en defensa del INE coincidió con el cumpleaños de López Obrador, lo que deslució las celebraciones que este promovió para hacerse felicitar. En forma anticlimática, Secretarios de Estado, gobernadores y demás interesados hicieron una gala de zalamerías: “larga vida para ti, que siga la Cuarta Transformación con tu enorme liderazgo” (Ignacio Mier), “éxitos en su titánica tarea de transformar a México” y “celebro su vida y le agradezco todo lo que hace” (Alejandra Fraustro), “un hombre admirable” (Lorena Cuéllar), “su excelencia el señorón” y más por el estilo. Como se ha documentado, el culto a la personalidad no se limita a los onomásticos, incluye un diario autohomenaje mañanero, un bien aceitado equipo de matraqueros y la promoción personalizada con cargo al erario que hacen casa por casa, todos los días, los servidores de la nación. También incluye el muy politiquero recurso de “hacerse la víctima” para eludir sus responsabilidades.

Cincelada: El alcalde de Iztacalco, el titular de SacMex, el de Seduvi, juntos o por separado, deben responder por el homicidio culposo de Sofía y Esmeralda, las jóvenes que murieron en una coladera sin tapa.

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