Voces ciudadanas: defendiendo la libertad de expresión en la era democrática

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En una sociedad moderna como la nuestra, la libertad emerge como el pigmento esencial que da color y vida a nuestras interacciones diarias. No es sólo un derecho, sino el cimiento sobre el cual se erige la esencia misma de la democracia y la autenticidad individual. La libertad, en su forma más pura, actúa como un faro que ilumina el camino hacia la autodeterminación, la diversidad de pensamiento y la construcción colectiva de un mundo más justo. En este contexto, defender nuestro derecho a la libertad no es solo un deber ciudadano, sino un compromiso con la preservación de la esencia misma de la humanidad, donde cada palabra pronunciada y cada pensamiento expresado contribuyen a forjar una sociedad libre y en constante evolución.

En México, un país que padece de un gobierno autoritario, la defensa de la libertad de expresión es crucial ya que esta libertad sirve como salvaguarda contra la opresión y a la vez permite que la sociedad tenga una voz independiente. En la medida que protejamos esta libertad fomentamos la diversidad de opiniones, impulsamos la transparencia gubernamental y fortalecemos la participación ciudadana, elementos fundamentales para preservar una sociedad libre y democrática.

La semana pasada viví una experiencia desconcertante que entrelaza las redes sociales con el poder político.

El presidente López Obrador me mencionó en su mañanera. Lo hizo por atreverme yo a cuestionar su gestión en un simple tweet en mi cuenta de X. Escribí unas cuantas líneas a propósito de la reforma a las pensiones y sugerí

que el presidente “se quiere robar la lana de nuestros ahorros”; es decir, que en mi opinión, el presidente querría quedarse con el dinero de las cuentas individuales. Realmente el tweet carece de importancia porque su contenido no es revelador per se; sin embargo, a AMLO le sirve para su narrativa diaria en la que él es la víctima eterna de los conservadores. Me acusó de estar patrocinada y lógicamente aseguró no ser corrupto y mucho menos ladrón.

Me interesa reflexionar sobre las dos caras de este episodio ya que este hecho no solo pone de manifiesto el poder de la expresión ciudadana en las redes sociales sino también la determinación de López Obrador de utilizar su posición para amedrentar a los ciudadanos y desviar la atención.

Ahora sabemos que existe intersección entre la crítica ciudadana y la respuesta autoritaria.

Afirmar que ejercer la libertad de expresión en México es una actividad de alto riego, es correcto. Sabemos que en el gobierno de la 4T tanto periodistas como activistas de DDHH han enfrentado, como nunca antes, censura y condiciones extremas de inseguridad laboral y social para ejercer su derecho a informar. Por eso mismo es

imperativo reforzar que sin libertad de expresión no podrá existir una auténtica sociedad libre y bien informada.

De cara a las elecciones 2024 y ante la propuesta de la continuidad que equivaldría a la instauración de un nuevo Maximato que retrasará, aún más, las manecillas del reloj de nuestra historia, la defensa de las posturas políticas por parte de un ciudadano común se convierte en un acto esencial para la preservación de la democracia.

La participación activa en procesos electorales y la movilización en plataformas digitales, son dos sencillas formas en las que cualquier ciudadano puede fortalecer sus convicciones políticas.

En mi caso personal he trabajado para mantenerme informada sobre los asuntos políticos que marcan el día a día con el fin de fortalecer mis argumentos y así participar de manera más efectiva en diferentes conversaciones. También he tratado de fomentar un entorno de discusión respetuosa y constructiva, tanto en mi cuenta de X como en persona ya que casi en automático se construye un diálogo más enriquecedor.

En estos cinco años de participar asiduamente en redes sociales, he valorado la importancia de compartir información relevante y participar en conversaciones significativas. De igual manera he tomado conciencia sobre el daño que causa cuando en aras de opinar me hago parte de la desinformación o por el contrario, cuando con una actitud positiva provoco un entorno digital más educado y crítico.

En diferentes ocasiones,

Article 19 se ha pronunciado sobre la gravedad de que el presidente descalifique medios, periodistas o ciudadanos por el simple hecho de pensar diferente. “Con el tiempo la conferencia de prensa mañanera se ha alejado de un verdadero espacio informativo, de transparencia y rendición de cuentas; convirtiéndose en uno donde se concentra y posiciona agenda a cualquier costo, incluso sacrificando la verdad sobre la acción gubernamental”.

Advierten, además, del deseo presidencial de ser la única voz que se escuche en la arena pública y que sea secundada por sus propagandistas.

En el tejido mismo de una sociedad que aún ahora se presume democrática, la defensa incansable de la libertad de expresión por parte de sus ciudadanos se convierte en un acto de profundo significado.

Más allá de ser un simple derecho, se erige como la columna vertebral que sostiene los cimientos de la autenticidad, la diversidad y la participación ciudadana. Al alzar la voz en contra de la opresión y desafiar las limitaciones impuestas por este gobierno represor, cada ciudadano se convierte en un gran defensor de la libertad.

En este compromiso colectivo, se forja una sociedad que valora y celebra la multiplicidad de pensamientos, permitiendo que las ideas florezcan sin temor.

Así, al defender nuestra libertad de expresión, no solo salvaguardamos un derecho fundamental, sino que también preservamos la esencia misma de una sociedad libre y consciente de su poder para dar forma al destino colectivo.

En cada palabra pronunciada y en cada pensamiento expresado, reside el potencial transformador que impulsa hacia adelante la rueda de la libertad, recordándonos que, en última instancia, la voz del individuo es el latido mismo de la democracia.

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