Es una imagen aterradora que dio la vuelta al mundo y fue clave para el avance de los derechos civiles en Estados Unidos.
En ella se ve el rostro de pánico de dos mujeres negras que nadan en una piscina mientras un hombre blanco arroja ácido al agua.
Fue tomada el 18 de julio de 1964 en un motel de la ciudad de San Agustín, en Florida.
De inmediato se convirtió en un símbolo de la segregación racial que durante décadas impidió que los negros compartieran los espacios públicos y privados con la población blanca en la mayoría de estados del sur estadounidense.
Este martes, más de medio siglo después de esa instantánea, los habitantes de Florida tienen la posibilidad de elegir al primer gobernador afoestadounidense de la historia de su estado.
Se trata de Andrew Gillum, el popular alcalde de la ciudad de Tallahassee quien, con una agenda claramente de izquierda, el pasado agosto se impuso contra todo pronóstico en las primarias del Partido Demócrata.
Declaraciones polémicas
Al día siguiente de su victoria, el viejo fantasma del racismo reapareció en Florida a raíz de unas declaraciones de Ron DeSantis, rival republicano de Gillum.
En una entrevista con la cadena conservadora Fox News, al referirse a las propuestas del candidato demócrata, DeSantis aseguró que “lo último que tenemos que hacer son monerías (“monkey this up”, en inglés) tratando de adoptar una agenda socialista con enormes aumentos de impuestos y llevando el estado a la bancarrota”.
De inmediato desde el Partido Demócrata condenaron las palabras de DeSantis, a quien acusaron de apelar al racismo de los votantes usando una expresión alusiva a los monos.
Pocos días después de esta polémica, algunos residentes de Florida empezaron a recibir llamadas telefónicas con un mensaje grabado en el que se escuchaba hablar a un hombre con un acento exagerado que se identificaba como Gillum y pedía el apoyo de los electores, mientras de fondo se oían sonidos de tambores y ruidos selváticos, como aullidos de simios.
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