Al iniciar diciembre de 2005 los medios de comunicación difundieron en vivo y directo la detención de una banda de secuestradores entre quienes destacó la ciudadana francesa Florence Cassez. Luego se supo que eso fue un montaje preparado por Genaro García Luna, entonces titular de la Agencia Federal de Investigación (AFI), institución y responsable que ese año recibieron el reconocimiento INNOVA por su “Investigación de Secuestro en Tiempo Real”.
Una imagen desastrosa
Por aquel tiempo varios periodistas perdieron su trabajo e incluso las relaciones entre México y Francia se vieron afectadas además de ser tema de debate en la Suprema Corte. Lo cierto es que hoy en día siguen presos la mujer y sus presuntos cómplices. Esto podemos verlo como preámbulo de lo que le esperaba en materia de comunicación al tema de seguridad bajo la presidencia de Felipe Calderón quien, pese al episodio, nombró a García Luna como Secretario de Seguridad Pública, instancia desde donde se gestó la nueva Policía Federal para la que se emplearon ciertas tácticas de posicionamiento con el fin de crearle buena imagen.
Desde esa intención vimos generarse, el 2 de junio de 2011, el “Día del Policía”, que es cuando se hizo pública la institucionalización del servicio civil de carrera policial. Ese día García Luna les llamó “Héroes de la Nación” a los policías federales y señaló: “Hace poco más de cuatro años era impensable que México contara con una policía profesional, con doctrina, mística y capacidad técnica para enfrentar al crimen y proteger a la comunidad”. Un autoelogio al ser él mismo parte de la corporación.
Otro punto de la estrategia de comunicación -motivada por lo relevante del tema y la presión social y mediática- fue designar a un vocero. La responsabilidad recayó en Alejandro Poiré, quien venía de la Subsecretaría de Población, Migración y Asuntos Religiosos de la Secretaría de Gobernación, nombrado el 19 de agosto de 2010 como Secretario Técnico del Consejo de Seguridad Nacional y del Gabinete de Seguridad Nacional. Poiré salió del cargo en septiembre de 2011 para hacerse de la dirección del CISEN, y dos meses después debido a la repentina muerte del encargado de la política interna del país, asumió la titularidad de Gobernación (fue el quinto responsable de ese despacho en la administración de Calderón). A su salida la vocería recayó en la responsable de la comunicación gubernamental Alejandra Sota.
Con la designación del vocero disminuyó notoriamente la presencia mediática del titular de Seguridad Pública, Genaro García Luna. Incluso en 2012 casi desapareció de la escena. Sólo hay registro de algunos discursos públicos como el del 28 de febrero al inaugurarse los Penales 2 y 3 de máxima seguridad del complejo penitenciario Noroeste, El Rincón, Nayarit; el 2 de junio por la celebración del Día del Policía Federal; el 2 de octubre en Hermosillo, Sonora por la inauguración del Centro Federal de Readaptación Social No. 11; o el 9 de octubre en Ocampo, Guanajuato, con motivo de la inauguración del Centro Federal de Readaptación Social No. 12.
Al ritmo de los medios
En el tema de la inseguridad hubo cuantiosos recursos en infraestructura, por ello nació el 17 de junio de 2008 el Centro de Mando de la Policía Federal ubicado en la delegación Iztapalapa de la Ciudad de México, igual que el aumento de los salarios de la Policía Federal de más del 45% entre 2006 y 2010, y que fue anunciado por el Presidente. Junto a ello hubo otros pasos que contemplaron, gracias a García Luna, el tiempo y el ritmo de los medios de comunicación, en particular los de la televisión.
Otro aspecto fue la incorporación de integrantes de la Policía Federal en el desfile del 16 de septiembre, donde antes solo participaban tropas del Ejército y la Marina. Se presentó desde 2010 hasta la fecha. Así se comunicaba que todas las fuerzas trabajaban como un equipo con el mismo objetivo, aunque también implicó una uniformidad que paso en el mismo nivel a las tres corporaciones, proyectando por igual en la lucha contra la delincuencia a la Marina Armada de México, la Policía Federal y el Ejército Mexicano, reforzada con el hecho de ver a los uniformados patrullar calles de ciudades como Acapulco, Tepic, Morelia o Matamoros.
Por eso no extrañó ver en los noticieros de mayor audiencia varias demostraciones de entrenamientos de equipos especiales en campos simulados que mostraron equipamiento y capacitación de los cuadros. Algunos salieron en el “Noticiero con Joaquín López-Dóriga” de Televisa, el 16 de agosto y el 24 de octubre de 2012, con notas de más de tres minutos, algo inusual para la dinámica del programa. Hubo otro en la prestigiosa cadena Discovery Channel, en el documental “Policía de Élite”, con un conductor (Chris Ryan) ataviado con el uniforme de la Policía Federal escenificando un secuestro de avión en marzo de 2012.
Sin duda la cuña que apretó los esfuerzos de comunicación e imagen de la Policía Federal tuvo uno de sus niveles más altos con el lanzamiento de la serie de televisión “El Equipo”, producida por Pedro Torres y difundida en Televisa. Con equipamiento de primer nivel, que incluía aeronaves y uniformes de la Policía Federal, actores como Alberto Estrella, Fabián Robles y Zuria Vega dieron vida a personajes que simulaban el acontecer de los trabajadores de la dependencia. La sinopsis del sitio web de la serie lo dice así: “El Equipo es una serie sobre el valor, el esfuerzo y el amor de un equipo de hombres y mujeres, Policías Federales, que cada día arriesgan su vida para proteger la nuestra. Ellos luchan, se sacrifican y se entregan por un compromiso: Que el bien siempre derrote al mal”. La serie duró 15 capítulos y fue transmitida del 9 al 27 de mayo de 2011.
A la par de esto fuimos viendo una práctica que se volvió común: las presentaciones de los detenidos en horarios que coincidían con los de alto rating en los noticieros matutinos o en su defecto, con el tiempo suficiente para entrar en los noticieros nocturnos. Son esas prácticas donde llevaban a los detenidos en el interior del vehículo conocido como “Rinoceronte”, donde descendían escoltados por elementos encapuchados, iban esposados y eran presentados ante los medios y la opinión pública, siendo acusados y de allí remitidos a las dependencias donde se decidían los siguientes pasos. Cuando eran órdenes de liberación ya no se hacía un aparatoso llamado mediático para decir, “a quien les presentamos hace unas horas o unos días pues ya quedó libre”. Por cierto, también es un grave problema de comunicación las cifras de detenidos porque hay que compararlas con las que señalan cuántos de ellos quedaron libres, sólo así se tendrá una medida justa para comprobar el éxito de la inteligencia, del trabajo de área de seguridad. (Al respecto, varios medios emprendieron su conteo propio, en respuesta al silencio de las autoridades, y cuando por fin hubo cifras oficiales, crecieron los números y la sorpresa).
Algo anduvo mal
Además, algunos estudios de opinión señalan a la policía como un cuerpo donde la corrupción es el pan de cada día, y de esa madeja viene el desprendimiento de los grados de confianza, por eso en temas de seguridad en últimas fechas vimos a la Marina tomar un papel protagónico. Esto tuvo su punto más alto en diciembre de 2009 en Cuernavaca, cuando tras diversas operaciones tácticas que duraron varios días, dio con el paradero de Arturo Beltrán Leyva, mejor conocido como “El Barbas”. Esa era la parte buena, sin embargo, se empañó por una fotografía que comenzó a circular en las redes sociales donde se apreciaba el cuerpo del narcotraficante abatido y cubierto de billetes de $500 pesos y de dólares. Así se empezó generar la percepción de que no se podría lograr un operativo sin que hubiera fallas. Esa foto degradó el acto heroico y de allí hubo una cadena de tribulaciones que comunicaban que algo andaba mal con todas las fuerzas de seguridad en México.
La credibilidad de la Marina, que era la que se estaba llevando los mayores logros y por ende los mejores resultados mediáticos, trastabilló cuando presentó, el 21 de junio de 2012, junto a la PGR (en el ritual característico del detenido a lado de los uniformados cubriéndose el rostro) a Alfredo Guzmán Salazar, el hijo del “Chapo” Guzmán. José Luis Vergara, vocero de la Marina comentó que fueron más de seis meses de arduo trabajo para capturar a quien lleva el alías de “El Gordo” o “El Alfredillo”, en Zapopan, Jalisco. Simbólico fue que en nuestro país esta persona no tenía orden de captura en su contra, sino que era una generada en Estados Unidos por lo que se detuvo. El caso dio un giro a los dos días, pues la misma PGR anunció que Alfredo no era hijo de “El Chapo” Guzmán, pese a que el día de su detención el mismo vocero de Marina presumió que se debió a “labores de inteligencia”. Eso echó abajo la credibilidad de las instituciones y el trabajo alrededor de la captura.
A partir de esa fecha cada presentación de detenidos por parte de la Marina (y fue expansivo para el resto de las corporaciones) hubo un discurso más cauteloso, con frases como “quien dice ser”. Cabe señalar que esta confusión colectiva, así como la mancha en todas las corporaciones ante la falla de alguna en particular, también es resultado de que comenzaron a enviarse boletines de prensa conjuntos donde se usó la figura de “Las Fuerzas Federales”, lo que provocó que entre el Ejército, la Marina y la Policía Federal, no hubiera distingos. Esto, más allá de las declaraciones del tipo “estamos cerca de atrapar al ‘Chapo’ Guzmán'” hechas por José Cuitláhuac Salinas, subprocurador de Investigación Especializada en Delincuencia Organizada en marzo de 2012, o que esa dependencia cambiara su nombre y por ende su siglas pasando de SIEDO a SEIDO. Y aparte de las varias fugas de reos, la administración de Calderón en los ámbitos de la comunicación y la seguridad será también recordada por el ambiente que golpeó de frente y de lleno a varios sectores de la sociedad, y que en esa misma medida hubo expresiones que marcaron la crítica hacia el sistema.
Lo anterior independientemente de los homenajes con honores hechos a los dos secretarios de Gobernación caídos en funciones, lo que, por cierto, hizo inevitable recordar el 3 de enero de 2007, cuando el Presidente se enfundó en una camisola militar para pasar revista de las tropas y hacerles tributo por igual a los militares, marinos y policías. (La imagen fue referencia de muchos caricaturistas). Esto contrasta a su vez con las varias menciones en los medios donde se anunciaban las detenciones de altos mandos militares ligados al narco, lo que hizo que el ciudadano recibiera múltiples mensajes en cuanto al tema de seguridad se refería. Y no todos ellos eran favorables.
La desolación
También es justo señalar que se crearon de manera urgente canales de comunicación y de acción para mejorar la dinámica gubernamental, como el 21 de agosto de 2008 en la Cumbre de Seguridad Nacional, cuya marca fue la frase del empresario Alejandro Martí “Señores, si piensan que la vara es muy alta, si piensan que es imposible hacerlo, si no pueden, renuncien, pero no sigan ocupando las oficinas de gobierno, no sigan recibiendo un sueldo por no hacer nada, que esto también es corrupción”. Ello, luego de perder a su hijo Fernando de tan sólo 14 años en manos de la violencia de México. Un tono similar ocurrió apenas unos días después, el 26 de noviembre del mismo 2008, cuando nos enteramos del secuestro de Silvia Vargas, hija de Nelson Vargas, titular de la Comisión Nacional del Deporte en el sexenio de Vicente Fox, y su inolvidable “Eso es no tener madre”.
Aquellas frases se suman a las imágenes de los encuentros con todo y beso del poeta Javier Sicilia a integrantes de diferentes esferas de gobierno incluyendo al Ejecutivo, una vez que el 28 de marzo del 2011 Sicilia se enterara (estaba fuera del país) del asesinato de su hijo Juan Francisco Sicilia Ortega, junto con seis personas más aparecidos en el interior de una camioneta. También comunican el grado de desolación que permea entre la sociedad civil las frases de Martí y Vargas, así como el Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, y la marcha que comenzó el 5 de abril de 2011 que emprendieran muchas víctimas de la inseguridad en México (un gran tramo fue encabezado por Sicilia y llegó a Estados Unidos).
Incluso queda en la memoria colectiva la firma del “Pacto Ciudadano de Juárez” (suscrito en Ciudad Juárez, Chihuahua) el 10 de junio de 2011, famosa en buena parte del sexenio por el calificativo de “más peligrosa de México”. Personajes de la vida social que participaron en ese acto fueron Raúl Vera, Julián LeBarón e Emilio Álvarez Icaza. Lo mismo el 23 de junio siguiente con los “Diálogos por la Paz en Castillo de Chapultepec”, evento donde el entonces titular de la SEP, Alonso Lujambio, así como la procuradora General de la República Maricela Morales, interacturaron con los invitados de la sociedad civil, no así García Luna quien según reportes periodísticos permaneció alejado de los invitados. Ello pese a que en su discurso del Día de la Policía Federal (2 de junio 2011) había dicho que “La Nación hoy cuenta con un gran patrimonio, que es una sociedad activa, que señala, exige y participa en la seguridad. Durante muchos años este activo no existió. Había indiferencia hacia los temas de seguridad. No se exigían mecanismos de medición y rendición de cuentas, lo que incrementó el deterioro de las instituciones de seguridad, y se perdió lo más valioso: el binomio sociedad-autoridad, imprescindible en un modelo de seguridad eficiente”.
¿Y el recuento de los muertos?
La contabilidad de los caídos sigue siendo incierta, ya lo dijimos. Los heridos que pasan a ser occisos ¿quién los cuenta? Los cuerpos que aparecen en fosas clandestinas ¿a qué contabilidad pasan, en que lista se acumulan? Este es un problema social, de seguridad pero también de comunicación. Si en la crisis no se tiene control de las cifras, el poder de la información, entonces no se sabe entrar a la dinámica de la inmediatez y la comunicación multidireccional, de las protestas sociales, los levantamientos y manifestaciones. Quizá por eso la culminación del sexenio no podía ser de otra forma sino con un escándalo en el tema de la comunicación y la seguridad, el broche de oro lo colocó la desaparición (notable que en las declaraciones oficiales no utilizan el término “robo”) del cuerpo de quien dicen era Heriberto Lazcano, alias “El Lazca”, líder principal del grupo conocido como “Los Zetas”.
El recuento comienza el lunes 15 de octubre de 2012 por la tarde-noche cuando la Secretaría de Marina filtra a los medios el trascendido de que todo hace indicar se ha capturado a “El Lazca”. Con ello alcanza espacios en los noticieros nocturnos del lunes y es portada en prácticamente todos los diarios el martes 16. Ese día comienza a saberse la historia, el poblado de Progreso en Coahuila cobra relevancia nacional, luego sigue la exhumación del cuerpo de un familiar del narcotraficante abatido, para comprobar que sí se trataba de “El Lazca”. Por cierto, al no aparecer el cuerpo, por muchas pruebas científicas e incluso fotográficas que haya, siempre quedará en la sociedad ese sentimiento de que escapó, de que sigue vivo, y que ahora vive mejor, pues las autoridades lo dan por abatido y ya no lo buscarán. En ese ritmo y en esa medida funciona la opinión pública, lo saben los encargados de la seguridad en la administración del presidente Calderón, en particular García Luna, a quien en muchos momentos el mandatario pareció proteger. Y en que para García Luna, autor de los libros ¿Por qué 1,661 corporaciones de policía no bastan? Pasado, Presente y Futuro de la Policía en México. (2006) y Para entender: El Nuevo Modelo de Seguridad para México (2011), en el tema de comunicación con respecto a la seguridad no siempre le resultó lo planeado, lo cual afectó a todos como sociedad.
En suma: buena parte del problema y de la solución es la comunicación, pero no siempre se actúa en consecuencia.
Autor
Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la UNAM y Máster con Comunicación Política y Corporativa por la Universidad de Navarra en España. Consultor en Consultores y Marketing Político SC.
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