La red y los horizontes de la democracia

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En las últimas tres décadas, la emergencia de las llamadas nuevas Tecnologías de la Información y la Comunicación (TIC) construyen nuevos escenarios de interacción dentro del campo político y social, al convertir a los ciudadanos en sus propios canales de comunicación y fragmentar la concentración de información dentro de los medios de comunicación tradicionales.

En la estructura social actual el uso de las TIC parece modificar las formas de participación civil dentro de la llamada “esfera pública” (Habermas, 1968). Hoy en día, a través de Internet y sus innovaciones, la tecnología permite a los usuarios conectarse a comunidades afines, emitir juicios, críticas y opiniones a través de distintas plataformas de expresión: blogs, foros, salas de charla, redes sociales, etcétera.

La participación civil en política a través de Internet está reconfigurando las fuerzas de poder entre el sistema tradicional del Estado-Nación y el modelo de democracia representativa en América Latina. Los movimientos sociales y de organizaciones no gubernamentales se registran dentro del marco jurídico establecido por el propio poder estatal y pueden llegar a desempeñar un rol importante en la defensa de los derechos que sostienen a las propias instituciones (Arato, 1996).

El conflicto que surge entre ambas fuerzas está determinado por un lado por la autonomía que genera el Estado a partir de su propia legitimación y la libertad que tiene el individuo como parte de una colectividad determinada (Beitz, 1999). El activismo a través de Internet (ciberactivismo) emerge de distintas formas y bajo determinadas circunstancias que deben ser comprendidas bajo la Teoría Política, las Teorías de la Comunicación y la Teoría de la Sociedad Red, a fin de establecer desde el trabajo científico cuáles son los cambios profundos que pueden o no existir en las estructuras políticas a partir de las demandas de la Sociedad Red.

La Sociedad Red o Network Society es un concepto utilizado dentro de la sociología para caracterizar a los fenómenos tecnológicos y sus impactos sobre la actividad humana, política, cultural, etcétera. Desde su apertura al uso social en 1993, Internet se convirtió en la columna vertebral de este cambio tecnológico. La definición del concepto abarca el uso de redes de comunicación por dispositivos tecnológicos para cambiar las estructuras sociales (Hiltz y Turoff, 1993), la generación de nueves estructuras y actividades humanas a partir de la electricidad (Castells, 1996, 2004) y la creación de comunidades digitales de convivencia laboral y personal (Wellman, 2001).

¿Hasta qué punto el desarrollo científico, generador de las nuevas tecnologías digitales que existen en la actualidad, está transformando la base cultural de la producción humana? ¿Es Internet la tecnología que proporciona en la actualidad a los usuarios el mayor grado de libertad en materia de opinión pública?

El origen de la red debe comprenderse como resultado de la aplicación de la ciencia. Tuvo como base la información y el conocimiento compartido por especialistas para desarrollar mejoras a las invenciones. Desde el Valle del Silicón hasta los laboratorios universitarios, el conocimiento abierto fue la semilla que permitió el nacimiento de Internet y sus innovaciones. La llamada “cultura hacker” es el principio de libertad que engendró la red (Himanen, 2002).

El liberalismo económico y el mismo Estado capitalista generó en parte el nacimiento del paradigma de la “Sociedad de la Información” o “Sociedad de la Información y el conocimiento”, donde el código abierto (open source), los programas libres (free software) y el intercambio sin lucro de las invenciones (Open content) permitió la construcción de Internet (Castells, 2001).

El uso tecnológico a través de la participación social dentro de los sistemas democráticos en América Latina y en parte del mundo, parece abrir nuevas posibilidades de investigación social sobre las transformaciones sociales que hoy vivimos.

El término democracia puede ser conceptualizado de diversas formas, desde el Contrato Social entre los ciudadanos y el Estado, de Thomas Hobbes hasta las nuevas nociones que conceptualizan a la igualdad como un fin ético de toda acción humana. En el mundo antiguo, un rasgo que caracterizó a la democracia fue la inclusión de las opiniones civiles en los espacios públicos y de decisión.

Dentro de la concepción del Estado libre, la democracia brinda a los ciudadanos la posibilidad de ser libres y participar en las decisiones que al ser aprobadas y convertidas en normas regularán las conductas de las mayorías. En esta libertad democrática, las decisiones de la mayoría no siempre son las correctas y pueden llegar a amenazar la libertad (Berlin, 1967). Por tal motivo en un Estado libre el individuo tiene la posibilidad de expresar sus opiniones políticas, asistir a reuniones colectivas o participar en cultos religiosos. El sistema político debe otorgar a los ciudadanos el poder de ejercicio político para el propio control del Estado.

Sin embargo, durante el último siglo, la presencia de los medios de comunicación de masas precipitó nuevas definiciones para el término democracia. Desde los primeros estudios funcionalistas sobre la comunicación que fueron realizados por la escuela norteamericana (Lasswell 1948; Katz y Lazarsfeld, 1955), se consideró a los medios de comunicación de masas como mecanismos que ejercían determinada influencia sobre las audiencias. Tal influencia también implica la construcción de ideologías y hábitos sociales.

A diferencia de la participación comunicativa en espacios físicos y comunitarios que caracterizaron la relación tradicional entre sociedad y Estado, los medios de comunicación de masas trasladaron la esfera pública a las pantallas, a las bocinas y a los medios impresos. Para Habermas el ciudadano mediatizado se convirtió en un consumidor de información y no en un actor participativo en los asuntos públicos. Las campañas para construir acuerdos -como ocurre en la mayor parte de los países durante los periodos electorales- parecen evitar la discusión de los temas de interés púbico.

Desde que en 1993 la tecnología de Internet fue liberada por su uso social, la red ha sido utilizada para todo tipo de fines individuales y grupales, incluyendo el uso político. Sin embargo, desde el año 2004 la red ofrece nuevas herramientas a los cibernautas que les permite construir sus propios contenidos, compartirlos en comunicación interpersonal, grupal o masificada.

El hecho de que las redes digitales reconstruyan nuevas redes sociales a partir de determinados intereses humanos, parece configurar nuevos escenarios de participación y manifestación civil. Desde el año 2009 se han registrado con mayor frecuencia en varios países de Europa, Medio Oriente y América, movilizaciones sociales contra resultados electorales, en defensa de reservas naturales, por los niveles de corrupción, inseguridad, etcétera.

Tal vez los ejemplos más claros sobre la participación social en determinados campos de interés público a través de Internet son más visibles en las revueltas de Medio Oriente, el 17 de diciembre de 2010 en Túnez y el 25 de enero de 2011 en Egipto. Pero las protestas civiles no solo ocurren en países árabes. En mayo de 2011 las principales plazas de las ciudades de España fueron escenarios de la movilización de miles de jóvenes, quienes se organizaron a través de Internet y el teléfono celular para exigir al sistema político-económico más fuentes de trabajo y mejores niveles de vida. Los “indignados” españoles anunciaron a principios de enero del año 2013, la creación del partido político “X” con el apoyo de miles de cibernautas, con la finalidad de defender la libertad en red y construir un “wiki-gobierno”, donde el poder se ejerza en colectividad y no a partir de élites privilegiadas.

En América Latina, como han sido los casos en Chile, Colombia, Argentina, Venezuela o México, también se han presentado movilizaciones sociales organizadas por las redes digitales.

En Chile durante los años 2011 y 2012, se registraron una serie de manifestaciones encabezadas por estudiantes universitarios y de secundaria. Las protestas se originaron en el mes de mayo como una medida de rechazo al modelo educativo donde solo el 25% del sistema es financiado por el Estado. La llamada “Primavera chilena” o el “Estudiantazo chileno” fue organizada en parte por los estudiantes conectados a Internet, utilizando redes sociales y teléfonos inalámbricos para comunicarse y compartir en tiempo real al resto de la comunidad los acontecimientos estaban ocurriendo. De las primeras protestas, fueron detonadas nuevas demandas por parte de diversos grupos sociales, incluyendo a los sindicatos.

En Argentina, desde 2011 se han presentado diversas inconformidades que van desde la exigencia de mejoras económicas hasta críticas al sistema político. Protestas sobre explotación minera, matanza de perros en Neuquén y violación a derechos laborales fueron temas expuestos en espacios de la red. En septiembre de 2012 miles de personas organizadas a través del portal Argentinos Indignados participaron en manifestaciones en contra del gobierno de Cristina Fernández, exigiendo mayor seguridad y libertad, así como un rechazo a la re-elección presidencial. Los “cacerolazos” transitaron de Internet a las plazas.

En México las movilizaciones sociales a través de la red no han tenido la misma penetración ni impacto que en otras partes del mundo, sin embargo ya existe un hilo conductor que logra evadir toda barrera de control: la red. Las movilizaciones registradas en los últimos años han estado vinculadas principalmente al contexto local del cibernauta, como sistemas de alerta y protestas callejeras en contra de la inseguridad.

Por ejemplo, durante las elecciones para renovar la Presidencia de la República en julio de 2012, Internet y sus innovaciones tecnológicas se convirtieron en un actor comunicativo para la manifestación política o doctrinal de temas vinculados con el concepto democracia. Jóvenes pertenecientes a las comunidades digitales, pasaron de las ideas expresadas mediante las nuevas tecnologías a la movilización real.

En América Latina y varias partes del mundo, hallazgos recientes establecen la relación entre dos variables que propiciaron la expansión de Internet: la educación y la conectividad. Es un hecho que la nueva tecnología mantiene un nivel de penetración superior a cualquier otro invento tecnológico-comunicativo previo.

En el planeta la red alcanza al 20% de la población: en 2012 más de 2 mil 200 millones de seres humanos tienen conexión a la red. De acuerdo a Internet World Stats los tres países con mayor número de internautas son China con 513 millones, Estados Unidos con 245 millones y Brasil con 79 millones. En cuanto a las regiones con mayor cantidad de usuarios, se encuentran Asia (44.8%), Europa (22.1%) y Norteamérica (12.0%).

En América Latina y el Caribe, según el último informe de la Unión Internacional de Telecomunicaciones (UIT), durante el año 2011 el porcentaje de usuarios de Internet mantuvo un crecimiento del 39%. Tendencias a la alza también se registraron en los hogares con acceso a la red (29%) y en el número de aquellos que cuentan con una computadora (36%). Durante el último año, Brasil fue el país latinoamericano que presentó el mayor incremento en el número de personas conectadas a Internet.

El promedio de la penetración del uso del teléfono celular en 2011 superó todas las metas en América Latina y el Caribe. De los 33 países que integran la región, al menos 20 registraron la existencia de más móviles que habitantes. Destacan los casos de Argentina, Chile, Ecuador, Guatemala, Panamá y Uruguay. En el último año más de 30 millones de latinoamericanos ingresaron a los servicios de celular, siendo Brasil el país líder en este rubro. Por lo que respeta a la banda ancha (envío simultáneo en Internet de datos a través de una determinada velocidad), en 11 países su penetración superó el 10%, cifra por encima del promedio mundial (8.5%).

En México, con una población de más de 113 millones de habitantes, en 2011 se tenían registrados 42 millones de usuarios de la red (alrededor del 36% de la población nacional) según la Asociación Mexicana de Internet (AMIPCI). La cifra que se incrementó en el último año a los 50 millones de internautas debido a la facilidad de conexión a través de los teléfonos inalámbricos. En México, 40 millones de usuarios pertenecen a una red social, predominando el uso de Facebook (97%), YouTube (81%) y Twitter (76%), entre otras plataformas digitales.

El impacto de las TIC puede medirse a partir de la usabilidad de la tecnología en forma global. Tan solo durante el último año aumentó el número de páginas de Internet de 88 a 95 millones, en tanto las páginas por país incrementaron a más de 87 millones en el último año según la empresa Royal Pigndom. En el caso de las redes sociales, por Facebook se comparten cada mes 30 mil millones de contenidos, son escritos 250 millones de tweets al día y vistos en la red más de dos mil millones de videos por YouTube.

Aun cuando en la época actual continúa el consumo comunicativo lineal que fue heredado por la imprenta a través del libro, la prensa, las revistas, así como una gran audiencia cautiva en la radio y la televisión, los “viejos” medios convergen en una estructura de hipermediación (Scolari, 2008), donde conviven técnica y narrativamente formas de comunicación análogas con nuevos entramados digitales.

La posibilidad que ofrece la red para que los usuarios diseñen sus propios contenidos y discursos, modificó la comunicación lineal, a un escenario más abierto y plural: la horizontalidad. Las nuevas tecnologías no solo colocan a las comunidades conectadas por seres humanos en nuevas esferas de interacción sobre asuntos públicos vinculados al campo de la política y la democracia, sino también para manifestar todo tipo de ideologías sobre diversos temas de interés individual o grupal. En su reciente visita a la Universidad del Norte de Colombia, Maxwell McCombs, teórico de la comunicación definió así el nuevo rol de sociedad conectada: “con Internet, la audiencia tiene cosas que decir”.

Contrario a los nuevos escenarios del ejercicio irrestricto de libertades políticas de la sociedad que proporciona Internet y sus innovaciones, aparecen todo tipo de iniciativas construidas desde el poder público y económico para minar las comunidades virtuales que representen peligros para los intereses cupulares. Aquí algunos ejemplos que se han presentado a inicios del año 2013 en diversas zonas del mundo:

• El gobierno de Corea del Norte arrancó un programa de control de los contenidos que circulan por Internet desde el interior del país y pueden afectar la imagen de sus “políticos”. El navegador Google ha sido bloqueado en reiteradas ocasiones por las autoridades coreanas.

• Otras administraciones pretenden censurar Internet con argumentos irrisorios como aquellos que culpan a la red de atentar contra el nacionalismo y las tradiciones. El general Esmail Ahmani Moghadam, anunció la intención del gobierno de Irán para utilizar un software de vigilancia de la red para evitar que los iraníes se “contaminen” con ideas extranjeras.

• También son promovidas en algunas partes del mundo mecanismos simbólicos de “prevención” a partir de la moral religiosa y las buenas costumbres. A principios de enero del presente año, en Kuwait un cibernauta fue condenado a dos años de cárcel por insultar a través de Twitter al emir, Sabah al Ahmed.

• El gobierno chino continúa viendo como una amenaza real toda crítica contra el partido político y los políticos en el poder. A principios del año 2013, la policía “cerro” el sitio web www.yhcqw.com, propiedad de la revista China a través del tiempo, luego de la publicación difundió un artículo donde se sugerían reformas políticas y cambios constitucionales como escalones para mejoras democráticas.

• La red social Facebook ha sido acusada por diversos investigadores, de colaborar con agencias policiacas y de espionaje de Estados Unidos, al proporcionar datos de la vida privada de aquellos cibernautas que sean vistos como “sospechosos”. El abanico de sospechas es tan vago y poco preciso que convierte a todos los usuarios de la popular red social en criminales en potencia.

• Algunas administraciones gubernamentales están prohibiendo a sus empleados el uso de redes sociales digitales bajo el argumento de pérdida de eficiencia laboral y económica. Tales son los casos de los ayuntamientos de San Luis Potosí y Chihuahua, en México. En tanto los gobernadores y diputados de dichas entidades, utilizan dichas redes sin censura alguna como mecanismos propagandísticos.

En la libertad de acción que tiene el ciudadano con relación al Estado democrático, las nuevas tecnologías pueden convertirse en una “arquitectura de libertad” como la llegó a definir Manuel Castells. Es decir, un punto de comunión entre los participantes que aspiran a un determinado fin colectivo, no individual. En varios países de América Latina, como fue el caso de las elecciones en México durante el año 2012 Internet jugó un papel relevante en la contienda electoral y política.

Al ser Internet una tecnología que permite la ubicuidad, esto proporciona al usuario la posibilidad de enviar y recibir mensajes por encima de los controles tradicionales de la información, representados en el campo de la comunicación masificada o social, en los medios de comunicación

tradicionales. Ante la aparición de grupos sociales confrontados ante distintos intereses que vulneran parte de sus luchas individuales o colectivas, se recrudece la tendencia actual del Estado y las esferas de poder, por intentar ejercer mecanismos coercitivos contra la libertad que ofrecen las nuevas tecnologías a la sociedad.

Referencias

1 Beitz, Charles (1999). Political Theory and International relations. Princenton University Press, New Jersey.

2 Berlin, Isaiah (1967). Dos conceptos de la libertad. Fondo de Cultura Económica, México.

3 Castells, Manuel (2004). The network society. Edward Elgar Publishing, Massachusetts.

4 Castells, Manuel (2001). La Galaxia Internet. Plaza & Janes, Barcelona.

5 Laswell, H. (1948). “The structure and function of communication society”, en L. Bryson (comp.), The communication of ideas. Harper, Nueva York, (citado en McQuail, 2001).

6 Habermas, Jürgen (1964). The structural transformation of the public sphere. Polity Press, Cambridge.

7 Himanen, Pekka (2002). La ética hacker y el espíritu de la era de la información. Destino, Bercelona.

8 Hine, Christine (2004). Etnografía Virtual. Editorial UOC, Barcelona.

9 Hobbes, Thomas (2003). Leviatan. Editorial Losada,

Argentina.

10 Katz, Elihu y Lazarsfeld, Paul (1955). Personal influence: the part played by people in the flow of mass communication. Transaction Publisher, New Jersey.

11 Kuhn S. Thomas (2004). La Estructura de las Revoluciones Científicas. Fondo de Cultura Económica, México.

12 Naughton, John (2003). A brief history of the future. The origins of the internet. Orion House, Phoenix.

13 Scolari, Carlos (2008). Hipermediaciones: elementos para una teoría de la comunicación digital interactiva. Gedisa, Barcelona.

14 Shannon, Claude (1984). “A Mathematical Theory of Communication”, en The Bell System Technical Journal, vol. 27, pp. 379-423.

15 Solow, Robert (1956). “A Contribution to the Theory of Economic Growth”, en Quarterly Journal of Economics, vol. 70, No. 1, pp. 65-94.

16 Turoff, Murray y Hiltz, Roxanne (1993). Network nation, revised edition: human communication via compute. The MIT Press, United States of America.

17 Winner, Landgon (1987). La ballena y el reactor. Editorial Gedisa, Barcelona.

18 Wellman, Barry (2001) “Physical Place and Cyber Place: The Rise of Networked Individualism”, en International Journal of Urban and Regional Research, vol. 25, pp. 227-52.

Autor

  • Sergio Octavio Contreras

    Doctor en Ciencia Política. Comunicólogo y master en sociedad de la información por la @UOCuniversitat. Profesor universitario. Consultor y conferencista en redes sociodigitales. Twitter: @Ciberpensador

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