El pasado miércoles 14 de octubre, la Profeco y la Secretaría de Economía estaban prohibiendo la venta de 25 marcas de quesos y yogures. Exactamente tres días después, el sábado 17, la Profeco les levantó la sanción a 13 de esos 25 productos. Por más rápido que las empresas hubieran tratado de subsanar sus faltas de las normas oficiales, no lo hubieran hecho si no tuvieran un proceso muy avanzado de corrección. ¿Era necesaria la prohibición?
EL PROBLEMA FUE GENERALIZAR MARCAS
La autoridad es la autoridad. Y si hay un engaño al consumidor, no debe pasar de largo. Esto es lo que pensaron Ricardo Sheffield, procurador federal del consumidor, así como Graciela Márquez, la secretaria de Economía.
Por alguna razón, Sheffield y Márquez prefirieron aplicar el martillo de la prohibición.
En lo que sí se operó con problemas fue en la comunicación de los productos a prohibir.
Se puso en el banquillo de los acusados a las marcas, no a un producto en específico. Había el riesgo de un daño reputacional. Fue el caso del queso Philadelphia, producida por la empresa Mondelez, la cual rápido dijo que no se trataba de su famoso queso untable, sino de “un queso fundido tipo americano en rebanadas reducido en grasa, de la familia Philadelphia, en sus dos presentaciones, reducido en grasa y normal”. Era muy distinto al queso Philadelphia.
PROFECO EMPODERADA
Ricardo Sheffield, el procurador del consumidor, nos comentaba que ya estaba bueno de que las empresas no tomaran en cuenta la autoridad. Vino el manotazo sobre la mesa: prohibió 25 productos de quesos y yogures. Algo no visto en muchos años. De ahora en adelante, todas las empresas leerán y tomarán nota de la Revista del Consumidor y sus estudios de calidad.
La Revista del Consumidor ya era poco leída, con todo y su platillo sabio. Pero ahora todas las marcas estarán atentas del laboratorio de calidad y comparativos que traiga.
12 MARCAS CUMPLEN CON LA NOM
Profeco se empoderó. No hay lugar a dudas. Pero estiró mucho la liga. Basta ver los comunicados de tres empresas: Mondelez (queso Philadelphia); Lala, sobre su queso manchego deslactosado, que al final le puso que no tenía 100% leche, sino lácteos, y Danone, con sus yogures Benegastro, a los que debían modificar la etiqueta.
Otras marcas también resolvieron sus faltas: Fud, Nochebuena, Aurrerá, Lala, Zwan Caperucita, Portales.
Faltan 12 productos en tener correcciones y en los próximos días los representantes legales de las empresas se reunirán con Profeco para ver si ya cumplieron.
Desde luego está bien que Profeco evite cualquier engaño al consumidor. El problema fue comunicarlo en general, contra toda la marca, cuando se trataba de productos en específico. De hecho, en muchos de los casos con una llamada de atención se pudo resolver. Profeco quería salir empoderada y vaya que lo logró. Ahora las empresas y sus representantes legales deberán leer la Revista del Consumidor, su Quién es Quién, el análisis de cumplimiento de normas, y de paso hasta el platillo sabio.
Este artículo fue publicado en Excélsior el 19 de octubre de 2020. Agradecemos a José Yuste su autorización para publicarlo en nuestra página