27-01-2025

“Trotsky”, la serie de Netflix, más fantasía que documento histórico

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Ya dije en otro momento que “Trotsky”, la serie de Netflix, altera buena parte de la historia de uno de los principales artífices de la revolución rusa de 1917 (hasta en aspectos que podrían ser menores, Frida es más parecida a Salma Hayek que a la misma Frida, como en otros que no lo son, al aludir, por ejemplo, a una amistad que nunca hubo entre el jefe del Ejército Rojo y Ramón Mercader, quien lo asesinó el 21 de agosto de 1940).

Desde mi punto de vista, en nuestro país Christopher Domínguez Michael ha escrito la mejor reseña de la serie, tanto, que además de su enfoque riguroso sobre el contenido, es un acicate intelectual para repasar el contexto histórico de un sueño que se volvió pesadilla al surgir la URSS y dar esperanza de un mundo sin desigualdades en otras regiones del mundo, lo que generó más de un experimento social desastroso no sólo debido a la reproducción de esos regímenes sino a la cultura política que expandió, tan profundamente autoritaria, como en varias partes de Centroamérica, Bolivia, Argentina y, por supuesto, México.

Los sesgos y, más aún, las alteraciones en “Trotsky” se explican por la afinidad de su creador con el gobierno de Putin y la necesidad, me parece, de ir cerrando un expediente que todavía en Rusia representa un trauma en amplias capas de la población (la tumba de Lenin aún está en la Plaza Roja, me platicaron varios periodistas rusos, por respeto a los viejos que le tienen una profunda devoción y porque a los jóvenes su figura no les interesa –ni siquiera se cobra por entrar al mausoleo que, cada mes, lo visitan miles de personas de otros países. “Es cosa de tiempo para que el cadáver se envié a San Petersburgo como quería Vladimir Putin”).

“Trotsky” es impreciso y errático con la intención precisa de defenestrar a todos los líderes de la revolución hasta volverlos una caricatura de sí mismos (cuando, en realidad, promover una reproducción precisa de sus personalidades y obsesiones habría sido más eficaz; Lenin fue una figura idolatrada, la representación de Cristo en el país más grande el mundo y esa sola veta habría dado para reflejar las consecuencias del fanatismo pero eso sólo se aborda en la fugaz conversación en una auto entre Lev Davidovich y Ramón Mercader).

Ya dije que la reseña de Christopher Domínguez Michael es también una acicate intelectual, gracias a ella acudí a leer Asalto a la casa de Trotsky. Testimonio, sueño y realidad, escrito por Natura Olivé y que, más allá de su reiterada denuncia a la atmósfera patriarcal que en el Partido Comunista prevalecía, comprende un testimonio extraordinario sobre el atentado del 24 de mayo de 1940, en Coyoacán, la casa de Trotsky, en donde a las cuatro de la mañana de ese día, fue rociada de balas sin que hubiera víctimas. En aquel entonces, los seguidores de Stalin quisieron hacer prevalecer la idea de que se trató de un autoatentado cuando, más bien, éste fue ordenado precisamente por el dictador Stalin, quien siempre persiguió a León Trotsky, una vez que fue exiliado de la Unión Soviética.

Los periódicos de la época le dieron, al principio, credibilidad a la tesis del autoatentado pero paulatinamente se fue diluyendo la farsa. Y eso ocurrió debido al contundente testimonio de Julia Barradas y Ana María López, las dos principales artífices de la trama ideada por David Alfaro Siqueiros y quienes desempeñaron el papel de “ganchos” por sus encantos femeninos para platicar con los policías de la caseta de vigilancia de la casa de Trotsky y conocer lo que éste hacía en la vida cotidiana. Aquella noche del 24 de mayo ellas invitaron a los gendarmes algo de alcohol y ellos lo aceptaron precisamente por sus encantos y porque ya tenían varios días de ser amigos. Por eso no opusieron resistencia cuando llegaron los matones de David Alfaro Siqueiros, disfrazados de policías, para perpetrar el atentado.

Al creador de la teoría de la “Revolución permanente” no lo salvo algún designio maldito, que es lo que pretende hacer creer la serie, lo salvó el hecho de que esa noche él durmió en el sótano. El texto de Natura Olive es un referente de primera mano para conocer lo que pasó en aquel atentado y, también, una lectura útil para tener en cuenta que la serie de Netflix está llena de fantasías y de pretensiones políticas desde Rusia para tratar de atemperar un cacho de la historia que aún tiene heridos a los rusos.

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