La sorpresiva renuncia de Carlos Urzúa como secretario de Hacienda, a tan sólo siete meses de haber llegado al poder, cimbró a los mercados. El tipo de cambio bajó 40 centavos en 15 minutos. No era para menos: Urzúa había mantenido la estabilidad y su compromiso era alcanzar un superávit primario de 1% del PIB para 2019, en un gobierno nuevo, de izquierda, donde la duda era si López Obrador iba a endeudarse o no. Urzúa garantizó que no habría sobreendeudamiento.
A Urzúa lo sucederá Arturo Herrera, quien ya era subsecretario en Hacienda. La llegada de Herrera devolvió la confianza a los mercados. Herrera, como Urzúa, está convencido de mantener disciplina fiscal y sacar adelante a Pemex para impedir que la crisis financiera de la petrolera se traduzca en una crisis financiera nacional.
Herrera tiene reconocimiento de los inversionistas. Al igual que Urzúa, fue secretario de finanzas de la Ciudad de México cuando López Obrador fungió como jefe de Gobierno capitalino. Herrera, como subsecretario, tejió en los últimos meses redes de acercamiento con los sectores bancario, bursátil y asegurador.
DE LA UAM; EQUIPO COLMEX SE MANTIENE
Arturo Herrera será el primer secretario de Hacienda que estudió licenciatura en la UAM, la Universidad Autónoma de México. Su maestría la hizo en el Colegio de México. De hecho, en Hacienda se mantiene el equipo del Colmex, entre quienes destacan dos mujeres: Raquel Buenrostro (oficial mayor) y Victoria Rodríguez (subsecretaria de Egresos). Es decir, el equipo del Colmex de Urzúa, se mantiene.
Y precisamente de ese equipo es donde llama la atención lo dicho por Urzúa, cuando en su carta de renuncia al presidente López Obrador, acusa de que hay quienes, en el gabinete de AMLO, teniendo un patente conflicto de interés, imponen funcionarios.
ALFONSO ROMO Y ROCÍO NAHLE, ¿LOS DE LA CARTA DE URZÚA?
Es sabido que Alfonso Romo, jefe de la Oficina de la Presidencia, puso dos alfiles en la Secretaría de Hacienda.
Por un lado, a Eugenio Nájera, actual director de Nafin-Bancomex, que ni se fusionan ni funcionan. Y a Margarita Ríos-Farjat, jefa del SAT, que sí tiene entendimiento fiscal y ha sido bien recibida por Hacienda.
Además, hay otro dato. Urzúa, en su carta de renuncia, también se inconforma con la toma de decisiones de política pública sin el suficiente sustento. Es conocido que Hacienda ha tenido que salvar a Pemex en varias ocasiones, impidiendo que Pemex caiga en un incumplimiento de pagos, y aun así, las calificadoras revisan con lupa lo que Pemex hace.
Para nadie es sorpresa que Rocío Nahle, secretaria de Energía, busca un Pemex que realice todas las actividades, solo, sin inversión privada, y ello arriesga las finanzas públicas al ser la petrolera más endeudada del mundo y vivir sus peores momentos de exploración petrolera.
Ahí están las divisiones de un gabinete que, por un lado, tiene a los moderados, como Urzúa o Herrera, y por otro, a los más radicales, como Nahle. El problema es si este gabinete dividido puede poner en riesgo financiero al país.
Este artículo fue publicado en Excélsior el 10 de julio de 2019, agradecemos a José Yuste su autorización para publicarlo en nuestra página.