Hay, si nos permitimos ver las cosas de manera dialéctica, dos tipos de personas en este mundo; están las que se dedican a crear, mantener y perfeccionar un sistema, llámese político, social o económico, y están las que con su crítica cuestionan a ese mismo sistema. Ambas partes mantienen una relación que genera tensiones, y las tensiones, a su vez, cambios que hacen que todo se mantenga dinámico; si el ejercicio se hace de manera adecuada, el resultado son instituciones en constante evolución. Sin embargo, en los sistemas corruptos se encuentra un tercer actor; este puede estar dentro del sistema, jurando que hace su mayor esfuerzo para mantenerlo mientras lo destruye, o puede estar “afuera”, supuestamente criticando y proclamándose diferente a lo que sucede, cuando es una parte indiscutible de aquello que asegura contrariar.
Hace no mucho dos hombres ganaron las gubernaturas de los estados de Chihuahua y Nuevo León. Se trata de dos actores políticos de posturas bien conocidas por lo férreo de las mismas: el panista Javier Corral y Jaime Rodríguez Calderón “El Bronco”, político que ganó con una propuesta independiente, renunciando al PRI después de 33 años de militancia. La propuesta de ambos, entonces candidatos y ahora gobernadores, era acabar con la impunidad de una clase política corrupta, destinar mejor los recursos y además volver sus gobiernos más transparentes para con la ciudadanía.
Han pasado nueve meses desde que Corral asumió su cargo, y un año y nueve meses desde que lo hizo su homólogo en Nuevo León. Ahora es necesario hacerse una serie de preguntas: ¿qué ha pasado desde entonces?, ¿cómo van esas promesas de campaña?, ¿ha sido eficaz su trabajo?, ¿los ciudadanos nuevoleoneses ya están mandando y están menos encabronados?, ¿hay mayor apertura comunicativa en la administración de Corral?, ¿ha mejorado la seguridad en Chihuahua?, ¿ya no hay relación con los proveedores de servicios de la anterior administración en ese estado? Apreciado lector, lo invito a que analicemos esas cuestiones a continuación.
Duplicación de asesinatos, gacetillas y viajes de “escape”
Javier Corral es un político que se caracterizó hasta hace unos años por su aguerrida postura en contra de la Ley Televisa; también por sus enfrentamientos con Felipe Calderón cuando aún era presidente de México y por su oposición a Carlos Slim. Con estas posturas es que se forjó una imagen de hombre de principios y de figura de oposición que le ayudó a ganar la gubernatura de Chihuahua; pero ¿hoy sigue siendo ese mismo hombre?
Durante su gestión el índice de asesinatos se ha duplicado con respecto al último año de gestión de su antecesor, César Duarte. Sin embargo, el gobernador ha comentado que la seguridad es un problema de percepción; de hecho, cree tanto en su premisa que en uno de los fines de semana más violentos de su gobierno, en el que 18 personas fueron asesinadas, el flamante gobernador se encontraba en Sinaloa jugando golf. Por si no fuera suficiente, para trasladarse contrató los servicios de Gustavo Boy, ex proveedor de servicios de César Duarte; para hacer el viaje Corral tuvo que desembolsar 43 mil pesos, aunque comenta que solo en esa ocasión se dio el “lujo”.
Sin embargo, si se le pregunta al mandatario, lo más probable es que comente que se trata de una campaña de desprestigio a su administración, dado que esta no ha dado contratos millonarios a empresas para que construyan una imagen de su estado; y es que para eso tiene el suplemento Cambio 16, al que ha otorgado un presupuesto de 12 mdp anuales, además de, en tan solo ocho meses, al menos 23 gacetillas contabilizadas por la mesa de redacción de Etcétera. Desde el comienzo de su administración él ha comentado que impulsará una ley de transparencia que regule el gasto en publicidad, y que este solo se hará en función de las necesidades del gobierno en beneficio de sus gobernados; no obstante, aún estamos a la espera de dicha ley.
Por otro lado, las relaciones de Corral con la prensa han sido, por decirlo de manera demasiado amable, tensas. Desde el inicio de su administración, periodistas del estado han comentado que existe una campaña de hostigamiento y entorpecimiento de sus labores; de hecho, hace unos meses se filtró una lista de los periodistas “de cuidado” para la administración panista. Aunque se deslindó al gobernador de su elaboración y se hizo la aclaración de que esta fue hecha a petición de Hugo Almada, titular de Comunicación Social de la Subsecretaría de Desarrollo Social, y que dicha lista no expresaba la postura del gobierno ante los reporteros, bien dicen que cuando el río suena agua lleva. Este no es un fenómeno aislado; de hecho, en mayo circuló un video donde el jefe de escoltas del gobernador reta “de hombre a hombre” a un reportero que defiende a una de sus colegas ante los malos tratos del “Capi” Escamilla. Por otro lado, fue en Chihuahua donde ocurrió el asesinato de la colaboradora de La Jornada Miroslava Breach; el caso sigue abierto y es también en esta entidad donde se extinguió el diario “El Norte”. Mientras tanto el gobernador se dedica a dar declaraciones a los medios con tono tutelar exhortándolos a tratar la información de manera “adecuada”; por ejemplo, al hablar de los 28 familiares en algún grado que trabajan en la administración chihuahuense. Porque según él, no hay que confundir las cosas: el nepotismo es una figura distinta a lo que pasa en su administración, o a lo mejor una cosa de percepción, como la seguridad.
El caso de Javier Corral es similar al de otras figuras políticas: él es el bueno y los demás son los malos, y a los malos no hay que permitirles estar. Por ello, cuando alguien disiente de su posición, él prefiere bloquear esos comentarios, como por ejemplo sucedió con la cuenta de Twitter de Etcétera, casa en la que también trabajó hace unos años aunque hoy prefiera omitir este dato.
Aún no va ni un año de su administración y así están las cosas. ¿Será que tan rápido se le olvidó lo que prometió? Así como se le olvidó su postura ante Carlos Slim, de quien, según lo que reveló Anonymous, recibió 10 millones de pesos. ¿Será tan mala su memoria? Eso explicaría cómo fue que no recordaba la deuda que contrajo con Televisa en su anterior intento para obtener la gubernatura en 2004. Habrá que esperar y ver si las cosas mejoran en Chihuahua, porque hoy los índices no hablan nada bien de la administración panista.
Impunidad, falta de seguridad y desbandada del gabinete
Ahora hablemos del Bronco, el primer gobernador en lo que va de este siglo que ganó unas elecciones estatales por la vía independiente. Su caso es el de un “ciudadano” como usted y como yo, solo que él militó 33 años en el PRI y ostentó el cargo de Presidente Municipal de García, Nuevo León, como abanderado del tricolor. Pero de ahí en fuera es exactamente como usted y como yo.
El caso es que la administración del Bronco se enfrentó desde el primer momento a un fuerte impedimento: que no haya nadie en la legislación de su estado que apoye de manera orgánica sus iniciativas al ser independiente. Por otro lado, en lo que va de su administración, 23 de sus colaboradores de primer y segundo nivel han renunciado. ¿Qué es lo que se siente dentro del gobierno estatal que tantos de sus colaboradores se van? ¿Será que el barco se está inundando?
Puede que la desbandada de colaboradores tenga que ver con el carácter del mandatario, ese mismo que le gustó a la ciudadanía y que lo hizo gobernador. Lo cierto es que, entre sus colaboradores, algunos han renunciado por escándalos como el colcha gate y también para perseguir sus propios proyectos políticos, como es el caso de Lorenia Canavati.
Pero eso no es todo lo que ha sucedido; otro de los grandes problemas del “Bronco” es interno, muy interno, y se trata de su percepción y sus declaraciones que han despertado las alarmas de la Comisión Estatal de Derechos Humanos de Nuevo León, misma que lo ha exhortado a cuidar su lenguaje, pues ha resultado ofensivo contra la comunidad LGBT y también contra las “niñas gordas”, a quienes, según el gobernador, “nadie las quiere”.
Al igual que Corral, seguramente el gobernador dirá que los medios están tratando de moldear la percepción de la gente y que mejor se informen en Facebook o que laven su camioneta con los periódicos como él suele hacerlo. Quizás por hacer eso no ha leído que en el estado que él gobierna los índices de delincuencia se han incrementado drásticamente: de ocupar la posición 18 en el estudio Índice de Paz México 2015, cayó al puesto 25 en el mismo estudio del año 2016.
Los datos ahí están; habrá que tenerlos en cuenta a la hora de ejercer el derecho a la democracia, ya que, a mi parecer, estos personajes no se hacen a sí mismos, sino que son las necesidades sociales las que los moldean, de ahí sus propuestas y plataformas. La pregunta es entonces: ¿qué detectarán en el grueso de la población para ser como son?