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jueves 26 diciembre 2024

The Guardian, la amnesia de Villamil y la soberbia de Aristegui

por Angélica Recillas

El escándalo mediático que implica a Angélica Rivera, esposa del presidente de México con la posesión de dos departamentos de lujo en Miami, el cual fue detonado por el periódico inglés de The Guardian, ha generado una serie de reacciones y desmentidos no sólo entre la Presidencia de la República y el rotativo británico, sino entre los medios y periodistas militantes que de inmediato hacen suya y le confieren el carácter de verdad universal a cualquier cosa que contra el gobierno mexicano se publique en The Guardian o cualquier otro medio extranjero.


El diario inglés, bajo la firma de José Luis Montenegro, publicó esta misma semana un reportaje en donde afirma que la primera dama de México posee un departamento en una exclusiva zona de Miami y al mismo tiempo, hace uso de otro, propiedad de Ricardo Pierdant, un “potencial” contratista del gobierno mexicano quien le ha pagado a Rivera los impuestos del inmueble de su propiedad. Sin embargo, la mayor del reporte está basado en supuestos, conjeturas y trascendidos y nunca se acredita la relación de Pierdant con el gobierno mexicano.


Lo anterior provocó que el vocero presidencial Eduardo Sánchez emitiera el 10 de agosto un pronunciamiento en donde afirma que The Guardian miente y hace alusión a que en ocasiones anteriores, el periódico ha publicado información sobre temas relacionados con nuestro país que ha sido desmentida y en algún caso, tuvo que ofrecer disculpas a sus lectores porque no pudo sostener la veracidad de lo publicado.


Ese mismo día por la noche medios como Proceso, Aristegui Noticias y Sin Embargo, publicaron un parte periodístico donde se afirma que The Guardian asegura que “nunca ha pedido disculpas por reportajes sobre México”, en el cual se atribuye esta declaración a Katie Thompson, responsable de comunicaciones del grupo mediático británico, consultada por Jenaro Villamil. De esta conversación no hay grabación, sólo la palabra del reportero de Proceso, quien en su nota infiere que en el pronunciamiento del vocero del presidente se hace referencia a la información divulgada por The Guardian en junio de 2012, sobre el presunto acuerdo entre Televisa y Enrique Peña Nieto. Pero para la amnesia que hoy aqueja a Villamil, la memoria hemerográfica siempre resulta útil, veamos por qué:


El 5 de febrero de 2013, Proceso publicó en su portal de internet un texto firmado por La Redacción con el siguiente título: “The Guardian se desdice y se disculpa por vincular a Peña con Televisa”. En su primer párrafo señala: “El diario inglés The Guardian emitió este martes un comunicado conjunto con Televisa en el que se disculpa por una serie de publicaciones que aseguraban que la televisora apoyó a Enrique Peña Nieto en su carrera por la presidencia de la República”


En el desarrollo de la nota, el semanario reproduce el comunicado en cuyos párrafos centrales dice: “The Guardian aceptó que no fue posible confirmar la autenticidad de los documentos recibidos. Uno de estos documentos ya había sido publicado en 2005 por un periodista mexicano. La autenticidad de dicho documento fue cuestionada por algunos sectores de la prensa mexicana y desmentido públicamente por Televisa”.


“The Guardian acepta la preocupación de que sus artículos hayan sido interpretados (especialmente en México) como si Televisa fuera culpable de una conducta indebida. The Guardian no tuvo la intención de sugerir que estos documentos constituían una prueba concluyente de parcialidad o sesgo informativo por parte de Televisa. The Guardian reconoce que Televisa y sus periodistas buscan mantener los más altos estándares editoriales y comprende que lo publicado haya causado profunda molestia”.



El mismo 5 de febrero, Jenaro Villamil, el periodista mexicano al que se refiere el boletín y que en 2005 difundió como un reportaje de investigación de su autoría esos mismos documentos que la fuente “confidencial” distribuyó a varios medios de comunicación, etcétera entre ellos, publicó en el portal de Proceso un artículo titulado “Televisa-The Guardian y la publicidad encubierta”, el cual inicia de la siguiente manera: “Dos grandes grupos mediáticos, el mexicano Grupo Televisa y el británico The Guardian News and Media limited decidieron hoy hacer las paces. En un comunicado conjunto, The Guardian expresa una disculpa por la publicación de una serie de reportajes, a partir del 7 de junio de 2012, centrados en acusaciones contra Televisa y derivado de documentos proporcionados por una fuente confidencial en México”.


Villamil aceptó, de entrada, que se trató de una disculpa del diario inglés, aunque líneas más adelante intentó matizar la situación con la insinuación de que esta reacción de The Guardian fue motivada por la demanda legal que Televisa interpuso exigiendo una disculpa pública o de lo contrario, llevaría el caso a tribunales. Cinco días más tarde, publicó un nuevo texto en donde ya afirmaba que no se trató de una disculpa como tal, sino de un “arreglo diplomático” para evitar una fuerte sanción económica.


Esta misma teoría ha sido manejada desde 2013 por Carmen Aristegui, quien el 7 de febrero de aquel año en la emisión matutina de Noticias MVS tendió un velo de sospechosismo en el comunicado conjunto entre Televisa y The Guardian y sostuvo: “Frente a un riesgo de carácter judicial en la Gran Bretaña y con el elemento de la resolución electoral que desestimó las acusaciones en contra del hoy Presidente de México, es que Televisa logra que The Guardian se pronuncie de la manera en que usted acaba de escuchar en este comunicado, incluso logra que The Guardian hable bien de la tarea periodística de Televisa…Ese es poder y no otra cosa”.


Aristegui, quien fue de las que más realce dio a los reportajes de The Guardian de 2012, un “remake” de los que Jenaro Villamil publicó en Proceso siete años antes, siempre se rehusó a aceptar el endeble sustento de estos trabajos periodísticos. Y aún después del comunicado conjunto esa soberbia se mantuvo: en aquel entonces, aseguró en su portal de noticias que el boletín difundido era una “traducción de Televisa” y por eso tuvo a bien poner el texto en inglés acompañado de una nueva traducción que encargaron a la periodista canadiense, Niloufar Ahmadzadeh. Las variaciones fueron mínimas.


Cuatro años más tarde, Aristegui revive aquel reportaje de junio de 2012 que motivó el diferendo entre The Guardian y Televisa y el posterior comunicado entre ambas empresas de comunicación, con una nueva “traducción independiente” en un intento de construir o reafirmar la percepción de que el diario inglés nunca se ha disculpado por nada de lo publicado anteriormente sobre México y que lo que publicó entonces es verdad.


Cuando un medio de comunicación admite públicamente que una investigación está basada en documentos cuya autenticidad no pudo ser verificada, está aceptando que éste no tuvo el suficiente sustento deontológico y ello generó molestias en una empresa a la que se aludió y de la cual se reconoce su trabajo. Eso aquí y en China es disculpa.

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