Otro bello día en el vecindario: Torreón duele

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Tratamos de que el mundo tenga formas positivas de lidiar con los sentimientos.

… cualquier cosa humana es mencionable. Cualquier cosa mencionable es manejable

Mr. Rogers Otro bello día en el vecindario[1]

Dos balas

Hay dos balas que resuenan en mi mente, dos balas que se estremecen y nadie ha podido extirpar de mi memoria.

La primera fue en un taxi tras unas vacaciones en el bello Cancún. Uno no olvida las coordenadas que tatúan para siempre una herida; un taxi circulando por el periférico a la altura de Televisa San Ángel (como indicio lamentable de una postmodernidad espectacular que se nutre de la peripecia, del espectáculo) un 4 de enero. En el asiento delantero mi ex marido, en el trasero, mis hijas y yo. La mayor era cómplice de la tragedia, ya me parecía raro que hubiera pasado un vuelo completo si emitir una palabra. Todos cansados, un año nuevo difícil, las cosas en casa no iban muy bien para decir verdad, pero estábamos sanos, cada uno tenía sus proyectos y un calendario por estrenar.

Mi ex marido sin tapujos volteó desde el asiento delantero y me miró fijamente (supongo que pasó todo Viaducto, todo Periférico, ensayando ese ademán y buscando palabras; sé que volteó justo cuando se percató de que el diccionario entero no había confeccionado vocablos capaces de decir lo que había que anunciar antes de llegar al destino). Sólo dijo:

–Regina, tu sobrino se quitó la vida

No seguiré con la historia porque no se trata de mí. Este preludio es una forma de decir a los chicos de Torreón que no hay palabras ni razones para que su mundo se derrumbe. Lo siento de verdad y quisiera darles un abrazo, a los familiares de “Miss Mary”, a los padres del niño caído, a los abuelos y al padre del niño agresor, sin juicios, sin preguntas.

Es ahí donde duele la segunda bala, mi hermana nunca pero nunca logró superar dos balas: la pérdida de su niño de 16 años y ser señalada.

–Hermana vivo marcada por la letra escarlata. Cada lugar en el que entro todos me miran con suspicacia, nunca dejaré de ser la madre culpable.

Hoy una historia nos duele en todo México, un chico de Torreón de sexto año de primaria se despertó, suponemos que inspirado por un videojuego y por los tiroteos de Columbine, decidió marcar esa fecha como el fin de juego. Llegó a clases como era habitual. Sus calificaciones, nos relatan, eran destacadas y su comportamiento discreto; pidió permiso de ir al baño y se vistió para matar, y matarse.

Botín ideológico

Como maestra universitaria he pasado media vida trabajando con adolescentes, tratando de entender sus motivaciones, sus cambios generacionales, sus tiempos de atención, su mundo. No son un código fácil de descifrar, menos una adivinanza previsible, son organismos complejos, sujetos determinados por el contexto, sensibles al afecto, excitables ante la narrativa; seres en construcción en un mundo cada vez más rápido que les invita a crecer sin decirles muy bien cómo. Sin mostrarles con claridad que el límite de sus deseos es el dolor del otro.

Si algo me indigna es el poquísimo respeto que se tiene ante la aflicción humana. Ante la tragedia, prestos los ruines políticos salen a culpar al adversario; prestas las pseudo feministas se atreven a señalar la infame mano masculina. Por su parte el gobierno se cura en salud;  las escuelas privadas y públicas revisan sus agendas. Los amates de los videojuegos reivindican las bondades de sus vicios. Y todos los padres del país buscamos coartadas para pensar que eso nunca, pero nunca les pasará a nuestros hijos.

Así lo pensamos mi familia y yo una mañana de enero que se nos acabaron las excusas, las coartadas, las respuestas, y pasamos a ser una cifra más en la estadística de la desolación.

El dolor es el límite y en este país nos hemos acostumbrado a él. La peor manera de manejar las heridas es salir a denunciar y buscar culpables antes de atender la herida. Lamentablemente México se ha vuelto no sólo el paraíso de la impunidad, también la comarca de la indolencia y la irresponsabilidad. Como en el juego infantil de los quemados, cada actor, cada ciudadano, corre con un balón imaginario preñado de culpas para quemar al otro.

Una mañana de enero, cambió mi vida y marcó a mi familia para siempre. Otra mañana de enero, marcó a un país y lo marcó para siempre ¡Con los niños no!

A partir del episodio personal que como licencia me permití esbozar, me preocupa mucho el suicidio y la violencia. Cada día noto mayor tolerancia a esta última, al grado de que nos hemos hecho inmunes al dolor ajeno. Al parecer, nos afiliamos a una causa y olvidamos las demás. De ahí que me moleste que se justifique la violencia en nombre de cualquier causa o que se olvide que lejos de cualquier género, los seres sufrimos, hombres, mujeres koalas ó canguros en Australia. Se requiere un momento de piedad antes de señalar, antes de gritar quemados y lanzar el balón.

Adolescentes de cristal

Nos cuesta pensar (aunque la antropología, la mercadotecnia y la narrativa saben desde hace siempre) que las ideas y los comportamientos son contagiosos, así aprendemos, así nos conectamos, así nos civilizamos, así nos enfermamos. Virus como el de la obesidad que descreímos, un día nos alcanzaron, son la prueba. En México eso no pasa, decimos insistentes. Hasta que pasa.

El término de adolescentes de cristal lo leí en redes a partir del lamentable suicidio de la chica del ITAM. Eso sólo sucedía en países como Japón, solíamos decir. Lo cierto es que hoy hablamos de una generación que consideramos más frágil que las anteriores. Algo difícil de juzgar debido a la débil perspectiva y a la fuerte implicación como predecesores.

En Estados Unidos desde 2013, las lesiones mortales por arma de fuego son la segunda causa de mortandad en niños y adolescentes entre las edades de 14 a 17 años. Eso ha cambiado y la estadística crece de manera criminal. Los niños de secundaria y preparatoria ahora tienen más probabilidades de morir como resultado de una lesión por arma de fuego que por cualquier otra causa. Para más de la mitad de los estadounidenses de entre 1 y 19 años, las muertes relacionadas con armas de fuego desde 2017 son por homicidios. Y un 38% de este grupo de edad son suicidios. Esta nación ha tenido cerca de mil 500 tiroteos en escuelas desde 1970.

Por lo pronto las estadísticas nacionales sobre el crecimiento del suicidio hasta 2015 son apabullantes:

En el día Mundial del suicidio el periódico Excélsior publicó, a partir de datos del INEGI y la OMS, que en 2016 ocurrieron al menos mil 291 suicidios, posicionando al suicidio como la segunda causa de muerte en el grupo de edad entre 10 a 24 años y una de las principales causas de muerte entre los jóvenes a nivel mundial. El INEGI señala a los adolescentes como el grupo más vulnerable “…por problemas relacionados con la depresión, la ansiedad, daño neurológico, consumo de sustancias adictivas y problemáticas económica y familiar”.

Las ideas, las modas, las conductas no son un virus que se propaga con el agua contaminada, con el aire enrarecido; se contagian con la práctica, por el deseo de pertenencia, por el deseo mal encausado, como síntoma de una enfermedad, por los sentimientos mal entendidos. Por el puro y duro abandono. Por la sobreprotección y control, una forma de negación del ser que algunos padres presumen como atención. Por las mil y unas historias que nos contamos sin pensar.

¿Quién es sujeto de contagio? Difícil de saber, más complejo aún de prever. Y podemos instalar mil sistemas de mochila segura, vigilarnos todo el día, eso no garantiza un bello día en el vecindario.

Otro bello día en el vecindario

Ha resultado fácil culpar el consumo narrativo del chico de Torreón. Un videojuego en específico, su atuendo como uno de los agresores de la masacre de Columbine. Se señala su condición de niño que vivía con los abuelos carente de padre ¿Quién puede afirmar que éstas son las causas?, ¿quién puede negarlo? Lo cierto es que la interpretación a posteriori suena certera. No lo es, es oportunista e improvisada.

Conozco muchos amantes de videojuegos incapaces de hacer daño, huérfanos altruistas, una larga lista de personas lastimadas que por lo mismo son cautas con sí mismos y con sus semejantes. Eso no niega lo antes dicho, que sospecho que nuestras conductas son contagiosas y nuestras narrativas anestesian y alteran nuestras emociones cuando no nos damos el tiempo de pensarlas y comentarlas.

Como muestra la gráfica a continuación, parte del trabajo de Keith Hawton “Self-harm and suicide in adolescentsse juntan diversos factores para detonar la catástrofe: factores genéticos, actitudes personales como la impulsividad, una historia personal complicada, estar expuesto a los medios y a los métodos.

El mismo estudio nos propone un plan integral para remediar esta triste situación. Todas ellas tiene en común prestar atención al otro, validarlo, ni controlarlo ni vigilarlo.

Medidas poblacionalesMedidas para poblaciones en riesgoComprensión

Intervención

• Programas de capacitación psicológica y de bienestar en la escuela.

• Entrenamiento de guardianes (por ejemplo, maestros de escuela, compañeros, familiares)

• Detección para identificar a aquellos que podrían estar en riesgo.

• Restricción de acceso a los medios utilizados (armas) para autolesiones y suicidios.

• Mejora de los informes de los medios y la representación del comportamiento suicida.

• Fomento del comportamiento de búsqueda de ayuda.

• Campañas de sensibilización pública.

• Líneas de ayuda

• Fuentes de ayuda en Internet.

• Reducción del estigma asociado con problemas de salud mental y búsqueda de ayuda.

• Intervenciones psicosociales para adolescentes en riesgo de autolesión o suicidio (p. Ej., Adolescentes deprimidos, individuos maltratados, niños fugitivos)

• Detección de las personas en riesgo (por ejemplo, delincuentes juveniles).

• Intervenciones psicosociales para adolescentes que se han autolesionado.

• Intervenciones farmacoterapéuticas para adolescentes en riesgo de autolesión o suicidio.

 

• Mejora de la predicción del riesgo de suicidio en adolescentes.

• Desarrollar una mejor comprensión del significado (o significados) de autolesión al

individual y cómo se relaciona esto con el manejo clínico

• Identificación adicional de subtipos de individuos que se autolesionan, adaptando tratamientos en consecuencia

• Mejor comprensión de los factores asociados con los adolescentes

• Mejor comprensión de los grupos de suicidio o autolesiones y el contagio social.

• Mejor comprensión del efecto de los nuevos medios sobre la autolesión y el suicidio de los adolescentes.

 

• Desarrollo y evaluación de nuevas intervenciones psicosociales y farmacológicas que sean aceptables para los jóvenes para reducir el riesgo de autolesiones en los adolescentes (su repetición), suicidio y otros resultados.

• Desarrollo de intervenciones y estrategias innovadoras que disminuyan el estigma, promuevan la búsqueda de ayuda para adolescentes y mejoren la participación significativa con los servicios de salud.

• Mejora del acceso a una atención de salud mental de calidad, especialmente en personas de bajos ingresos y países de ingresos medios

• Mejor gestión de la vía de atención (cuidados posteriores) de los jóvenes vulnerables como se trasladan de servicios para niños o adolescentes a servicios para adultos

 

 

Prevención

  • Protección contra el efecto de los desafíos mundiales (p. Ej., Recesión económica) en la salud mental de los adolescentes.
  • Abordar el estigma de las enfermedades mentales y los problemas de salud mental.
  • Aprovechar los nuevos medios para promover la salud mental positiva y proteger a los jóvenes. de sus efectos nocivos (p. ej., sitios web pro suicidio).
  • Implementación de políticas para promover la restricción del acceso a los medios de suicidio, especialmente las armas de fuego y el almacenamiento más seguro de pesticidas en áreas rurales de países de bajos ingresos.
  • En el contexto de la austeridad mundial, la promoción e integración de políticas gubernamentales sobre suicidio y autolesiones en otros ámbitos de riesgo como el abuso de sustancias y la atención social.

Tomé prestado el título de una película de Tom Hanks porque el año pasado ésta y la película del “Joker” me removieron las dos balas aludidas.

Ambas cintas dibujan perfectamente la problemática de la desolación. La primera se analizó hasta el cansancio, la segunda es una película tal vez un poco cursi, de un personaje olvidado. Ésta última me sedujo por inocente, porque supone la antítesis del Joker fe; un profesor y conductor de televisión Fred Rogers que sospecha que lo más importante para la educación es enseñar a manejar las emociones y apreciar a nuestros semejantes. El Joker un personaje de cómic inexistente retrata a la perfección un ser maltratado y “roto”; Mr Rogers está inspirado en un personaje real que pasó 30 años de su vida buscando llegar y acompañar a los niños para que no se volvieran como el Joker. La primera narrativa nos muestra la herida, la segunda una cura posible.

Nada ganamos con llenar de culpas a los familiares; es ruín lo que se obtiene al acomodar el discurso para que una ideología o un grupo se adornen.

Un bello día en el vecindario me sugiere que nos hemos alejado del proyecto común que supone un vecindario donde todos contamos y, de algún modo, todos somos responsables. Hoy varios niños nos faltan y nadie nos los va a devolver. Esta vez no habrá marchas ni discursos, solo el silencio que en las conciencias grita:

¡Ni uno menos!


Referencias

Las muertes de la tristeza: las cifras del suicidio en México: https://www.excelsior.com.mx/nacional/las-muertes-de-la-tristeza-las-cifras-del-suicidio-en-mexico/1335558

US mass killings hit new high in 2019, most were shootings: https://apnews.com/4441ae68d14e61b64110db44f906af92

List of mass shootings in the United States in 2019: https://en.wikipedia.org/wiki/List_of_mass_shootings_in_the_United_States_in_201

The Facts on the US Children and Teens Killed by Firearms: https://sph.umich.edu/pursuit/2019posts/the-facts-on-the-us-children-and-teens-killed-by-firearms.html

Guilt and shame: experiences of parents of self-harming adolescents, GLENDA McDONALD, BSocSci, Journal of Child Health Care / Copyright © 2007 SAGE Publications Los Angeles, London, New Delhi and Singapore Vol 11(4) 298–310 DOI: 10.1177/1367493507082759

Suicide 1 Self-harm and suicide in adolescents, Keith Hawton, Kate E A Saunders, Rory C O’Connor www.thelancet.com Vol 379 June 23, 2012

[1] We are trying to get the world positive ways of dealing with our feelings.

…anything human is mentionable. Anything mentionable is manageable

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