Xóchitl Gálvez: “la pendejié”, parte quince 

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A un mes y doce días de la campaña presidencial ha quedado de manifiesto que la mayor fortaleza de Xóchitl Gálvez candidata es el lastre de ineptitud, corrupción y crímenes que pesan sobre Claudia Sheinbaum y esa es una pésima noticia. 

Por más oscura y farsante que sea Sheinbaum, por más que sea evidente su sumisión al presidente y el recuento de sus mentiras pueda llenar muchos libros, eso no basta para vencerla en las urnas, debido a que Xóchitl Gálvez no contiende contra ella o no sólo contra ella: se enfrenta al poder de todo el Estado. 

Pero eso no es lo peor. Lo peor es que, siendo evidente lo anterior, Xóchitl no aprovecha este flanco como debe, con la contundencia que podría y de manera sostenida. Y cuando llega a hacerlo, viene una equivocación que borra su avance.  

Una buena parte de la campaña de Xóchitl se ha usado en hacer control de daños, como ayer, que tuvo que salir a explicar que cuando dijo que si a los 60 años no has hecho un patrimonio “estás bien güey” no lo dijo en general, sino dirigido a Claudia Sheinbaum.  

No hay vuelta de hoja: estuvo mal expresado, muy mal expresado y le volteamos la tortilla: no diremos que está “güey” pero sí que es incomprensible que a los 60 años una política de larga trayectoria no piense antes de hablar y no calcule todas las implicaciones de una frase tan delicada. 

De acuerdo a la más reciente medición de México Elige, Xóchitl Gálvez está a 6.2% de distancia de Claudia en intención de voto. Ha ido cerrando brecha y eso sin duda es alentador para sus seguidores y para quienes esperamos que la 4T no construya un “segundo piso”. 

Pero esa misma medición, publicada hace unos días y correspondiente a abril, también tiene un dato preocupante: en posicionamiento (es decir, en conocimiento y recordación entre la población), Xóchitl Gálvez ocupa el cuarto lugar nacional, mientras que Claudia Sheinbaum ocupa el primero, por encima incluso del propio AMLO. 

En segundo lugar está el presidente y en tercero, asombrosamente, Beatriz Gutiérrez Müller. En el peor de los escenarios, Xóchitl debería ser el segundo personaje más posicionado de la vida política. Esto, sin duda es una bandera roja para Xóchitl y su equipo.  

Si a esto se suma que una buena parte (sin cuantificar, pues no existen análisis) de la presencia en redes y medios de Xóchitl Gálvez consiste en videos y memes sobre sus errores, la situación no es prometedora. 

Sí, Xóchitl va cerrando brecha. Sí, la ciudadanía tiene claro que Sheinbaum es peor, que es la continuidad del desastre de la llamada cuarta transformación. Pero aunque se ha acercado, no ha rebasado y los continuos errores, que son muchos y muy graves, no le han construido una imagen sólida, positiva y contundente, pues aún se proyecta como la señora de las buenas ocurrencias y las pendejeadas que hay que salir a aclarar. 

Recordemos:  

1.- Cuando etcétera analizó su trabajo de titulación y en un primer momento encontró seis ejemplos de plagio, Xóchitl admitió únicamente esos mismos seis errores y lo hizo muy a fuerzas. 

2.- Pero cuando etcétera terminó el análisis del trabajo de titulación y encontró que había 38 plagios, Xóchitl salió a decir “la pendejié”. A posteriori, hizo un control de daños de cierta eficacia al ofrecer aceptar lo que a UNAM determinara sobre su título. 

3.-  El dicho de este jueves 11 de abril, de que si a los 60 años no has construido un patrimonio estás bien güey es un error inexcusable. ¿Tan difícil era decir lo que dijo después, con toda claridad? Muchas personas se sintieron ofendidas y el oficialismo, atento al error, difundió masivamente la frase. 

4.- Que se la viera sacarse el chicle o la pastilla de la boca y ponerla bajo la silla. El oficialismo aprovechó para apodarla, miserablemente, “Xochicles”. ¿No hay asesores que contemplen diversas eventualidades como esa? 

5.- El “lapsus mental” que tuvo en noviembre cuando dijo “hay muy malos priistas con los que yo no trabajaría como Bartlett, o como Alito, o como el exgobernador de Hidalgo, Fayad. Tenemos a una bola de oportunistas que están en un momento y brincan para otro”. Tuvo que salir a disculparse, lo que sin duda es loable, pero el recurso de aceptar el error y enmendar se desgasta rápido. 

6.- Otra de noviembre: cuando se le apagó el teleprompter y dijo “ya se me fue el discurso… voy a tener que improvisar”. Al otro día dijo que alguien cortó el cable, lo que provocó burlas por el “complot”. Sin duda fue un error menor, pero que hace más grande la masa de yerros y se aprovechó para presentarla como una mujer que no sabe pensar sola y le tienen que escribir las cosas. 

7.- Cuando en el primer debate presidencial puso la bandera al revés. Después, dijo que había sido a propósito, cuando su actitud durante el debate evidenció que ni siquiera notó el error. Si hubiera sido intencionado, sin duda lo hubiera dicho al momento de su mensaje final. 

8.- Que haya tenido que leer su mensaje final en el debate. Dio muy mala impresión en contraste con Claudia Sheinbaum, que cuando no está imitando el habla torpe del presidente se expresa con mucha coherencia. 

9.- La propuesta de campaña sobre los programas sociaes que le hizo al INE, con ejemplos gráficos que usaron el logotipo de la institución. Un gravísimo error que evidencia que en el equipo no hay que analice a cabalidad la ley, ni las implicaciones comunicativas de propuestas así.

10.- Un caso semejante: cuando Xóchitl pidió a sus seguidores que cuando pidieran café en una cafetería (no mencionó marcas) pidieran que en el vaso pusieran “Xóchitl” o una X. Ello llevó a que algún seguidor hiciera con inteligencia artificial una imagen del vaso de Starbucks con la leyenda “Xóchitl 2024”. La cadena de cafeterías salió a deslindarse de todo vínculo con la candidata opositora. Eso fue un duro golpe de imagen, pues se la acusó de querer colgarse de una marca poderosa y no por primera vez. No era cierto, pero la falta de cálculo le resultó contraproducente. 

11.- Cuando ante cada cuestionamiento su respuesta de cajón es su historia de esfuerzo personal. Ese recurso se desgastó pronto, es exceso conocido y reiterarlo no suma a su crecimiento. En el mismo sentido, decir que en su equipo no habrá “ni rateros ni pendejos ni huevones”, cuando ha sumado personajes impresentables que pueden caer en una o varias de esas categorías.

12.- Cuando a partir de que ella dijo que tenía “huevos”, sus seguidores generaron una imagen usando a la marca Bachoco y su famosa línea creativa para señalar que se trataba de “huevos a la mexicana”. La imagen mostraba un huevito vestido con huipil. Agrupaciones como Sociedad Civil México difundieron el gráfico. La marcha Bachoco se deslindó de la campaña. Otro golpe contundente a su imagen. 

13.- Un caso análogo: en septiembre de 2023, el PAN organizó un encuentro de mujeres con Xóchitl como invitada especial. Los ocurrentes organizadores construyeron un templete para tomarse fotos que simulaba una portada de la revisa Forbes, sin haber pedido permiso a la revista para usar su marca. Forbes salió a deslindarse del uso de su imagen. 

14.- Cuando mostró su agrado por el triunfo de Javier Milei en Argentina y dijo que su triunfo electoral era muestra de mejoría en América Latina. Cosechó durísimas críticas, debido a la filiación extremista de Milei. Tuvo que salir a hacer control de daños al decir que “todo mundo sabe que yo no soy ultraderechista”. 

15.- Cuando luego de toda una carrera política en que ha defendido el derecho de las mujeres al aborto libre dijo que no diría ya nada por “respeto” a los puntos de vista del PAN. Pero, en otros momentos ha dicho que ella no pertenece a ese partido ni tampoco a ningún otro y que es una mujer que piensa por sí misma.

 ¿Xóchitl tiene con qué corregir todas esas pifias? Considero que sí. Con todo y todo, ha demostrado que es diferente. Justamente, el que pueda reconocer errores la distancia años luz de su rival, la gran farsante. Pero no se puede vivir así. El recurso de aclarar y disculparse no es eterno.  Por otro lado, todos esos errores han diluido la recordación que la ciudadanía pueda tener de su propuesta.

Los errores tienen que parar.

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