lunes 17 junio 2024

Thelma Tixou, la figura de alabastro

por Marco Levario Turcott

Hay un video en Youtube donde un señor igualito a Dany Devito pero sin carisma entrevista a una vieja gorda y cabezona que se siente Diva. Devito lee sus preguntas con una gracia similar a la que provocaba Borges cuando decía algo como “Todo mundo sabe que Giovanni Bocacció añadió el adjetivo ‘divina’ a la obra maestra de Dante”, mientras la Diva responde como si el mundo entero estuviera pendiente. El video es del 16 de abril de 2016.

Thelma Delia Sekiennik Snopik, nació en Buenos Aires, Argentina, el 4 de mayo de 1943, y se nacionalizó mexicana en los años 70. Quienes la conocieron, y así lo constatan las postales, dicen que su figura formidable de alabastro tenía talento para bailar jazz, tan es así que, aún siendo una nínfula inició como vedette tras quedar entre las 10 mejores danzantes en un concurso organizado por el Teatro Nacional. Thelma Tixou, como se llamó desde entonces, narró a Dany que fue la portada de las revistas de espectáculos gracias a sus presentaciones junto a la legendaria Tita Merello y cuenta que se presentó en los teatros Nacional y Astros donde convivió con Zulma Faid, Nélida Rosa y Mora Casán. A los 72 años de edad, tenía impresa la felicidad en el rostro.

Es difícil de creer la historia de esa señora ajada y ancha, por quien fluyó la sangre de quienes sufrieron el Holocausto. Por ejemplo, sus inicios en la televisión a los 22 años cuando apareció en “La matraca”, uno de los programas de televisión más vistos o cuando añade que, en 1967, protagonizó el filme La muchacha del cuerpo de oro, con buena taquilla a pesar de que la relacionaron con las cintas Sexplotation de Isabel Sarli. Pero sí, es ella. La misma que llegó a México por esa época luego de rechazar una oferta para presentarse en el Lido de París. Con la seguridad de la madurez o la inconsciencia de la oxidación que provoca el tiempo, Thelma platica como si fuera ayer su triunfo en el Teatro Blanquita y luego su ascenso a las mejores panateneas donde rivalizó con Zulma Faiad quien, hasta entonces, había sido la principal causante de los suspiros del gentil público. La diosa de alabastro no tenía qué pensarlo mucho, más aún frente a la inestabilidad política argentina, y adquirió la nacionalidad mexicana. Así, se codeó en “El Closet”, con Olga Breeskin y Rossy Mendoza, y se volvió la atracción principal del Capri en el Hotel Regis, donde permaneció siete años y convivió con otras divinidades como Wanda Seux y Lyn May.

“La muchacha del cuerpo de oro” estaba en todos lados. En obras y espectáculos teatrales con actores y comediantes que también se han convertido en polvo: “Chabelo”, Gustavo Rojo, Alberto “El Caballo” Rojas, Lalo “El Mimo” y Jaime Fernández. Debutó en televisión con Paco Malgesto y en otros shows de variedades como “El club del hogar”. Fue parte del elenco del programa “Siempre en domingo”, del conductor Raúl Velasco y de “Variedades de medianoche”, con Manuel “El Loco” Valdés. Luego, en 1984 protagonizó la cinta La superdotada que no se estrenó por problemas de producción pero vino la revancha en 1989 y participó en Santa sangre de Alejandro Jodorowsky, lo que la proyectó a nivel internacional. Todavía tuvo fuelle para estar en el cine, por última vez, en la comedia Cándido Pérez: Especialista en señoras (1991).

De pronto, desapareció la feliz aureola de la señora rellena que habla en nombre de Thelma. Frente al periodista Devito, que en realidad se llama Juan Manuel Rentería, comentó que debió interrumpir su carrera debido al maltrato físico y emocional que sufrió del exboxeador Adolfo Goldstein, con quien se casó a principios de los años 70. Por ello, añadió entre sollozos, en 2001 regresó a la actuación en la telenovela Salomé y así continuó de manera intermitente hasta su última participación en el culebrón Porque el amor manda (2012). Al concluir esta brecha, la doña recuperó la sonrisa como si el espíritu de Thelma la volviera a poseer.

Thelma Tixou fue uno de los astros más relevantes de México en los años 70 y 80, además porque sus presentaciones eran familiares. Sin desnudos ni procacidad. En sus últimos años vivió de una modesta pensión de la Asociación Nacional de Actores (ANDA) y de la venta de vitrales y repostería, luego de haber ganado millones de pesos, según dijo, y tras haber recibido ofertas de lujosos automóviles y pieles costosísimas. En esta parte de la entrevista se detiene y traga saliva. Se vuelve a romper al mirar su presente. Y entonces es irremediable recordar lo que declaró al semanario Vedette y deportes en su edición del 16 de enero de 1978: “han puesto a mis pies verdaderas fortunas, me han querido regalar casas enormes, verdaderas mansiones, pero yo amó a un solo hombre y por nada aceptaría todo eso. Yo amo a mi esposo: Adolfo Goldstein. Mi gordo querido, que tanto me comprende y vela por mi carrera”. Su gordo, el que la destrozó. A finales de 2018, Thelma Delia ingresó al Hospital de Balbuena. Tenía un tumor cerebral; tras permanecer varias semanas en estado de coma inducido, falleció el 15 de enero de 2019 a los 75 años de edad.

Lo que aún no entiendo es porqué, en el ocaso de su vida, Thelma Tixou negó haber sido lo que fue. María José Cuevas me platicó la anécdota. En 2015 la invitó a ser parte del documental “Bellas de noche” pero ella, enfática, lo rechazó porque, dijo, que nunca había sido vedette. ¿Por qué habría dicho eso? No sé. A veces creo que en esos momentos el espíritu de Thelma ya la había abandonado para esparcirse en la memoria de los demás.

También te puede interesar