Le llovió al doctor Hugo López-Gatell en su comparecencia ante la Junta de Coordinación Política del Senado.
Fueron dos horas de un “esfuerzo didáctico” —como generosamente lo llamó el senador Dante Delgado— por parte del vocero oficial de la pandemia covid-19, para demostrar que vamos aplanando la curva.
Una pieza por momentos cantinflesca que tuvo como respuesta la lambisconería acrítica de una mayoría de legisladores de Morena y los duros señalamientos de los opositores. Hasta mentiroso le dijeron.
El funcionario alternaba gráficas y palabras que se confundían y confundían para diluir estadísticas desfavorables a la estrategia contra el virus que el afamado doctor coordina, por obra y gracia del caudillo de México.
Al doctor López-Gatell, como le gusta que le digan, le bajaron los humos. Parecía haber olvidado que no estaba en una de las conferencias vespertinas en Palacio, sino ante senadores con tiempo para cuestionarlo.
Una, otra, y otra vez los opositores le hicieron fundados reclamos al subsecretario de Protección y Promoción de la Salud. El tema de la ausencia de pruebas generalizadas para cortar las cadenas de transmisión de covid-19 fue el más presente.
El mismísimo Ricardo Monreal, coordinador de la bancada de Morena, abrió con un dato que no le gusta escuchar al subsecretario.
Entre los países miembros de la OCDE, México ocupa el último lugar al aplicar 0.4 pruebas por cada mil habitantes, cuando la media está en 27.
“Se pudo haber generado un importante subregistro”, advirtió el zacatecano.
Las senadoras del PAN aparecieron en pantalla con tapabocas sobre los cuales se leía la palabra “pruebas”.
Pero López-Gatell sigue montado en su macho. No habrá pruebas masivas para rastrear contagiados. “Es inútil, costoso e inviable aplicarlas”, asegura.
En Wuhan, China, se hicieron 9 millones de pruebas en 15 días “¿Saben cuántos casos encontraron? Uno”, dijo.
A mi memoria vino el mensaje del director general de la OMS, Tedros Adhanom Ghebreyesus, en el sentido de que el aislamiento no basta para cortar la cadena de transmisión. Hay que hacer “pruebas, pruebas y pruebas”, dijo.
Busqué también en Google una nota que leí en marzo pasado, en el portal de El País, en la que Park Neung-hoo, ministro de Sanidad coreano, explicaba, ya para entonces, el éxito de su país en el combate al virus del siglo.
“A diferencia de otros países, donde sólo se hacen test a quienes tienen síntomas, hemos decidido realizarlos a todo el que haya estado en contacto directo con casos confirmados. En lugar de esperar que los pacientes vinieran, hemos ido a por ellos”, dijo.
En la comparecencia virtual no faltaron los reproches por la resistencia del doctor al uso de cubrebocas. Tampoco los cuestionamientos por el subregistro de casos.
De los subregistros justificó:
“Nadie sabe cuántos casos reales hay en su país. Esto no debe interpretarse como un fenómeno deliberado, de negligencia o incapacidad.
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