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La burla, el empecinamiento y la contumacia caracterizan la postura que el presidente López Obrador y su gobierno asumen frente a la ley. La reincidencia lo califica sobradamente como violador serial de la Constitución. Una reciente sentencia del Tribunal electoral federal, adoptada el 28 de febrero de 2024, lo señala como infractor electoral. Se confirmó, como sucede con más de 30 sentencias firmes dictadas en otros casos, que incurrió en infracciones tales como la promoción personalizada, el uso indebido de recursos públicos y la vulneración a los principios de imparcialidad, neutralidad y equidad en la contienda.

El inquilino de Palacio Nacional viola repetidamente los artículos 41 y 134 de la Constitución, como ocurrió en los casos servidores de la nación, eventos de celebración de cada aniversario de su triunfo electoral, el tinte proselitista de los programas sociales, su descarado apoyo a las candidaturas de Morena en elecciones locales y en las federales de 2021, el destape de sus corcholatas, los ataques furibundos contra la oposición y, particularmente, contra la candidata presidencial Xóchitl Gálvez.

Pero, además de las infracciones electorales, en otras materias también vulnera docenas de artículos constitucionales con sus políticas de militarización, desabasto de medicamentos, austericidio, desvío de recursos para sus obras de relumbrón, ecocidio contra la selva maya, violación de la autonomía del Poder Judicial, desacato a amparos otorgados por jueces federales, violación de la privacidad de los datos personales (como ocurrió recientemente con las personas acreditadas para asistir a sus conferencias de prensa y con la reportera Natalie Kitroeff, del periódico The New York Times) y un largo etcétera.

Originalmente, la denominación de violador serial de la Constitución la utilizó este opinador en un artículo reproducido en el portal San Diego Red de California el 15 de enero de 2020. En este se hizo referencia a Jaime Bonilla, entonces gobernador de Baja California quien, en su breve mandato, no cesó de conducirse contra la normatividad y hasta intentó reelegirse (en este último lance fue alentado por Olga Sánchez Cordero, cuando era Secretaria de Gobernación, y por la entonces presidenta de Morena, Yeidkol Polevsky). 

En octubre de 2021 titulé así mi columna semanal en etcétera para denunciar la contumacia de López Obrador. De entonces para acá, el inquilino de Palacio Nacional no ha hecho sino engrosar su expediente de infracciones, por lo que se justifica el que se califique su conducta como la de un violador serial de la Constitución.

La más reciente evidencia de ello quedó asentada en la sentencia SUP-REP-039/2024 de la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación. Aprobada por unanimidad de los magistrados el pasado miércoles, en la misma se confirmó la sentencia de la Sala Regional Especializada sobre el evento ““5º aniversario del triunfo democrático del pueblo de México”, en el que López Obrador se dedicó al proselitismo en favor de su partido y a la denostación de los partidos de oposición. Incurrió, dice la sentencia, en su autopromoción, el desvío de recursos públicos y la vulneración de los principios que debe observar la administración pública.

Inconforme con esa primera resolución, AMLO la impugnó aduciendo que no fue exhaustiva, que no estaba bien fundamentada ni motivada y que no existen pruebas suficientes para tener por acreditadas las infracciones. La Sala Superior le dio palo a la impugnación presidencial, pues sus integrantes determinaron unánimemente que las infracciones sí están acreditadas y que el presidente de la República incurrió en ellas al emitir un mensaje proselitista que va en perjuicio de la equidad en la competencia electoral de 2024. Además, hizo uso indebido de su cargo y de recursos públicos para atacar a otros partidos políticos.

Habida cuenta de que AMLO muestra desesperación por la anémica campaña de su corcholata y por el crecimiento de la candidatura opositora y sus xochilovers, es de esperarse que su expediente de transgresor se engorde con más y más sentencias.

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